Portugal gana Eurovisi¨®n a golpe de modestia

Parece obvio que una victoria en Eurovisi¨®n no cura las profundas heridas de una crisis y de sus recortes, pero a Portugal al menos le basta para escapar por unos d¨ªas del sino informativo de los pa¨ªses peque?os: aparecer solo en el pelot¨®n de las malas noticias. Si en 2016 fue la Eurocopa de f¨²tbol, el s¨¢bado los lusos ganaron en Kiev (Ucrania) la edici¨®n n¨²mero 62 del concurso de la canci¨®n de Eurovisi¨®n con la canci¨®n Amar pelos dois, interpretada por Salvador Sobral.

No es un artista eurovisivo al uso, algo que ¨¦l mismo quiso subrayar al ser declarado vencedor: "Vivimos en un mundo de m¨²sica desechable, de m¨²sica de comida r¨¢pida. La m¨²sica no son fuegos artificiales, es sentimiento", declar¨® al coger el micr¨®fono, poco antes de volver a interpretar el tema junto a su autora, su hermana Lu¨ªsa.

Una bonita historia la de Salvador Sobral. Lisboeta de 27 a?os, se curti¨® cantando en el circuito tur¨ªstico de Mallorca y estudi¨® en el Taller de M¨²sics barcelon¨¦s. En 2009 particip¨® en una suerte de Operaci¨®n Triunfo y public¨® su primer ¨¢lbum en 2016, jazz-pop intimista cantado, sobre todo, en ingl¨¦s. Decidi¨® presentarse a Eurovisi¨®n a propuesta de su hermana, Lu¨ªsa Sobral, tambi¨¦n cantante. Dos d¨ªas antes de la final del concurso televisivo que le llevar¨ªa a Kiev tuvo que ser operado de una hernia.

La salud de Sobral ha sido un tema muy comentado dentro de fuera de Portugal, y su aspecto fr¨¢gil sobre el escenario (americana demasiado grande, movimientos no muy armoniosos) acab¨® siendo un a?adido de oro a la sencilla emotividad de la canci¨®n. M¨¢s que antigua, tiene aires de pieza cl¨¢sica, al estilo del ¨ªdolo de Sobral, Chet Baker, o incluso del brasile?o Jo?o Gilberto. No es nada rompedora, tal vez hasta se olvide r¨¢pido, pero resulta efectiva en su peque?ez.

Pese a esa modestia, a Sobral no le falt¨® motivaci¨®n ¨¦tica para lucir una camiseta con el lema "SOS refugees" ["ayuda para los refugiados] en la rueda de prensa posterior a su clasificaci¨®n en la semifinal, en la que pidi¨® un cambio en la pol¨ªtica europea hacia los refugiados.

En una suerte de juego de espejos ib¨¦rico, Espa?a qued¨® ¨²ltima. Nada m¨¢s acabar el festival, un trol manipul¨® la p¨¢gina "Espa?a en el festival de la canci¨®n de Eurovisi¨®n" en Wikipedia: empezaba con dos palabras en may¨²scula, "DA PENA". La actuaci¨®n de Manel Navarro iba, de hecho, camino de igualar la intrascendencia y el tedio de la propia composici¨®n, la veraniega Do It for Your Lover, hasta que emergi¨® un gallo largo, colosal de la garganta del catal¨¢n, y en un momento pretendidamente clim¨¢tico, para m¨¢s inri.

Unos 200 millones de personas ven Eurovisi¨®n -204 millones de audiencia en 2016- para sumergirse durante casi cuatro horas en una realidad alternativa de destellos, excesos, bases electr¨®nicas, baladas intensas, desvar¨ªos folkies, lentejuelas y desmelene est¨¦tico.

Dentro de un nivel medio algo pobre y repetitivo, destacaron actuaciones como la de Kristian Kostrov, un Justin Bieber b¨²lgaro de 17 a?os con un medio tiempo comercial que tiene el m¨¦rito de sonar actual, a 2017, y que acab¨® en una destacada segunda posici¨®n. El favorito durante los d¨ªas previos a la final, el italiano Francesco Gabbani, no consigui¨® enganchar con su particular estilo humor¨ªstico-filos¨®fico. Por su parte, otro de los que part¨ªan bien colocados, el sueco Robin Bengtsson qued¨® quinto, aunque Suecia ya hab¨ªa ganado Eurovisi¨®n a su manera antes incluso de celebrarse: casi un tercio de las 42 canciones presentadas al concurso tienen compositores o productores del pa¨ªs escandinavo, dato que refuerza su posici¨®n de mayor f¨¢brica de ¨¦xitos pop en Europa.

En los ¨²ltimos a?os, Eurovisi¨®n ha premiado precisamente latitudes n¨®rdicas (Suecia, Dinamarca) o de los confines orientales del continente (Ucrania, Azerbaiy¨¢n), pero el a?o que viene viajar¨¢ al Sur, a Lisboa, donde Salvador Sobral ejercer¨¢ de anfitri¨®n tras haber ganado el certamen a golpe de modestia.