Misoginia cultural, denuncia social
La pel¨ªcula aborda la existencia de la investigadora polaca desde la doble condici¨®n que la llev¨® a los titulares de los peri¨®dicos: como mujer cient¨ªfica y como mujer ad¨²ltera
MARIE CURIE
Direcci¨®n: Marie Noelle.
Int¨¦rpretes: Karolina Gruszka, Arieh Worthalter, Charles Berling, Izabela Kuna.
G¨¦nero: drama. Polonia, 2016.
Duraci¨®n: 100 minutos.
¨C Es usted la m¨¢s inteligente de las mujeres.
¨C De las mujeres y de los hombres.
Este di¨¢logo, no uno cualquiera entre dos faroleros en la barra del bar o de las redes sociales sino uno entre Albert Einstein y Marie Curie, en pleno paseo por una playa durante una reuni¨®n de cient¨ªficos de todo el mundo, e incluido en la biograf¨ªa cinematogr¨¢fica sobre la vida y obra de la segunda, da cuenta del car¨¢cter de una pionera. En materia de conocimiento, y quiz¨¢ tambi¨¦n en materia social. Sabia, humanista, independiente.
Marie Curie, pel¨ªcula de la directora alemana Marie No?lle, aborda la existencia de la investigadora polaca, a la que ya se acercaron Mervyn LeRoy en 1943 y Claude Pinoteau en 1997, desde la doble condici¨®n que la llev¨®, de un modo desigual, a los titulares de los peri¨®dicos: como mujer cient¨ªfica y como mujer ad¨²ltera. Dos vertientes rabiosamente distintas pero, en cierto modo, complementarias, con las que No?lle ofrece gusto est¨¦tico en las formas y denuncia social en el fondo. Machismo en la universidad, en la cultura, en la ciencia, en la sociedad, en el mundo, repartiendo as¨ª el tiempo de su relato entre el retrato de su importancia en el campo de la radiactividad, y el de su relaci¨®n, tras la muerte de su marido, Pierre Curie, con el f¨ªsico Paul Langevin, hombre casado.
Demasiado l¨¢nguida, incluso relamida, en las secuencias recordatorio del amor por su marido, y con dos incomprensibles juegos de montaje, de multiplicaci¨®n de pantallas y acciones, que no son m¨¢s que un pegote formal en una pel¨ªcula de todos modos meritoria, Marie Curie contiene, sin embargo, tres excelentes trabajos art¨ªsticos: una fotograf¨ªa brumosa de Michal Englert, preciosa pero no preciosista, adecuad¨ªsima para una historia de intereses velados, relaciones secretas y deseos et¨¦reos; una cuidada direcci¨®n art¨ªstica, en las ant¨ªpodas de lo acartonado, con menci¨®n especial para ese laboratorio de ventanales sucios y madera resquebrajada de los Curie; y una gran banda sonora de Bruno Coulais, que pocas veces busca la melod¨ªa f¨¢cil, pero que, incluso cuando decide ir a por ella, la encuentra con br¨ªo y belleza.
De este modo, pese a sus puntuales problemas, la pel¨ªcula de No?lle logra escapar del puro didactismo y de la elemental denuncia feminista, con el noble retrato de una mujer subestimada por la misoginia social y cultural, pese a sus dos premios Nobel.
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