El primer paisaje moderno de Euskadi llega al Bellas Artes
La pinacoteca bilba¨ªna adquiere la obra 'Vista de Bermeo, 1783', de Luis Paret, gracias al patrocinio de la BBK
Bermeo, 1783. El caballete observa desde el muelle derecho de la bocana de entrada al puerto, donde hoy se ubica La ola de N¨¦stor Basterretxea. Ante los ojos, el ¡®cay¡¯ de la localidad, hoy conocido como puerto viejo; el acantilado domina la panor¨¢mica de la villa. El muelle, lavanderas, arrantzales. De fondo, la desaparecida iglesia g¨®tica de Santa Eufemia, la emblem¨¢tica casa-torre Ercilla, las ya entonces ruinas de la iglesia de Santa Mar¨ªa de la Atalaya, que cuentan antes fue emblema religioso de Bizkaia, sede de las reuniones de los gremios y cofrad¨ªas de Bermeo.
Es la vista del pintor madrile?o Luis Paret y Alc¨¢zar a finales del siglo XVIII, capturada junto a escenarios ahora recorridos por los Stark o Nieve en lo nuevo de Juego de Tronos. Es la Vista de Bermeo, 1783 que acaba de adquirir el Museo de Bellas Artes de Bilbao. ¡°Es un milagro que hoy podamos celebrar su repatriaci¨®n al Pa¨ªs Vasco¡±, ha se?alado el director del museo, Miguel Zugaza, en alusi¨®n a los avatares sufridos por la obra, que fue robada por las tropas napole¨®nicas durante la invasi¨®n de Espa?a y vendida a coleccionistas extranjeros.
Aventuras, casualidades que se imbrican en el origen mismo del cuadro, en por qu¨¦, c¨®mo aterriz¨® Paret en Euskadi. Una historia con todos los ingredientes de una buena, o mala, telenovela, que arranca en la corte espa?ola de Carlos III. El artista madrile?o era pintor de c¨¢mara del infante Don Luis, hermano menor del rey y prol¨ªfico en escarceos sexuales. Y precisamente Paret era tambi¨¦n el encargado de suministrar al infante las doncellas con que ¨¦ste consumaba sus correr¨ªas secretas durante las batidas de caza.
Una vida disoluta que se filtr¨® a la corte y que llev¨® al rey a tomar medidas: todas las partes implicadas en el esc¨¢ndalo fueron desterradas durante tres a?os a Puerto Rico. Tambi¨¦n Paret. A su vuelta, la nueva condena consist¨ªa en la obligaci¨®n de permanecer a entre seis y sesenta leguas de la corte. En el caso de Paret fueron, por fortuna, cuarenta, as¨ª que opt¨® por mudarse junto con su familia a Bilbao.
Y sigui¨® pintando para la colecci¨®n privada de Carlos IV, para decorar sus dependencias. Paisajes, como este de Bermeo y los posteriores del Arenal de Bilbao, Hondarribia, Portugalete o Pasaia, que encerraban un prop¨®sito adicional al art¨ªstico: conseguir el perd¨®n por la condena real que arrastraba ya por ocho a?os.
Ser¨ªa as¨ª como llegar¨ªa a ser un pilar fundamental del panorama art¨ªstico en la Espa?a del siglo XVIII. Su rococ¨®, junto con la modernidad que encarnaba su coet¨¢neo Goya, se abrieron hueco en la escena del momento entre el clasicismo a¨²n imperante de la escuela de Anton Raphael Mengs, que hab¨ªa fallecido en 1779.
¡°En aquel momento era un lugar que comercialmente empezaba a vivir cierto auge, pero art¨ªsticamente era un p¨¢ramo. No hab¨ªa instituciones que arroparan el arte ni artistas rese?ables en la regi¨®n. Su llegada es un punto de inflexi¨®n en la evoluci¨®n cultural del pa¨ªs. Asumi¨® casi todos los encargos municipales, privados y religiosos del Pa¨ªs Vasco en aquellos a?os¡±, ha destacado del autor el jefe del departamento de colecciones del museo, Javier Novo.
La pinacoteca bilba¨ªna ha logrado hacerse con el cuadro en una subasta londinense por 900 000 euros ¨Cun precio ¡°muy por debajo¡± del de mercado, seg¨²n Zugaza- gracias a la aportaci¨®n de la BBK, que ha concedido un pr¨¦stamo cuyo importe deber¨¢ ser sufragado en los pr¨®ximos a?os con la aportaci¨®n de los Amigos del Museo. En este sentido, su director ha anunciado que ¡°en oto?o iniciaremos una campa?a de mecenazgo especial para la captaci¨®n de nuevos amigos, de recursos que nos permitan completar la financiaci¨®n de la adquisici¨®n¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.