La gran mutaci¨®n del ensayo
Cuatro editoriales de no ficci¨®n celebran su aniversario en plena transformaci¨®n del g¨¦nero, que opta por dejar atr¨¢s la densidad de anta?o para abrazar un tono de ¡°alta divulgaci¨®n¡±
¡°Igual que desapareci¨® el cine de arte y ensayo m¨¢s duro tambi¨¦n ha sucedido con el ensayo escrito m¨¢s herm¨¦tico, autorreferencial: ante tal oferta cultural y de ocio, hoy el lector necesita algo m¨¢s atractivo y disfrutable¡±. Miguel Aguilar, editor de Taurus y de Debate, sello que cumple cuarenta a?os, resume as¨ª la silenciosa pero obvia traves¨ªa del desierto del g¨¦nero (o de parte de ¨¦l) en Espa?a. Tal vez sea Debate la editorial que refleja en su cat¨¢logo una mayor adaptaci¨®n a los tiempos tras dejar atr¨¢s las novelas y reorientarse en 2004 como marca exclusivamente de no ficci¨®n. ¡°El escrito de corte m¨¢s filos¨®fico o de gran tratado ya no existe, es m¨¢s parcializado; hoy todo es m¨¢s disperso y el ensayo lo acusa¡±, a?ade el editor Francisco Mart¨ªnez, de Ariel, sello que cumple 75 a?os.
Ambos aniversarios ¡ªque se suman a los de Siglo XXI y Gedisa (la primera, en su cincuenta cumplea?os; la segunda, en el cuarenta)¡ª invitan a una reflexi¨®n: ?Qu¨¦ interesaba al lector de no ficci¨®n entonces y qu¨¦ le interesa ahora? Nada es generalizable, pero la sensaci¨®n es que el ensayo tradicional, el que se consideraba menor si no era m¨¢s o menos denso, pierde fuelle. ¡°La venta en el mercado espa?ol ronda los 600 ejemplares¡±, explica Alfredo Landman, de Gedisa, sello que publica unos 45 t¨ªtulos al a?o.
Parecidas cifras maneja Jes¨²s Espino, subdirector de edici¨®n en Akal y Siglo XXI: ¡°Las tiradas medias son de 1.200 ejemplares, de los que la mitad se vende en plazos normales y luego en un lento goteo; lo nuestro es una apuesta de fondo¡±, mantiene. Todos han reducido t¨ªtulos, hasta casi un tercio, para dejarlos sobre los 40 y las primeras tiradas no suelen sobrepasar los 1.500 ejemplares.
Pero lo que deber¨ªa ser virtud deviene en lastre: ¡°Cada vez hay m¨¢s dificultades para hacer visible ese fondo en librer¨ªas; la reducci¨®n es brutal¡±, constata Espino. ¡°Cuesta colocarlos, te piden un par de ejemplares de lo ¨²ltimo o nada, por lo que dejan una aut¨¦ntica autopista para Amazon¡±, sostiene Landman. ¡°La venta electr¨®nica es cada vez m¨¢s importante para nosotros¡±, ratifica Mart¨ªnez.
Quiz¨¢ m¨¢s que una crisis, el ensayo viva una mutaci¨®n. ¡°Se esfuerza por ponerse al mismo nivel intelectual del lector, sin petulancias; se trata de alta divulgaci¨®n, que ha conquistado un p¨²blico que no exist¨ªa, midcult, a partir de bucear en temas de actualidad y estil¨ªsticamente mezclando documentaci¨®n, ensayo y cr¨®nica¡±, perfila el ensayista Jordi Gracia. ¡°El lector busca aprender y divertirse, se trata de ense?arle cosas sin aburrirle; Yuval Noah Harari, con su Sapiens, es eso¡±, sostiene Aguilar. ¡°Tambi¨¦n estos libros cubren el hueco de art¨ªculos largos que han desaparecido en la prensa¡±, completa Espino.
El cambio comporta retoques de forma y fondo. ¡°La frontera entre ficci¨®n y no ficci¨®n se ha difuminado esta ¨²ltima d¨¦cada; el libro anglosaj¨®n es el modelo, con calidad literaria y atractivo enfoque que el ensayo m¨¢s acad¨¦mico no ten¨ªa¡±, dibuja Mart¨ªnez, que pone de ejemplo a un David Foster Wallace, quien ¡°se sube a un crucero y reflexiona con agudeza sobre la existencia desde lo period¨ªstico¡±. Aguilar lo ejemplifica en libros de Mart¨ªnez de Pis¨®n, Cercas o Gay Talese: ¡°Novela y ensayo se han hecho m¨¢s h¨ªbridos¡±.
La escritura ensay¨ªstica est¨¢ cambiando: ¡°Pido ya que las notas vayan al final del libro, cierta implicaci¨®n personal sin ser autoficci¨®n, mayor brevedad ¡ª500 p¨¢ginas hoy no se sostienen¡ª y una forma literaria¡ pero todo sin dejar de cavar hondo en la reflexi¨®n¡±, explica Mart¨ªnez. Tiene el modelo claro, el de un pionero y de su cat¨¢logo: ?tica para Amador, de Fernando Savater, de 1991: 15 idiomas y un mill¨®n de ejemplares vendidos en el mundo.
