35 d¨ªas y 380 kil¨®metros para luchar contra la discapacidad en Bolivia
El documental ¡®The fight¡¯ ha ganado un premio en Reino Unido e inicia su recorrido por otros festivales internacionales
La historia de The fight le lleg¨® a la cineasta boliviana-australiana Violeta Ayala como sorpresa. No se la esperaba. Un colega le dio a conocer que una decena de personas con discapacidad se colgaron junto a sus sillas de ruedas de un puente en la ciudad de Cochabamba, Bolivia, exigiendo al Ejecutivo un bono mensual de 500 bolivianos (72 d¨®lares). Esto sucedi¨® en febrero de 2016. Un mes despu¨¦s, cientos de personas con minusval¨ªa decidieron llevar sus demandas a 380 kil¨®metros de distancia, a La Paz, para exigir este subsidio y reunirse con el presidente, Evo Morales. Sin una idea, sin planificaci¨®n, solo con su c¨¢mara lista, la realizadora y su codirector, Dan Fallshaw, siguieron los pasos de los marchistas hasta la sede de Gobierno, sin saber que la verdadera historia los esperaba al llegar a destino.
El seguimiento que los dos cineastas y su equipo de filmaci¨®n realiz¨® a esta marcha fue premiado el pasado 14 de junio en el festival de documentales de Sheffield, Inglaterra ¨Cuno de los m¨¢s importantes de Reino Unido-, donde ganaron el galard¨®n de la Deustche Welle al mejor relato urgente. El filme, que est¨¢ disponible en l¨ªnea de forma gratuita, tambi¨¦n particip¨® en el ciclo de cine Am¨¦rica insumisa, organizado por el Museo Etnogr¨¢fico de Castilla y Le¨®n, en Espa?a. Ayala dice que han recibido invitaciones de citas cinematogr¨¢ficas en diferentes pa¨ªses y que est¨¢n planificando cu¨¢l ser¨¢ el pr¨®ximo destino de The fight. ¡°Es un corto documental muy profundamente humano y conmovedor, que toca la sensibilidad de cualquier persona que lo pueda ver¡±, dice el fallo del jurado sobre el filme.
Fueron 35 d¨ªas de caminata desde Cochabamba hasta La Paz. Durante m¨¢s de dos meses, los manifestantes aguardaron en las calles cercanas a la plaza Murillo ¨Cdonde se encuentra el centro de operaciones del Ejecutivo de Morales- sin poder acercarse al palacio de Gobierno por un in¨¦dito cerco levantado por la polic¨ªa. Ayala y su equipo estuvieron durante todo ese tiempo cerca de la caravana. El registrar esa historia se convirti¨® en una necesidad. ¡°Hab¨ªan noches que no dorm¨ªamos porque la Polic¨ªa ven¨ªa alrededor y no nos dejaba. Los estaba traumatizando [a las personas con discapacidad], les met¨ªan miedo, quer¨ªan que dejen todo a la fuerza. Una cosa nos llev¨® a la otra, nunca nos imaginamos lo que iba a pasar¡±, cuenta Ayala.
Durante los casi tres meses que permaneci¨® la caravana en La Paz, fueron reprimidos en m¨¢s de una ocasi¨®n por el cuerpo de seguridad p¨²blica, que utiliz¨® gases lacrim¨®genos, veh¨ªculos blindados lanza-agua, adem¨¢s de uso excesivo de fuerza para frenar los intentos de las personas con discapacidad para llegar al palacio de Gobierno. ¡°La violencia que ves en el documental es tan peque?a en comparaci¨®n a la que han vivido las personas con discapacidad. La entereza que han mostrado ha sido incre¨ªble. Se ha culpado a los periodistas y cineastas de ser precursores de los hechos violentos, cuando las c¨¢maras han parado y prevenido mucha de esa violencia¡±, afirma la realizadora.
¡°Paranoia innecesaria¡±
The fight acumula m¨¢s de 200.000 reproducciones tanto en Youtube como en redes sociales. Ayala qued¨® muy satisfecha con el recibimiento que la gente le ha dado al documental. Dice que personas con discapacidad de otros pa¨ªses destacaron que no se trata de una producci¨®n sobre la minusval¨ªa, sino al contrario, muestra ¡°personas ¨ªntegras, fuertes y capaces de luchar por sus derechos¡±. ¡°Ellos est¨¢n peleando por los derechos de todos los bolivianos, porque nadie te asegura que ma?ana vas a estar bien al salir de tu casa, o si te pasa un accidente y quedas discapacitado. Es simplemente un poco de dinero que va a ayudar a vivir a una persona con un poco m¨¢s de dignidad, nada m¨¢s¡±, agrega Ayala.
?Sin embargo, la filmaci¨®n no estuvo libre de peligros. La realizadora afirma que llegaron a estar en un modo de alerta constante junto a su equipo. Lo m¨¢s grave fue cuando empez¨® a recibir amenazas de muerte hacia su hija de tres a?os, que la acompa?¨® durante todo el proceso. Seg¨²n Ayala, grupos afines al Gobierno llegaron incluso a pegar papeles con la foto de Fallshaw, que tambi¨¦n es su esposo ¨Cde nacionalidad australiana-, acus¨¢ndolo de ser un ¡°gringo esp¨ªa de la CIA [Agencia Central de Inteligencia de EE UU, por sus siglas en ingl¨¦s]¡±. ¡°En ese momento sent¨ªamos que estaban llamando a la violencia contra nosotros. Toda la paranoia del Gobierno contra nosotros, las personas con discapacidad y los periodistas fue innecesaria¡±, a?ade Ayala.
A m¨¢s de un a?o de la lucha de las personas con discapacidad, 10 han muerto por diversas causas. Para Ayala es un temor constante: ¡°Siempre tengo miedo que me van a llamar y me van a decir que ha fallecido otro m¨¢s¡±. El caso lleg¨® al Comit¨¦ sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas (ONU). La comisi¨®n inst¨® al Estado boliviano a realizar una investigaci¨®n sobre uso de la violencia policial y a que se pague una renta a ese sector.
Se estima que en Bolivia hay alrededor de 50.000 personas con discapacidad registradas, de las cuales, seg¨²n la ONU, m¨¢s del 80 por ciento viven en condiciones de pobreza o pobreza extrema. El colectivo con minusval¨ªa no logr¨® obtener el bono que buscaban despu¨¦s de casi tres meses de protesta, pero el pasado febrero Morales anunci¨® la creaci¨®n de un subsidio de 250 bolivianos (36 d¨®lares) que estar¨¢ a cargo de los gobiernos municipales.
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