Escuchando en la oscuridad

Desempleado y en proceso de reconstrucci¨®n personal, de reuni¨®n en reuni¨®n de Alcoh¨®licos An¨®nimos, Duval, el protagonista de esta historia, recibe una de esas ofertas de trabajo que confirman la contempor¨¢nea vigencia de lo kakfiano: transcribir, con la mayor objetividad notarial, las grabaciones de una serie de llamadas interceptadas. La estolidez del gesto que Fran?ois Cluzet imprime a su personaje encaja arm¨®nicamente con una apuesta de estilo acusadamente minimalista, que es, al mismo tiempo, la gran fortaleza de una pel¨ªcula que sabe capturar la opresiva asepsia de los nuevos entornos laborales y el punto d¨¦bil de este thriller, que, por su autoimpuesta naturaleza sustractiva, no habilita ¨¢ngulos ciegos para camuflar las claves de su enigma.

En su debut como director, Thomas Kruithof parece guiarse por el referente del thriller paranoico de los 70, con La conversaci¨®n (1974) de Francis Ford Coppola como modelo preferente. Cuando la trama enfrenta al protagonista con una grabaci¨®n en la que escucha su propia voz, el sustrato kafkiano empieza a flirtear con los obsesivos juegos de desdoblamiento propuestos por Philip K. Dick. Testigo, no obstante, no logra preservar por mucho tiempo su juego de incertidumbres y, en sus tramos finales, termina por sucumbir a ciertas mec¨¢nicas de thriller mucho m¨¢s convencional y previsible de lo que se anticipaba. No obstante, la ¨®pera prima de Kruithof puede presumir de un considerable toque de distinci¨®n en una zona equidistante de la tradici¨®n del polar y de la contempor¨¢nea tendencia del cine europeo de mimetizar rutinariamente modelos estadounidenses.