La pareja que revolucion¨® el teatro mundial
Ezio Frigerio y Franca Squarciapino regresan a Madrid para el estreno de ¡®Madama Butterfly¡¯
El poder magn¨¦tico que emerge de un teatro con tan solo 780 butacas puede cambiar el mundo. De ah¨ª que a¨²n cause cierto asombro, no sin encanto, que lo llamen Piccolo Teatro di Milano. Peque?o s¨ª, en aforo, pero enorme en lo referente a la reacci¨®n en cadena que desata su influencia. En cada uno de los espect¨¢culos que conforman como escen¨®grafos, figurinistas o encargados de vestuario, Ezio Frigerio y Franca Squarciapino, siempre hay algo del ideal y el m¨¦todo que bajo el mando de Giorgio Strehler, se expandi¨® como toda una revoluci¨®n en la escena europea desde los a?os cuarenta hasta su muerte. Cierto rumor de aquello guarda la Madama Butterfly (Puccini) que se puede ver hasta el 21 de julio en el Teatro Real, dirigida por Mario Gas con ellos en el equipo.
Es uno de los fijos en su lista espa?ola: Gas, Llu¨ªs Pasqual o Nuria Espert, Jos¨¦ Mar¨ªa Flotats y Emilio Sagi. Nombres que se unen a Strehler, a Bertolt Brecht, Roger Planchon, Luca Ronconi, Jorge Lavelli... Pero tambi¨¦n, si lo ampliamos al cine, Vittorio de Sica, Liliana Cavani, Bernardo Bertolucci. O a Fellini: ¡°S¨ª, pero solo una semana. La que pude colaborar con ¨¦l en El satiric¨®n. Yo hubiese seguido, pero le llam¨® Strehler y le dijo que no pod¨ªa trabajar sin su figurinista, que iba a arruinarle la vida, que no ten¨ªa derecho a frenar su labor y entonces Fellini me despidi¨®, con muy mala cara¡±, recuerda Frigerio.
As¨ª que el maestro Strehler era temperamental y posesivo. ¡°Para mi carrera en Italia, s¨ª. Apenas me dejaba trabajar en La Scala de Mil¨¢n. Fuera, no le importaba¡±. Por eso, tanto ¨¦l como Squarciapino, fueron labrando una carrera de pareja en la cumbre desde que se conocieron en N¨¢poles hacia 1963. Ella era actriz y ¨¦l encargado de vestuario. ¡°Pero en nuestro trabajo, no hemos dejado nunca de aportar la esencia del Piccolo¡±, comentan.
Una esencia de lucha, de compromiso. Una especie de Barraca lorquiana con sede fija pero ambici¨®n tambi¨¦n ambulante. ¡°De hecho, la influencia de Lorca fue patente desde el principio. Yo entr¨¦ con 24 a?os para hacer La casa de Bernarda Alba¡±, recuerda Frigerio. Corr¨ªa 1955. Tambi¨¦n la de Brecht: "Aunque comprobamos que su tendencia al serm¨®n no calaba en los espectadores de clases m¨¢s populares y lo fuimos desechando".
Una larga historia en Espa?a
Adem¨¢s de esta Madama Butterfly que se representa en el Teatro Real, Ezio Frigerio y Franca Squarciapino tienen una historia viva en Espa?a. En el caso de ¨¦l se remonta a la adolescencia: "Fui sobrecargo de un barco mercante con 19 a?os, entonces me enamor¨¦ del pa¨ªs". Tambi¨¦n de su teatro y de un g¨¦nero como la zarzuela. Aparte de haber debutado en el Picolo teatro di Milano con La casa de Bernarda Alba en 1955, Frigerio y Squarciapino no han dejado de acudir en Espa?a donde se les ha llamado: Valencia, Sevilla, Barcelona o Madrid, donde han realizado hasta la fecha seis ¨®peras en el Real: Falstaff, Manon, Los cuentos de Hoffmann, Don Giovanni, Tosca y Butterfly. Toda una historia com¨²n.
El idealismo perfum¨® la primera etapa. ¡°Dur¨® unos ocho a?os. Strehler quer¨ªa un teatro para las clases m¨¢s populares. Deb¨ªa centrarse en un discurso izquierdista y hacerse artesanalmente. Los actores deb¨ªan interpretar sus personajes alejados del engolamiento burgu¨¦s del pasado y nosotros hacer todo el atrezo a mano¡±, recuerdan. ¡°No gan¨¢bamos ni un c¨¦ntimo¡±.
Hab¨ªa modelos a los que oponerse. Por ejemplo, Visconti. ¡°Para nosotros, Visconti hac¨ªa tapicer¨ªa, no teatro¡±, comenta Frigerio. Pero tanto uno como otro no contaban con un enemigo com¨²n, mucho m¨¢s fuerte: ¡°La televisi¨®n. No s¨¦ por qu¨¦ tuvo tanto ¨¦xito en Italia. El caso es que desde los a?os sesenta y en los setenta, dej¨® las calles desiertas¡±. Y los teatros. ¡°A partir de entonces¡±, recuerda Frigerio, ¡°ya conscientes de que no lograr¨ªamos con el teatro convocar a las masas, nos centramos sencillamente en hacerlo bien. En aportar rigor y calidad¡±.
Fueron 24 espect¨¢culos los que Frigerio hizo con Strehler en el Piccolo. Una m¨ªnima parte de los m¨¢s de 300 que conforman su carrera. ¡°Sin embargo, todos ellos fueron fundamentales y han representado la esencia de todo lo que hemos hecho despu¨¦s¡±. En cualquier disciplina: ¨®pera, cine, zarzuela¡ De hecho, su pr¨®ximo espect¨¢culo en Madrid ser¨¢ La tabernera del Puerto en el Teatro de la Zarzuela, con Daniel Bianco. ¡°Puro g¨¦nero popular¡±, asegura Squarciapino. A peque?a escala para la dise?adora de vestuario, porque a lo grande y en escasos t¨ªtulos, ella tambi¨¦n ha demostrado su val¨ªa en el cine. ¡°Con tan solo cinco pel¨ªculas ha ganado todos los premios posibles. Desde un Oscar con Cyrano de Bergerac a su Goya con La camarera del Titanic y tambi¨¦n sus Bafta brit¨¢nicos y sus C¨¦sar franceses¡±. Lo comenta su esposo mientras ella se quita importancia con un t¨ªmido gesto.
Suficiente para demostrar una val¨ªa de talla mundial, sin que las superproducciones les alejaran nunca de su verdadero centro: la escena. ¡°En el cine, tomas pocas decisiones, est¨¢s supeditado a otros. En el teatro, tu relaci¨®n con el p¨²blico es mucho m¨¢s directa, m¨¢s viva¡±, comenta Franca. Para esta Madama Butterfly que reponen en el Real, el cine queda presente: ¡°Nos pareci¨® muy acertado el punto de vista de Gas. Quiso enmarcar el drama en una pel¨ªcula t¨ªpica de la edad dorada de Hollywood, en blanco y negro. Hab¨ªa que reducir el escenario y enmarcar a los cantantes en una especie de set discreto que no estorbara la acci¨®n¡±, explica Frigerio.
Hasta que asoma la tragedia¡ Entonces no queda duda. Todo el espacio regresa a la esencia del teatro y es all¨ª, donde uno aprecia las huellas del Picolo. Una vez m¨¢s. Discreto pero vivo. Presente e inmortal.
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