T¨®picos sobre el tablero
Hay genio en la nueva novela de Gregory David Roberts, pero al libro le sobran p¨¢ginas y ambici¨®n
Cuatro millones de ejemplares no son moco de pavo. Es la cifra que vendi¨® su opera prima Shantaram (2003), enloquecida historia de multiculturalismo, marginalidad y violencia en Bombay (Bombay noir), amalgama de g¨¦neros y tonos que se enriquec¨ªa con fuertes dosis de supervivencia; la huella indeleble del cine de acci¨®n, el western o el manga; la parodia, el juego con los arquetipos y el eclecticismo total que de alg¨²n modo lo sit¨²an en la estela de Pynchon (pero sin el talento ni el enciclopedismo l¨²dico del autor de El arco iris de gravedad o V.), y un estilo New Age de espiritualismo l¨ªrico y alambicadas y almibaradas frases que contrastan con la jerga de german¨ªa propia de la condici¨®n de delincuente fugitivo del protagonista, inspirado en la propia biograf¨ªa del autor, que fue heroin¨®mano y un reo convicto condenado por atracos reiterados, en la c¨¢rcel de la que se escap¨®. A la adrenalina que corre por las p¨¢ginas de la novela es de imaginar que se le sum¨® el morbo del perfil delictivo del autor.
Shantaram pretend¨ªa ser la segunda novela de una tetralog¨ªa que contribuye a completar, una d¨¦cada despu¨¦s, La sombra de la monta?a, que se mueve en el mismo marco mafioso y oriental de su predecesora y tiene tambi¨¦n al pr¨®fugo Lin de protagonista, aspirante a la armon¨ªa c¨®smica y a la vez anclado irremisiblemente al crimen. El australiano Roberts literaturiza su literatura con innecesarios alardes (¡°trepaba al m¨¢stil del miedo de mi coraz¨®n, un barco en el mar, y abr¨ªa los brazos a la tempestad que romp¨ªa el mundo¡±, ¡°ojos que tan pocas veces eran l¨¢mparas en el interior de la cueva de su ternura¡±, ¡°las sombras bailaban, embriagadas de lluvia¡±) y mueve t¨®picos sobre el tablero de su novela: el antih¨¦roe que desea redimirse, su entorno afectivo bajo amenaza, el peligro permanente, el tipo duro en el fondo sentimental o el alegato pacifista (¡°Amor y fe, confianza y empat¨ªa, familia y amistad¡±, ¡°el ser humano es un ni?o que sopla un diente de le¨®n¡±), o el ¡®Descargo¡¯ en forma de coda (¡°Esta novela describe personajes que llevan una vida autodestructiva. La autenticidad exige que beban, fumen o se droguen. No apruebo el alcohol, el tabaco ni las drogas¡±) al final de un relato consagrado no solo a exhibir la violencia sino a exhibir la naturalidad de la violencia.
Eso s¨ª, m¨¢s a la velocidad de un trilero que a la de un ajedrecista. El ritmo es vertiginoso. Y son los brutales contrastes de tono, el lirismo hilarante (¡°la luz del sol purificada por un espejo celeste hecho de piedra¡±), un casting disparatado, divertidos gui?os al oficio de escribir (¡°?De qu¨¦ trata la historia? Un escritor que mata a un tipo que lo interrumpe mientras escribe¡±), sensibilidad po¨¦tica en las im¨¢genes (¡°los p¨¢rrafos florec¨ªan como hortensias¡±) y el hibridismo elevado a la en¨¦sima potencia (el amour fou por Karla, los Asesinos de la Bici, bandas de matones pero el toque de una gota de jarabe de arce, corrupci¨®n policial, expatriados y luna llena¡) los que dotan de atractivo y de personalidad a la barah¨²nda del mundo ficcional de Roberts y a su fren¨¦tica prosa, impidiendo que se confundan con cualquier especie de literatura pirot¨¦cnica pero insustancial.
A La sombra de la monta?a le sobran p¨¢ginas y ambici¨®n, tambi¨¦n su empecinamiento en desperdigar meditaciones y aforismos prescindibles en una novela de g¨¢ngsters, pero hay genio en esta ficci¨®n hiperb¨®lica y de violencia con humor, algo que jam¨¢s la realidad alcanzar¨¢ a conseguir. El vaticinio, sin embargo, de muchos lectores de ambas novelas es posible que sea que esta f¨®rmula no da para m¨¢s, y que la idea de la mencionada y planeada tetralog¨ªa deber¨ªa disiparse.
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Autor: Gregory David Roberts. Traducci¨®n de Cruz Rodr¨ªguez.
Editorial: Literatura Random House (2017).
Formato: tapa blanda (886 p¨¢ginas).
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