Elogio de la oscuridad
Miroslaw Balka presenta en Hangar Bicocca de Mil¨¢n varias situaciones para meditar sobre la existencia humana
Durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, buena parte del arte contempor¨¢neo ha conocido una transformaci¨®n tan dram¨¢tica como los cambios registrados por la fotograf¨ªa durante los a?os treinta o las manifestaciones de la cultura de masas de los cincuenta. El hecho tiene que ver con la escala y con el concepto kantiano de lo sublime, por el que el espectador entra en un espacio de dimensiones abrumadoras para vivir una experiencia de trascendencia espiritual (sonido/visi¨®n), la comprende y siente una invasi¨®n de poder o, al contrario, de p¨¦rdida. Cuando Miroslaw Balka (Varsovia, 1958) present¨® en la Turbine Hall de la Tate su contenedor de acero negro (How It Is) no hizo sino negar el ideal suprematista del museo moderno como un gran acontecimiento capaz de engullir cualquier arte. El artista hab¨ªa afirmado entonces que nunca volver¨ªa a tener una oportunidad como aquella para poder mostrar la intensidad de su trabajo.
Ocho a?os despu¨¦s, la breva le ha ca¨ªdo de nuevo, esta vez en Hangar Bicocca, en un desaf¨ªo que coloca no s¨®lo al artista, tambi¨¦n al comisario, en esa posici¨®n del creador m¨ªtico dotado de una gran capacidad para virtualizar un espacio y, como en cualquier drama de Shakespeare, provocar una ambiciosa meditaci¨®n sobre la existencia humana. Balka prefiere hablar de situaciones y no de obras construidas, utiliza materias ¡°pobres¡± que activan los 18 ¡°pasajes¡± del trayecto, desde corredores, pabellones, dispositivos generadores de im¨¢genes y esculturas. El cuerpo del espectador es impulsado a meterse en el campo oscuro de la historia, y lo que ¨¦ste siente a trav¨¦s del fuego, el agua, la tierra/sal y el aire guiar¨¢ lo que sienta sobre la obra. Las sombras de la figura humana permanecen en pasillos forrados de jab¨®n, estructuras vaciadas y fr¨¢giles elementos cotidianos. Vivimos en el residuo de aquellos momentos, recuerdos infantiles del miedo a lo desconocido, a las tinieblas de los campos de exterminio nazis que superan nuestra limitada imaginaci¨®n. Son efectos genuinos de un arte muy grande. Pocos artistas han sabido reconstruir con tanta sutileza la memoria del horror. S¨ª, es posible escribir poes¨ªa despu¨¦s de Auschwitz. Y representarla.
¡®Crossovers¡¯. Miroslaw Balka. Hangar Bicocca. Mil¨¢n. Hasta el 30 de julio.
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