Persecuci¨®n a las letras turcas
Intelectuales, escritores y periodistas afrontan arrestos y penas de c¨¢rcel acusados de ¡°terrorismo¡± y ¡°ofensas¡± al presidente Erdogan. 42 editoriales fueron clausuradas en 2016
El pasado 2 de mayo, agentes de polic¨ªa penetraron en las dependencias de la editorial Belge Yayinlari en Estambul. Buscaban pruebas que relacionasen a sus editores con un grupo armado de extrema izquierda y portaban una orden de la Fiscal¨ªa que les autorizaba a retirar dos libros ¡ªun ensayo y una novela¡ª de circulaci¨®n. Finalmente, terminaron requisando 2.171 ejemplares de cerca de un centenar de t¨ªtulos con la excusa de que no pose¨ªan el sello fiscal preceptivo desde hace unos a?os en Turqu¨ªa para sacarlos a la venta. ¡°Todo esto es un disparate. Saben qui¨¦nes somos: una editorial respetada internacionalmente por publicar obras sobre derechos humanos, minor¨ªas y temas tab¨², pero que no tiene ninguna relaci¨®n con grupos terroristas¡±, explica por tel¨¦fono el veterano editor y director de Belge, Ragip Zarakolu: ¡°Las obras que se llevaron son ejemplares publicados durante las d¨¦cadas de 1980 y 1990, cuando no exist¨ªa el sello fiscal. Son libros que no vendemos, los regalamos o donamos a bibliotecas cuando lo solicitan. ?Si hasta se llevaron unos libros del Che Guevara publicados hace cincuenta a?os por otra editorial que ten¨ªamos en nuestro archivo!¡±.
El suceso no pasar¨ªa de ser un hecho abusivo pero anecd¨®tico, si no fuese por la represi¨®n cada vez mayor a la que se enfrentan los editores, escritores y, en general, los intelectuales turcos cr¨ªticos con el poder. El autoritarismo del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se ha incrementado en los ¨²ltimos a?os pero su furia censora y represora se ha desatado especialmente desde el intento de golpe de estado de julio del pasado a?o. ¡°Desde la declaraci¨®n del estado de emergencia, las presiones han aumentado y las restricciones se han hecho m¨¢s severas¡±, explica Yonca Cing?z, de la Asociaci¨®n Turca de Editores (TYB) y cita como ejemplos los numerosos juicios por ¡°ofensas al presidente¡± y ¡°atentado contra el derecho al honor¡± a los que se enfrentan editoriales y escritores que publican obras cr¨ªticas; las investigaciones por ¡°terrorismo¡± que se abren contra ellos o los obst¨¢culos que sufren para poder hacer presentaciones y actos p¨²blicos: ¡°Adem¨¢s, ¨²ltimamente, cuando un tribunal ordena retirar un libro de circulaci¨®n, no nos informan, nos enteramos por las librer¨ªas, impidi¨¦ndonos su defensa¡±.
Zarakolu cree que la raz¨®n real tras la redada que sufri¨® su casa editorial fue un libro reci¨¦n publicado (Memorias no escritas de Recep Tayyip Erdogan) en el que el profesor Baskin Oran examina con mordaz iron¨ªa la evoluci¨®n del mandatario turco. ¡°Pienso que es un toque de atenci¨®n. Ya que si hubiesen atacado directamente el libro en cuesti¨®n, eso hubiese supuesto m¨¢s publicidad para la obra¡±, opina el editor, que actualmente vive exiliado en Suecia. All¨¢ lleg¨® hace tres a?os invitado por un programa de becas pero decidi¨® hacer de su estancia algo definitivo el a?o pasado. No puede regresar ya a Turqu¨ªa pues en su pa¨ªs le espera una orden de arresto y un juicio en el que la Fiscal¨ªa exige cadena perpetua por haberse solidarizado con una publicaci¨®n kurda.
Durante el ¨²ltimo a?o, 42 editoriales han sido clausuradas por orden del Gobierno merced a las potestades que le confiere la normativa del estado de emergencia vigente desde la fallida asonada militar y cientos de libros han sido prohibidas, en su mayor¨ªa relacionados con el cl¨¦rigo Fethullah G¨¹len, al que se acusa de instigar el golpe. Entre rejas hay actualmente m¨¢s de 150 periodistas, columnistas y escritores. Como el novelista Ahmet Altan, encarcelado desde septiembre bajo la peregrina acusaci¨®n de ¡°enviar mensajes subliminales¡± a favor de la sublevaci¨®n. La persecuci¨®n de quienes critican al gobierno adquiere, en ocasiones, tintes a¨²n m¨¢s estramb¨®ticos. El pasado abril, una periodista de la localidad kurda de Diyarbakir fue detenida y se le confiscaron, entre otras cosas, obras de los fil¨®sofos Baruch Spinoza y Albert Camus, a los que el fiscal encargado de instruir el caso defini¨® como ¡°miembros de la organizaci¨®n terrorista PKK¡±.
