Steve Coleman: regenerando la vanguardia negra

Cuando un m¨²sico se ha inventado todo un lenguaje, o desarrollado un estilo hasta el punto de que resulta imposible entender la m¨²sica sin la persona, y viceversa, no hay motivo para pedirle que se reinvente. Desde luego, a estas alturas nadie se lo pedir¨ªa a Steve Coleman, un tipo que ha consagrado su carrera a trazar la historia de una m¨²sica que parte de la propia figura del saxofonista y que, m¨¢s de 30 a?os despu¨¦s de su concepci¨®n, sigue infectando los proyectos de numerosos m¨²sicos de jazz contempor¨¢neos.

Artista: Steve Coleman's Natal Eclipse

Disco: Morphogenesis

Sello: Pi Recordings / Distrijazz

Calificaci¨®n: 9 sobre 10

Para Coleman, el M-Base (acr¨®nimo de Macro-Basic Array of Structured Extemporizations, algo as¨ª como ¡°despliegue macro elemental de improvisaciones estructuradas¡±) no es un estilo musical, sino una forma de afrontar la m¨²sica creativa. Al mismo tiempo, los comunes mortales s¨ª podemos llegar a entender el M-Base como un estilo, construido a partir de un enorme crisol de elementos que van desde el jazz, el funk, el hip-hop o el blues, hasta una personal reinterpretaci¨®n de las tradiciones africanas. Pero Coleman es un individualista y su m¨²sica es tan herm¨¦tica e intransferible como cautivadora; intentar explicarla es una frivolidad (y muy complicado).

El elemento principal de las innovaciones del saxofonista est¨¢ en sus alambicados andamiajes r¨ªtmicos, que se nutren del encuentro entre el bebop y los sonidos urbanos del funk y el hip-hop. Ese es el sello de identidad del M-Base: patrones r¨ªtmicos enrevesados, superpuestos sobre ritmos binarios e intrincadas progresiones instrumentales en las que los solistas entran y salen con naturalidad. El resultado es m¨¢s sugerente de lo que puede parecer as¨ª expuesto, llegando a desarrollar propiedades casi cat¨¢rticas una vez se entra en los laberintos m¨¦tricos de Coleman.

Ahora, con 60 a?os y poco que demostrar en su iconoclasta carrera, el saxofonista da un giro y se reinventa con Morphogenesis, un ¨¢lbum asombroso que desarrolla una nueva ramificaci¨®n del M-Base y en el que, para rizar el rizo de la osad¨ªa r¨ªtmica, se prescinde de la bater¨ªa. Apoyado en una nueva formaci¨®n llamada Natal Eclipse, Coleman plantea un pu?ado de composiciones basadas en orquestaciones de improvisaciones suyas sobre varios ciclos y formas, generando capas y capas de sonido que se cruzan y sobreponen ingeniosamente.

El hecho de eliminar la bater¨ªa de la ecuaci¨®n y de incluir a varios m¨²sicos cl¨¢sicos (casi todos ellos ya militan en el Council of Balance del saxofonista) hace que la m¨²sica resulte extremadamente gr¨¢cil y que la escucha del disco resulte hipn¨®tica por momentos. Por no hablar de los solistas, con el l¨ªder en estado de gracia, el trompetista Jonathan Finlayson insuflando lirismo en cada uno de sus vuelos y ese portento llamado Matt Mitchell al piano, que serpentea por las ideas de Coleman con una intuici¨®n pasmosa.

Pocos m¨²sicos con tres d¨¦cadas de excelencia constante a sus espaldas mantienen el pulso creativo como Steve Coleman. Con Morphogenesis, su mejor disco en a?os, demuestra que se puede hacer lo de siempre y, al mismo tiempo, hacer algo completamente diferente.