Marrakech despide a Goytisolo
Amigos del novelista recuerdan sus ¨²ltimos d¨ªas en Marrakech
Hasta los ¨²ltimos d¨ªas de su vida, Juan Goytisolo estuvo yendo a la plaza de Yamaa el Fna. Todos los gu¨ªas tur¨ªsticos saben que si esta plaza de Marrakech es Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad se debe en buena parte gracias a ¨¦l.
Le gustaba el colorido, la vitalidad, el caos, el mercadeo, los olores, ese monumento a la palabra que son los contadores de historias, casi todos analfabetos. No lejos de esa plaza se encuentra otro de los lugares que prefer¨ªa en la ciudad: la terraza del caf¨¦ Al Badi, sobre un tercer piso. Le gustaba citar all¨ª a sus amigos para tomar un t¨¦ al caer la tarde y que vieran a vista de p¨¢jaro los imponentes nidos de cig¨¹e?as sobre las murallas del palacio Al Badi. Sab¨ªa la hora exacta en que llegaban por la tarde, les ten¨ªa puesto nombre a cada una y sol¨ªa relatar una leyenda ber¨¦ber seg¨²n la cual las personas se transforman en cig¨¹e?as para conocer mundo. Y para que se vuelvan a convertir en personas tiene que verlas alguien.
¡°Al pasear con ¨¦l por los alrededores, no hab¨ªa un solo local en el barrio de la Medina donde alguien no lo saludase con verdadero respeto¡±, recuerdan dos de sus amigos. ¡°Una vez, me quitaron una multa en la otra punta de la ciudad al enterarse de era amigo de ¨¦l¡±, a?ade uno de ellos.
El 23 de marzo del a?o pasado, Goytisolo se cay¨® por las escaleras del bar de la plaza al que acud¨ªa todas las tardes y desde entonces su vida se convirti¨® en un calvario. Ten¨ªa una fractura en la cadera que le oblig¨® a desplazarse hasta el ¨²ltimo d¨ªa en silla de ruedas. Los amigos consiguieron llevarlo a Barcelona para que continuase el tratamiento, pero al cabo de un mes volvi¨® a Marrakech. Y el 18 de marzo sufri¨® un ictus. Desde entonces, cada vez pasaba m¨¢s tiempo con los ojos cerrados, en una especie de duermevela.
Una amiga le le¨ªa poemas de Cernuda. Otro ¨ªntimo amigo lo visit¨® hace dos semanas y Goytisolo le agarr¨® la mano y no se la soltaba.
Falleci¨® en la madrugada de ayer en la casa de Marrakech que hab¨ªa comprado en 1980, una vivienda que cuenta con un ¨¢rbol h¨ªbrido que da limones y naranjas.
No quiso ser enterrado en ning¨²n cementerio cristiano. Le habr¨ªa gustado ser incinerado, pero en Marruecos ello no resulta posible. Sus amigos m¨¢s cercanos, entre ellos su albacea, el escritor y diplom¨¢tico Jos¨¦ Mar¨ªa Ridao, gestionaron que sea enterrado esta tarde en el cementerio civil de la ciudad norte?a de Larache, donde se encuentran tambi¨¦n inhumados los restos del escritor franc¨¦s Jean Genet, quien fue uno de sus grandes referentes, literario y vital.
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