Fanatismo

Cuando la televisi¨®n se consolida como la reina de la casa ¡ªuna media de algo m¨¢s de cuatro horas diarias frente al artefacto por cada ciudadano espa?ol¡ª, el principal problema es c¨®mo rellenar su programaci¨®n. Y si en Espa?a las cadenas generalistas apostaron por los realities, concursos y tertulias (alg¨²n d¨ªa habr¨ªa que intercambiar a sus integrantes: Marhuenda e Inda a Supervivientes, Gloria Camila y Alba Carrillo a Al rojo vivo), los llamados canalillos se nutren b¨¢sicamente de largometrajes y series, en su mayor¨ªa extranjeras, entre las que destacan ¨²ltimamente las producidas en los pa¨ªses n¨®rdicos.

El ejemplo m¨¢s reciente de estas ¨²ltimas es Modus, serie sueca que emiti¨® Calle 13 y cuya primera temporada (ocho cap¨ªtulos) se puede ver en Movistar. A finales de a?o se estrenar¨¢ la segunda. El primer rasgo distintivo de Modus es que el asesino en serie sobre el que gira la trama pertenece a un grupo de cristianos fundamentalistas, blancos, hom¨®fobos y estadounidenses. El segundo rasgo, ya m¨¢s com¨²n en las series n¨®rdicas, es el de presentar una sociedad opulenta, confortable, bajo la cual se desarrollan unos conflictos individuales muy similares a los de los pa¨ªses subdesarrollados. Puede cambiar la renta per c¨¢pita pero los sentimientos humanos, que dir¨ªa Javier Arenas, son universales. El tercer rasgo, al parecer ya imprescindible en este tipo de ficciones, es que los protagonistas, la crimin¨®loga y psic¨®loga Inger Johanne Vik y el detective de la polic¨ªa de Estocolmo Ingvar Nyman, nunca puedan sonre¨ªr. La alegr¨ªa est¨¢ prohibida.

La danesa The Killing y la sueco-danesa Bron/Broen deslumbraron al mundo. Modus no llega a tanto, pero mantiene calidad suficiente para que la adaptaci¨®n televisiva de sus novelas negras ¡ªen este caso se trata de la adaptaci¨®n de Noche cerrada en Bergen, de Anne Holt¡ª siga consolid¨¢ndose como una de las industrias m¨¢s brillantes y rentables de la cultura audiovisual.