Prisi¨®n territorial, c¨¢rcel familiar
A trav¨¦s de planos fijos y sin banda sonora, Maha Haj despliega un envidiable gusto para el encuadre, componiendo secuencias de incomunicaci¨®n generacional de gran finura
ASUNTOS DE FAMILIA
Direcci¨®n: Maha Haj.
Int¨¦rpretes: Maisa Abd Elhadi, Ziad Bakri, Doraid Liddawi, Amer Hlehel.
G¨¦nero: comedia. Israel, 2016.
Duraci¨®n: 90 minutos.
Conquistar la universalidad desde el localismo es uno de los triunfos del cine del humanismo. Como el de Maha Haj, sugestiva debutante en la direcci¨®n, hasta ahora directora art¨ªstica de pel¨ªculas de Elia Suleiman (The time that remains) y Ziad Doueiri (El atentado), que con Asuntos de familia logra extenderse hacia afuera y hacerse entender desde dentro, con un drama de apuntes c¨®micos que, con apariencia de leve, se hace fuerte en la sutileza y la caricia, pero tambi¨¦n en la incomprensi¨®n y el ego¨ªsmo.
Los de una familia palestina de Israel que ha crecido en Nazaret, pero que en diversas generaciones se extiende hasta Suecia y que, a pesar de la lejan¨ªa, (casi) podr¨ªa ser la nuestra. De lo remoto a lo global, o el ser humano como repetidor de semejantes formas dram¨¢ticas de fastidio mutuo, aqu¨ª comandadas por el desencuentro de un matrimonio de jubilados al borde de la ancianidad, que ya apenas se dirige la palabra ni la mirada, hundido en una incomprensi¨®n mutua descorazonadora y desgraciadamente cl¨¢sica, capaz de montar una batalla a cada paso de cotidianidad, con la mujer aguantando siempre un par de pu?aladas por la espalda m¨¢s que el hombre.
A trav¨¦s de planos fijos y sin banda sonora, Haj despliega un envidiable gusto para el encuadre, componiendo secuencias de incomunicaci¨®n generacional e intergeneracional de gran finura, en las que, de un modo siempre inesperado, saltan chispas de notable humor negro. Con la se?era Cuentos de Tokio (Yasujiro Ozu, 1953) como referente ineludible, Asuntos de familia parece, en su primera mitad, dejar de lado el sempiterno conflicto pol¨ªtico de la zona, al menos en los textos, en favor de un simbolismo carcelario de todos modos muy palpable. Sin embargo, en su ¨²ltimo tercio, esa prisi¨®n en forma de representaci¨®n aleg¨®rica se hace carne f¨ªsica, cuando sus protagonistas pretenden moverse en libertad por una zona llena de fronteras: pol¨ªticas, sociales, culturales, familiares.
"El tiempo pasa r¨¢pido cuando no est¨¢s solo", dice una de sus j¨®venes protagonistas en un momento del relato, como un lema solidario que, en cambio, no acaba de confirmarse en el devenir de los que la rodean. Quiz¨¢ porque Haj, guionista adem¨¢s de directora, sabe que los consejos universales tampoco existen. Y que la familia puede ser muchas veces una magn¨ªfica tabla de salvaci¨®n, pero tambi¨¦n un infalible m¨¦todo de ahogamiento.
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