El maldito dirigismo art¨ªstico

En ¨¦pocas de dictadura, pero tambi¨¦n en tiempos de revoluci¨®n, a los pol¨ªticos, a los gobernantes, e incluso a los simples aspirantes al poder, siempre les da por el dirigismo art¨ªstico. Es la tiran¨ªa del fondo, de la necesariedad, de la servidumbre a unos ideales. Y ah¨ª los formalismos, la b¨²squeda de la libertad, de la transgresi¨®n y las ansias de nuevos caminos no caben.

Bien lo sabe Andrzej Wajda, cronista cinematogr¨¢fico de su Polonia natal, durante nada menos que siete d¨¦cadas de insobornable trabajo a pesar de las tentativas de injerencia. Y bien lo experiment¨® Wladislaw Strzeminski, protagonista de la pel¨ªcula p¨®stuma de Wajda (fallecido en octubre de 2016): Los ¨²ltimos d¨ªas del artista: Afterimage, homenaje cinematogr¨¢fico a una actitud art¨ªstica y a una posici¨®n vital, la del pintor de vanguardia, te¨®rico del arte y profesor universitario al que su propio gobierno extermin¨®, dej¨¢ndole sin alumnos, sin obra y hasta sin la posibilidad de comprar pinturas, en aras de un proyecto com¨²n degenerado en dictatorial.

Disc¨ªpulo de Malevich, Strzeminski, al que precisamente estos d¨ªas dedica una retrospectiva el Centro de Arte Reina Sof¨ªa, abogaba por un enfoque neoplasticista de la geometr¨ªa y el color, pero h¨¢blale t¨² a los gerifaltes polacos de la ¨¦poca sobre la grandeza del lienzo en blanco, sobre la vertiente idealista, la teor¨ªa de la postimagen y el desarrollo de una conciencia visual, cuando lo que pretend¨ªan los hijos de Stalin era la imposici¨®n del realismo sovi¨¦tico. Y en ese dilema moral y art¨ªstico entra la pel¨ªcula de Wajda, convencional en su estructura, an¨¢lisis de personajes y forma, pero valios¨ªsimo ep¨ªlogo a una carrera fundamental en la historia del cine. Una pel¨ªcula en la que personaje y autor vienen a ser lo mismo: el carism¨¢tico artista que sabe inculcar ilusi¨®n y autonom¨ªa, grandeza y autenticidad, tanto en las ideas como en la pr¨¢ctica, en un tiempo acuciado por el extremismo.