T¨¢cticas de supervivencia
En tiempos de YouTube y Spotify, los libros especializados ayudan a recuperar la verdadera dimensi¨®n de artistas y movimientos musicales
Oigo decir que salen demasiados libros de m¨²sica. Si se refieren a la m¨²sica pop, responder¨ªa que tenemos demasiados libros poco fiables o nada ambiciosos. Un ejemplo: la extensa bibliograf¨ªa sobre Joaqu¨ªn Sabina prioriza al personaje sobre su obra. Felizmente, en el reciente Sabina. Sol y sombra (Efe Eme), su discograf¨ªa es aquilatada canci¨®n a canci¨®n. Estamos ante un tomo ¡°a favor de¡±, lo que no impide a su autor, Julio Valde¨®n, dinamitar de pasada algunos de los mitos fundacionales del sabinismo.
En la p¨¢gina 25 se cuestiona que lanzara un c¨®ctel molotov contra la sucursal de un banco en protesta contra el Proceso de Burgos (¡°Joaqu¨ªn tiene muchas virtudes, pero el coraje no est¨¢ entre ellas¡±, reflexiona un ¨ªntimo). Unas l¨ªneas m¨¢s adelante se sugiere pudorosamente que es imposible que el cantautor militante pudiera tener la revelaci¨®n del poder del rock viendo a los Stones en Hyde Park: ese concierto ocurri¨® un a?o antes de su fuga a Londres. Elemental, me dir¨¢n, pero nadie se hab¨ªa tomado el trabajo de comprobar esa y otras leyendas sabinianas. Que no disminuyen su grandeza, pero ayudan a entender su metodolog¨ªa.
En 'Sabina. Sol y sombra' estamos ante un tomo ¡°a favor de¡±, pero su autor, Julio Valde¨®n, dinamita algunos mitos fundacionales del sabinismo
Hay que tener un perverso sentido del humor para titular una autobiograf¨ªa A¨²n no estoy muerto (Aguilar). Pero eso ha sido parte de la coraza de Phil Collins, cuyo libro pretende reforzar su imagen de hombre bonach¨®n, asombrado de que la fortuna le vaya proporcionando las mejores cartas. Los primeros cap¨ªtulos constituyen un embriagador testimonio de la irrupci¨®n del pop en la sociedad brit¨¢nica, con la consiguiente ascensi¨®n de mozos laboriosos que estuvieron en los lugares oportunos y en los momentos justos: la entrada en Genesis, la oportunidad de relevar all¨ª a Peter Gabriel como cantante, su lanzamiento como solista, las ofertas para hacer cine.
Ya en los a?os noventa, todo descarrila. Cambios de pareja, serias dolencias, unos patinazos creativos tanto m¨¢s evidentes trat¨¢ndose de un m¨²sico multitarea que antes compatibilizaba sus principales obligaciones con proyectos paralelos (Brand X) y trabajos de producci¨®n (Clapton, John Martyn, Philip Bailey). Resulta chirriante que no comparta explicaciones, aparte de la perplejidad del qu¨¦-cosas-tiene-la-vida. Hasta que, en los agradecimientos, nos enteramos de que en la redacci¨®n del tomo ha intervenido un negro, el periodista Craig McLean. La sensaci¨®n de ocultamiento agria finalmente la jovialidad del texto.
Cierto que, si se buscan conclusiones rotundas, mejor acudir a un libro sobrio, como Cowboy Song. La biograf¨ªa autorizada de Philip Ly?nott (Es Pop Ediciones). Graeme Thomson evita la ret¨®rica tipo ¡°aquellos a los que aman los dioses mueren j¨®venes¡±, aunque la trayectoria de Lynott tiene dimensiones ¨¦picas: hijo ileg¨ªtimo y mestizo, criado por su abuela en una Irlanda que seguramente se merec¨ªa el t¨ªtulo del pa¨ªs m¨¢s retr¨®grado de toda la Europa Occidental. Sin ser un gran instrumentista, convirti¨® su capacidad de adaptaci¨®n en el pasaporte para salir de Dubl¨ªn, una ciudad que no exportaba m¨²sica rock hasta que Phil encontr¨® la ruta de salida, v¨ªa Londres.
Un libro que sabe a poco: 'C¨®mo escuchar jazz', de Ted Gioia, quien evita la terminolog¨ªa de especialistas y logra contagiarnos su entusiasmo
Seductor y carism¨¢tico, Lynott alcanz¨® el estrellato por casualidad (gracias a una versi¨®n improvisada de la melod¨ªa folcl¨®rica Whisky In The Jar) y cay¨® en todos los t¨®picos de rockstar. Cantidades industriales de drogas legales e ilegales, el creerse inmune a la curiosidad de la polic¨ªa, el cambio de guardia que supuso el punk rock. Hay momentos que parecen extra¨ªdos de una versi¨®n irlandesa de This Is Spinal Tap: su (desastroso) ¨²ltimo concierto se realiza en Marbella, en un club llamado Disco Cuba, a las tres de la madrugada y entre nubes de coca¨ªna. Ten¨ªa 35 a?os y su cuerpo se apagar¨ªa en pocos meses.
M¨¢s avisos: Como un golpe de rayo, la ¨²ltima entrega de Simon Reynolds, peca por exceso. Su exploraci¨®n del glam rock est¨¢ escrita con la habitual pasi¨®n por el detalle revelador, sin ca¨ªdas de tensi¨®n en su elocuencia de fan erudito. Pero Simon no puede parar y en su saco caen todos los artistas que usan elementos teatrales (?Kate Bush?) o manifiestan alguna heterodoxia sexual (?Grace Jones!). Mientras que la obra de referencia del estilo (Children Of The Revolution, de Dave Thompson) se centra en el periodo 1970-1975, Reynolds va hilvanando la vida y obra de David Bowie, antes y despu¨¦s de su ¨¦poca glam. As¨ª que aqu¨ª se esconde un segundo libro, que convendr¨ªa haber segregado. La edici¨®n de Caja Negra ¡ªque prescinde de la bibliograf¨ªa y el ¨ªndice¡ª casi alcanza las 700 p¨¢ginas.
Por aquello del contraste, un libro que sabe a poco: C¨®mo escuchar jazz (Turner Noema), de Ted Gioia. Historiador y jazzman, Gioia evita la terminolog¨ªa de especialistas y logra contagiarnos su entusiasmo. Muchos de los dilemas que se plantea ¡ªla globalizaci¨®n, el esnobismo, la fusi¨®n, el peso del legado discogr¨¢fico¡ª son comunes a otras m¨²sicas. Uno desear¨ªa que se resolvieran con la generosidad y el sentido com¨²n que Gioia demuestra aqu¨ª.
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