Cuando todo se rompe

Mientras est¨¢ intentando renegociar infructuosamente su hipoteca, el cliente de un banco sugiere la posibilidad, como velada amenaza, de incendiar su piso. La empleada que le atiende le dice que ¨¦l nunca ser¨¢ capaz de hacer eso. ¡°?Por qu¨¦?¡±, pregunta el cliente. ¡°Porque usted no est¨¢ loco¡±, sugiere Janine, su interlocutora, la protagonista del segundo largometraje de Roser Aguilar tras el celebrado debut que supuso Lo mejor de m¨ª (2007). Brava no habla de la crisis, sino de las crisis. De las crisis internas, de los procesos de cambio que pueden llevar a alguien, a cualquiera, a hacer algo que jam¨¢s hubiese hecho en estado de serenidad racional. Como, por ejemplo, quemar un piso. O dejar de ayudar a la v¨ªctima de una agresi¨®n tras haber sido, a su vez, v¨ªctima de esos mismos agresores.

No habla demasiado bien del estado de salud de nuestra industria que una cineasta como Roser Aguilar haya tardado diez a?os en poder abordar su segundo largometraje. Brava parte de una misma estrategia que Lo mejor de m¨ª: depositar una total confianza sobre los hombros de una actriz portentosa ¨Call¨ª Mari¨¢n ?lvarez, aqu¨ª Laia Marull-, que se convierte en el centro del relato coloc¨¢ndose en la piel de un personaje al que se le desestabiliza la vida.

Una agresi¨®n sexual motiva el ¨¦xodo de la protagonista, que tambi¨¦n escapa de un trabajo y una relaci¨®n que se han convertido en asfixiantes. Brava propone una dolorosa inmersi¨®n en ese momento vital en que todo parece romperse.