El gru?¨®n se relaja
El disco nuevo de Paul Weller 'A kind revolution' recibe una calificaci¨®n de 7 sobre 10
Conviene reconocer que no ha resultado f¨¢cil seguir a Paul Weller. Primero, es un adicto al trabajo y mantiene una productividad implacable: seg¨²n la cuenta de su discogr¨¢fica, A kind revolution es el ¨¢lbum n¨²mero 25 en su carrera (a m¨ª me sale alguno m¨¢s pero no vamos a pelearnos). Segundo, su pasi¨®n por evitar encajonarse musicalmente le llev¨® a dar chirriantes volantazos que le acercaron a la psicodelia o el kraut rock, territorios que no eran previsibles en The Jam.
Y luego est¨¢ su personaje p¨²blico: un cascarrabias arrogante, empe?ado en recordarnos qui¨¦n es el gallo de este brit¨¢nico corral. Pero hay otras maneras de enfocar su caso. Imaginar, por ejemplo, que Weller tiene el S¨ªndrome David Bowie, la necesidad de recalcar su fino gusto, su audacia. No menciono por casualidad el nombre del difunto: hay ecos de sus manierismos vocales en A kind revolution.
Artista: Paul Weller
Disco: A Kind Revolution
Sello: Parlophone / Warner
Calificaci¨®n: 7 sobre 10
En realidad, Bowie y Weller compart¨ªan lo mejor del esp¨ªritu mod. Es decir, una pasi¨®n genuina por la m¨²sica negra (por todo lo negro, en general) y la curiosidad por sonidos que ampl¨ªen su paleta creativa. Tambi¨¦n, una apertura hacia otras propuestas art¨ªsticas: aqu¨ª encontramos lo que parece ser un saludo al pintar Edward Hopper. Sin olvidar la propensi¨®n a deslizar sus opiniones pol¨ªticas de manera suave, lejos de las estridencias de The Style Council.
El t¨ªtulo del disco ¡ªUna revoluci¨®n amable¡ª indica un cambio de actitud. En vez de juntar las diez canciones bajo una est¨¦tica predeterminada, aqu¨ª ha dejado que respiren por su cuenta. As¨ª que se alternan o se mezclan el soul, el rock guitarrero, el punto jazz, el anhelo g¨®spel, el pulso funk, los aires ac¨²sticos, la electr¨®nica.
Dado que escucho A kind revolution sin los cr¨¦ditos, cabe especular que se trata de un disco hecho con calma, mientras Paul se acercaba a su 59 aniversario. Calma y premeditaci¨®n: los arreglos de cuerdas y metales son tan discretos como efectivos.
Uno intuye que esa amabilidad se manifiesta en recurrir al inmovilizado Robert Wyatt para ¡°She moves with the fayre¡±. Y que hay voluntad de reivindicaci¨®n al rescatar a Boy George para ¡°One tear¡±, un viaje a una discoteca after que ya se prepara para echar el cierre.
Tenemos muchas muestras del proceso digestivo de Weller. A kind revolution entra con el ce?udo rock de ¡°Woo s¨¦ mama¡± que, imperceptiblemente, se desliza hacia un groove que sugiere los primeros rituales de Dr. John. Ese es el gran problema de Paul en el mercado estadounidense: reconstruye hallazgos gringos con mentalidad modernista, sin mostrar la debida reverencia.
Con o sin Brexit, Paul es muy europeo. Puede haberse pasado buena parte de A kind revolution en modo soulman pero cierra con un exquisito vals, ¡°The impossible idea¡±, que es una sutil invitaci¨®n al activismo.
As¨ª que el t¨ªtulo de esta pel¨ªcula es El triunfo de la voluntad. Weller no tiene el talento natural de un Steve Winwood, por citar su modelo particular, pero su habilidad para la metamorfosis nos proporciona abundantes placeres menores.
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