¡°Hallar autores capaces de hacer alta divulgaci¨®n no es f¨¢cil y aqu¨ª carecemos de tradici¨®n; cuesta hallar a los Savater, S¨¢nchez Ferlosio o Morey de hoy, quiz¨¢ Gregorio Luri¡±, sostiene el responsable de Ariel. ¡°Esos perfiles o el de Lled¨® son dif¨ªciles que se den ya por la fragmentaci¨®n de la sociedad y del mercado¡±, cree Aguilar, quien a?ade: ¡°El profesorado universitario espa?ol tiene poca tradici¨®n divulgativa¡±. Quiz¨¢ por eso tienden a la traducci¨®n, admite Mart¨ªnez, aunque las pocas ventas lo conviertan en una opci¨®n cara. ¡°En Gedisa, no traducimos casi si no encontramos ayudas¡±, reconoce Landman.
Pensamiento transversal
Espino cree que cambia el panorama con la creciente transversalidad de los propios autores: ¡°Slavoj Zizek rompe anatemas mezclando filosof¨ªa con cultura popular; o Jes¨²s Alonso escribe una Teor¨ªa e historia del hombre artificial a partir de ciencia, literatura, filosof¨ªa, cine e historia; pero esa interdisciplinariedad tiene que estar muy bien hecha¡±, dice sobre un t¨ªtulo de Akal. Mart¨ªnez cita un Utop¨ªa de Tomas Moro con textos de Ursula K. Le Guin y China Mi¨¦ville o un pr¨®ximo Frankenstein anotado por cient¨ªficos e ingenieros de toda ¨ªndole. Quien demanda ese nuevo ensayo es un lector m¨¢s masculino que femenino, de 30 a 55 a?os y estudios universitarios, ¡°progresistas y cr¨ªticos¡±, a?ade Espino. Sus gustos son diferentes¡ y cambiantes. Coinciden los editores en que el debate sobre la tecnolog¨ªa ha crecido de la nada, que la econom¨ªa sube y baja como ella y el ensayo pol¨ªtico ser¨ªa el m¨¢s tocado tras ser una estrella hace cinco a?os tras el 11-M. Curiosamente, han renacido viejos conocidos de los setenta, como el feminismo y el marxismo. ¡°Hace una d¨¦cada, mucho colega te miraba compasivo por seguir publicando esos temas muertos y han vuelto; los contenidos, m¨¢s que desaparecer, tienen picos; ahora hay mucho vinculado a debates sociales, como el animalismo, el medioambiente¡¡±, fija Espino. ¡°Lo m¨¢s brutal en esta d¨¦cada es la rapidez con que esas modas se queman¡±, constata Mart¨ªnez. ¡°La divulgaci¨®n cient¨ªfica nos va superbi¨¦n, como El gen, de Siddhartha Mukherjee; o hasta la cocina como literatura gastron¨®mica; Gomorra, de Roberto Saviano, es el best seller, con 100.000 ejemplares¡ La clave es no dirigirse a superespecialistas¡±, desvela Aguilar.
Reblandecer los contenidos tambi¨¦n ha sido fruto de la exitosa autoayuda. ¡°La tentaci¨®n de publicar un t¨ªtulo ambiguo es muy alta; todos tenemos alguno en cat¨¢logo, pero es peligroso mezclarlos¡±, dice Landman. Los cuatro son optimistas con el g¨¦nero: ¡°Vende m¨¢s la narrativa, pero cuando pinchan en un t¨ªtulo venden menos que los ensayos que menos se venden¡±, desvela Aguilar. Mart¨ªnez cree que ¡°tiene m¨¢s futuro el ensayo que la ficci¨®n, m¨¢s amenazada por otras formas de ocio; siempre nos preguntaremos qu¨¦ hacemos y qu¨¦ somos... Hoy, tanta luz ciega m¨¢s que ilumina¡ Y para evitar eso estar¨¢ el buen ensayo, siempre¡±.
La universidad, una cuna vac¨ªa que llena Am¨¦rica Latina
Si algo suscita consenso entre los editores de ensayo es el hundimiento total del mercado universitario. Tanto los t¨ªtulos (10%) como los ejemplares publicados (9%) de libros cient¨ªfico-t¨¦cnicos y universitarios bajaron en 2015 con respecto a 2014. "En los ochenta ten¨ªamos en cat¨¢logo mucho manual de altos estudios, con 6.000 ejemplares; si ahora vendemos 400 es un ¨¦xito", admite Francisco Mart¨ªnez, de Ariel. "Con pirater¨ªa, fotocopias y rese?as en webs, ?para qu¨¦ comprarte un libro?", lamenta Miguel Aguilar, de Debate. "Ese mercado lo ha hundido con su desinter¨¦s la Administraci¨®n, que ha socavado la cuna del ensayo por la concepci¨®n mercantilista de la universidad. Suerte de Am¨¦rica Latina, donde la voracidad por el ensayo, incluido el duro, es mayor que aqu¨ª", dice Jes¨²s Espino, de Siglo XXI.
"S¨ª, en Am¨¦rica Latina, el ensayo a¨²n es objeto de deseo y culto", constata Alfredo Landman, de Gedisa, que quiere mantener ese nicho, que hace convivir con libros de divulgaci¨®n (un 20% de sus ventas) y "libros culturales, sobre la sociedad actual" (otro 40%). El 40% restante de sus ventas provienen del depauperado mercado universitario, resultado de "un trabajo capilar, de perseguir a profesores por donde dan conferencias y as¨ª se venden 300 all¨ª; 70 all¨¢¡".
Pocos apuestan por lo universitario. Landman desea "estar al servicio de esa comunidad, donde el profesorado est¨¢ desesperado por publicar sus investigaciones, papers". "Eso dificulta pedirles libros divulgativos, porque no generan puntos", contrapone Mart¨ªnez. Con todo, Landman lo tiene estudiado: "Antes, las lecturas obligatorias daban juego; hoy, de 200 alumnos con una, vendes 30".
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