¡°S¨®lo un pa¨ªs tan ignorante como Turqu¨ªa puede hacer acusaciones as¨ª¡±, afirma Asli Erdogan refiri¨¦ndose al proceso judicial al que se enfrenta: ella, que es una escritora existencialista, cuya prosa l¨ªrica tan oscura y abstrusa como bella est¨¢ al alcance de pocos lectores, se enfrenta a la acusaci¨®n de ¡°intentar derrocar al Gobierno¡± y de ¡°dirigir un grupo terrorista¡±. ¡°?C¨®mo una peque?a escritora como yo, que tiene un p¨²blico tan minoritario, puede derribar al poderoso Estado de Turqu¨ªa? ?Que se lean al menos cinco p¨¢ginas de una de mis novelas y se dar¨¢n cuenta de que mi b¨²squeda vital no tiene nada que ver con organizaciones armadas!¡±, se queja tras ser excarcelada de la prisi¨®n a la que fue confinada de manera ¡°preventiva¡± durante cuatro meses. Ahora est¨¢ en libertad, pero su pasaporte ha sido confiscado y no puede salir del pa¨ªs, ni siquiera para recoger premios como el Princess Margriet que el pasado d¨ªa 9 de mayo le concedieron en Holanda: ¡°Claro que estar fuera es mejor que estar en prisi¨®n, pero no puedo sentirme libre. ?sta es una libertad de broma. Sigo teniendo miedo de que vengan a detenerme. Una palabra equivocada durante una entrevista... y de nuevo dentro¡±.
En Turqu¨ªa a¨²n se publican muchos libros (667 millones de ejemplares en 2016) y se vende buena parte de ellos. Pero el espectro de los asuntos pol¨ªticos, sociales y culturales a debate, que hace una d¨¦cada se abr¨ªa como nunca en la historia del pa¨ªs, se ha reducido a un espacio exiguo. Igual ocurre en la academia, afectada por la purga de miles de profesores. Algunos han optado por eludir las cr¨ªticas y no fomentar el debate entre los alumnos, temerosos de que sus propios estudiantes los denuncien. No en vano, una reedici¨®n de la novela 1984 de George Orwell estuvo durante algunas semanas del a?o pasado entre los libros m¨¢s vendidos, despu¨¦s de que la recomendase el periodista Can D¨¹ndar -hoy exiliado en Alemania- en una obra que repasa los meses que pas¨® en prisi¨®n.
Es cierto que en Turqu¨ªa todav¨ªa hay quienes resisten, tratando de publicar obras cr¨ªticas m¨¢s all¨¢ de la literatura de ficci¨®n -contra la que todav¨ªa no se ha atrevido el gobierno- que estimulen la discusi¨®n p¨²blica. ¡°La libertad de publicaci¨®n es la base para que la gente pueda leer libremente. Y la lectura es la base del pensamiento y el libre debate¡±, arguye Zarakolu. Pero no sabe cu¨¢nto podr¨¢n aguantar la presi¨®n, los procesos judiciales, la persecuci¨®n constante: ¡°Esta situaci¨®n un desastre para la intelligentsia, como lo fue la dictadura militar de 1980. Y lo parad¨®jico es que esto sucede bajo un gobierno civil. Actualmente se necesita mucho valor para expresar ciertas ideas en p¨²blico. Muchos intelectuales quieren irse del pa¨ªs porque se sienten inseguros. Turqu¨ªa est¨¢ perdiendo su capital intelectual, como ocurri¨® en Ir¨¢n tras la revoluci¨®n isl¨¢mica¡±.
¡°Hay una tendencia a la venganza y la crueldad en lugar de seguir el proceso legal¡±
¡°Los escritores y periodistas en Turqu¨ªa viven una inmensa presi¨®n. Si bien no es, en absoluto, por su trabajo literario o sus novelas, sino por sus cr¨ªticas y trabajo period¨ªstico¡±, explica el Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk a EL PA?S a trav¨¦s del correo electr¨®nico: ¡°Algunos de mis amigos est¨¢n en la c¨¢rcel porque criticaron al gobierno en peri¨®dicos o televisiones. Los famosos novelistas Ahmet Altan y Asli Erdogan han pasado meses en la c¨¢rcel. Asli, que fue liberada posteriormente, me cont¨® las horribles condiciones en que se encuentran las c¨¢rceles. La suya era la prisi¨®n femenina de Bakirk?y (Estambul), pero hemos tenido noticias de que en la prisi¨®n masculina de Silivri (Estambul) las condiciones son a¨²n m¨¢s inhumanas. Conocidos periodistas y comentaristas est¨¢n en la c¨¢rcel s¨®lo por haber criticado radicalmente el gobierno de Erdogan. Siempre est¨¢ el pretexto de que estuvieron involucrados en el fallido golpe de estado, pero esas alegaciones no son convincentes y, aunque lo fueran, estos escritores no deber¨ªan estar en la c¨¢rcel antes de que un tribunal dicte sentencia. Y se les deber¨ªa permitir leer y escribir. En lugar de seguir el proceso legal normal, hay una tendencia a la venganza y la crueldad contra ellos. Este tipo de pr¨¢cticas son habituales durante el estado de emergencia¡±.
Babelia
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