El Prado mira en el armario
La pinacoteca dise?a un itinerario de 30 obras que reflejan c¨®mo el arte plasm¨® la diversidad sexual en tiempos de represi¨®n. La iniciativa celebra el Orgullo Gay
¡°Sucio sodomita¡± fue el insulto p¨²blico que Baccio Bandinelli, un artista florentino del XVI, propin¨® a Benvenuto Cellini. Este ¨²ltimo le respondi¨® que, por desgracia, ¨¦l no hab¨ªa sido se?alado por los dioses y que los que la practicaban no hac¨ªan m¨¢s que imitarlos. Esta es solo una de las historias que desde ayer desgrana el Prado en su itinerario La mirada del otro. Espacios para la diferencia. La instituci¨®n ha hecho coincidir la propuesta, que suma 30 piezas, con las celebraciones a fin de mes del World Pride 2017 en Madrid, pero lleva trabajando en ella m¨¢s de un a?o.
La pinacoteca se acerca as¨ª a su colecci¨®n con otra mirada, otra luz y hace preguntas a las obras que no se le hab¨ªan hecho antes, piezas la mayor¨ªa de ellas que forman parte de la exposici¨®n permanente y no se han movido de su lugar habitual. Supone una invitaci¨®n a contemplar la realidad hist¨®rica de las relaciones entre personas del mismo sexo y de las identidades sexuales no normativas. Lo primero en lo que incide Carlos G. Navarro, comisario del itinerario junto con ?lvaro Perdices, es en el rigor: ¡°No es un relato homoer¨®tico de la colecci¨®n. Est¨¢ basado en datos hist¨®ricos incontestables. Por ejemplo, utilizar la palabra homosexual en algunas ¨¦pocas es un anacronismo ya que el t¨¦rmino no aparece hasta el siglo XIX¡±.
Navarro recalca a EL PA?S que han le¨ªdo noticias sobre este proyecto que rezaban: ¡°El Prado se ha vuelto gay. Y, sin embargo, nadie dice que se convierte al catolicismo si exponemos santos¡±.
Los responsables del museo no se muestran preocupados por la posibilidad de recibir cr¨ªticas desde fuera. ¡°Lo llevamos en el sueldo¡±, dijo durante la presentaci¨®n el director, Miguel Falomir, quien insiste en la palabra ¡°nacional¡± que figura en el nombre oficial de la instituci¨®n: Museo Nacional del Prado. De todos, inclusivo, no exclusivo.
El visitante tiene varias opciones para ir descubriendo otras historias como la de Bandinelli y Cellini, que se narra junto a la Venus de bronce del primero: a trav¨¦s de una audiogu¨ªa, de visitas guiadas (los mi¨¦rcoles hasta el 26 de julio a las 11.00 y a las 17.00), de un peque?o folleto gratuito o de una publicaci¨®n, muy manejable, con textos de los comisarios y de otros especialistas. As¨ª de Cellini, se pasa a la Mona Lisa, del taller de Leonardo, o a La historia de Nastagio degli Onesti, de Botticelli, ambas pinturas sirven como excusa para hablar de sus autores, que se incluyen dentro de los perseguidos, pintores que cambiaron su rumbo vital y profesional por ser acusados de sodom¨ªa, como deja ver Giorgio Vasari, quien en su Vidas describi¨® a Botticelli como ¡°muy agradable y bien parecido, y que siempre ten¨ªa diversi¨®n en su taller, donde entraban muchos j¨®venes, los cuales se bromeaban y retaban¡±.
El recorrido est¨¢ dividido en varias ¨¢reas tem¨¢ticas, entre ella la de los artistas sometidos a juicio. Otra, Amistades inmortales, situada en las salas de escultura, aborda a partir de bustos de Ant¨ªnoo y Adriano o del conjunto Orestes y P¨ªlades el prestigio que las relaciones entre hombres ten¨ªan en la antig¨¹edad cl¨¢sica. El amor entre iguales se lleg¨® a considerar un estadio superior al amor entre hombre y mujer.
Otros escenarios
La celebraci¨®n del Orgullo Gay se est¨¢ revistiendo de un marcado acento cultural. Los museos, galer¨ªas y salas expositivas de Madrid se est¨¢n sumando con itinerarios como el Prado ¡ªAmor diverso se titula el del Thyssen¡ª o con diferentes exposiciones.
El Museo de Artes Decorativas se revisita en clave homoer¨®tica estableciendo un di¨¢logo entre obras contempor¨¢neas del artista David Trullo y las de su colecci¨®n en Queer Cabinet. Y el de Am¨¦rica ha organizado cuatro muestras en torno a la transexualidad como una caracter¨ªstica de todos los grupos humanos en cualquier ¨¦poca. Aborda adem¨¢s c¨®mo cada sociedad tiene una capacidad diferente para reconocer e integrar a las personas trans.
Otra escultura, Hermafrodito, de Matteo Bonuccelli (1652), supone un ejemplo de la parte denominada Enga?osas apariencias. Es muy improbable que el visitante del Prado se vaya del museo sin pasar por la sala de Las meninas. Sin embargo, all¨ª est¨¢ el hermoso hijo de Hermes y Afrodita que enamor¨® a la n¨¢yade S¨¢lmacis y al abrazarse se fundieron en un solo cuerpo, postrado en su lecho sin mirar el lienzo de Vel¨¢zquez. Y eso que fue el pintor sevillano el que traslad¨® de Italia esta copia en bronce para Felipe IV. ?poca, el Siglo de Oro, en la que el t¨¦rmino hermafrodito se usaba de manera peyorativa para aludir a mujeres cultivadas. Entre los seres diferentes se pueden incluir Magdalena Ventura, de Jos¨¦ de Ribera, tambi¨¦n conocida como La mujer barbuda, o Br¨ªgida del R¨ªo, de S¨¢nchez Cot¨¢n, acompa?ada por este texto de Sebasti¨¢n Covarrubias de 1610: ¡°Soy var¨®n, soy mujer, soy un tercero / Que no es uno, ni otro, ni est¨¢ claro...¡±
El ¨²ltimo apartado, Amar como dioses, hace referencia a lo que Cellini le ech¨® en cara a Bandinelli: las narraciones mitol¨®gicas en las que predomina la libertad sexual del Olimpo.
Pese a que los comisarios han buscado ejemplos de relaciones l¨¦sbicas y algunos han encontrado, no puede faltar la referencia a la poetisa Safo. Lo cierto es que la homosexualidad femenina era y es menos visible que la masculina y el arte no hace m¨¢s que reflejar esta realidad. Para dar m¨¢s visibilidad a la mujer se ha elegido como imagen del itinerario El Cid, ¨®leo de la francesa Rosa Bonheur, que pidi¨® permiso en la segunda mitad del XIX para llevar pantalones e introducirse en lugares exclusivos de hombres, como las ferias de ganado, donde observar a los animales que pintaba.
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