Lo viejo nuevo
El Museo Oteiza recopila las peque?as esculturas que ?ngel Ferrant realiz¨® a partir de materiales que encontr¨® en sus paseos por la playa
En un texto de 1923 titulado El regionalismo en arte, ?ngel Ferrant (Madrid, 1890-1961) escribi¨® esta enigm¨¢tica frase: ¡°Si bien es verdad que existe un arte contempor¨¢neo, puede decirse que no existe un arte moderno¡±. Lo que el escultor buscaba era un arte acorde a su tiempo. Le¨ªdas desde nuestro presente, las categor¨ªas de lo ¡°contempor¨¢neo¡± y lo ¡°moderno¡± parecen trastocadas o invertidas. El ¨¦nfasis en la primera a expensas de la segunda suena ahora prof¨¦tico. Ferrant fue un artista moderno, precursor de la vanguardia espa?ola junto con Julio Gonz¨¢lez y Alberto S¨¢nchez. Desde la ventaja de la temporalidad hoy, la modernidad es el pasado y lo contempor¨¢neo sin¨®nimo de actualidad. Esta exposici¨®n cautiva cuando situamos sus formas en el contexto de un arte contempor¨¢neo obsesionado con una est¨¦tica de la modernidad que mitifica, y a la que ¨²nicamente puede acercarse a trav¨¦s de la referencia y la cita.
Ferrant fue un artista recolector, indagador de cachivaches que devienen in¨²tiles, maestro de la metamorfosis de la naturaleza
La exposici¨®n es hiper?espec¨ªfica y se centra en los Objetos hallados (1945-1950), peque?as esculturas realizadas a partir de materiales encontrados por el artista en sus paseos por la playa gallega de Fiobre: conchas, maderas, corcho, un anzuelo, n¨¢car, etc¨¦tera.
Ferrant fue un recolector, indagador de cachivaches que devienen in¨²tiles, maestro de la transformaci¨®n y metamorfosis de la naturaleza. Realiz¨® escultura con restos y crey¨® en la mutabilidad de formas que nacen para morir despu¨¦s. Fue tambi¨¦n un artista destructor de su propia obra, aunque estas y otras esculturas le sobrevivieron. Estas peque?as piezas conforman paisajes po¨¦ticos en su interrelaci¨®n y emocionan en su sencillez. La principal virtud de este artista reside en la fe (moderna) emancipadora de la forma. Confrontar esta obra con la escultura de hoy es un sano ejercicio comparativo. Pienso, por ejemplo, en la obra de la norteamericana Carol Bove y sus fragmentos naturales (maderas, piedras, conchas) insertados a la escultura.
Una de las tareas del Arte Nuevo fue renovar el viejo mundo de las cosas. Para Ferrant, al igual que para Oteiza, lo naciente era propio de culturas primitivas, megal¨ªticas. Otro punto de anclaje entre ambos artistas fue la educaci¨®n infantil (uno de los aspectos m¨¢s destacados en esta exposici¨®n). Para Walter Benjamin, la distinci¨®n entre juguete y juego era solo el comienzo de un an¨¢lisis m¨¢s profundo sobre la modernidad. Para ¨¦l los ni?os son seres art¨ªsticos que, al igual que los artistas, desarrollan una relaci¨®n con el mundo que excede la idea de simple utilidad y dominio. Es por ello por lo que el m¨¢s simple de los juguetes (un trozo de madera, un guijarro) les ofrece la mayor de las posibilidades de juego. Se dir¨ªa que el alem¨¢n estaba pensando en la pedagog¨ªa art¨ªstica de Ferrant.
De igual manera, en esta escultura sensible y diminuta planea una idea de totalidad o de relaciones de todo con todo. En 1957 escribi¨® que ¡°en el reino corp¨®reo, por lo menos, todo se parece a algo. Pero eso, mientras para unos ocasiona revelaci¨®n, para muchos resulta equ¨ªvoco desconcertante¡±. La escultura de ?ngel Ferrant puede parecer vieja, pero ?no hay mucha gente para quien todo esto es completamente nuevo?
¡®Mutaci¨®n po¨¦tica. Naturaleza viva en los objetos de ?ngel Ferrant 1945-1950¡¯. Museo Oteiza (Alzuza, Navarra). Hasta el 28 de mayo.
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