Dos novilleros heridos en el primer festejo de la Feria de Julio de Valencia

La novillada se qued¨® con un ¨²nico espada en el ruedo en el cuarto de la tarde. ?ngel S¨¢nchez fue cogido al tercer intento de matar al segundo, y Jes¨²s Chover fue enganchado de mala manera al recibir con la muleta de rodillas y de lejos al cuarto. Los dos percances fueron dram¨¢ticos por la sa?a demostrada por los novillos con sus presas. El de Chover, arrastrado varios metros y zarandeado sobre la espalda y un brazo como un trapo, fue especialmente dram¨¢tico.

El aragon¨¦s Jorge Isiegas se vio solo ante el peligro y con una gorda papeleta por delante. Fue como de la sombra a la luz. En un suspiro. De escuchar los tres avisos en su primero a crecerse ante la adversidad, ganar en confianza y brillar con luz propia. De las tinieblas a acariciar un triunfo que solo la espada le neg¨®.

Isiegas afront¨® el reto con amor propio. La gran prueba comenz¨® con el cuarto, el que cogi¨® a Chover. Nunca tuvo entrega ese novillo que, adem¨¢s, sac¨® su guasa por el pit¨®n derecho. Isiegas opt¨®, pues, torear por el otro lado. Sin lucimiento, pero con gran pundonor, sac¨® naturales sueltos. Muy entregado siempre en la labor. Sin concesiones. Con entereza. El quinto, un jabonero de preciosa estampa y muy bien armado, serio en todos los sentidos, tambi¨¦n fue otra prueba. Con poca entrega, tom¨® la muleta a rega?adientes, y tampoco fue novillo para florituras. Y de nuevo un torero firme. Decidido. Sin perder el norte y centrado en todo momento. El pundonor decidi¨® la balanza a favor del torero. Intent¨® lucir y luci¨® su amor propio. Esta vez estuvo certero con la espada y se le reconoci¨® el esfuerzo. Fue justa la oreja.

El sexto, segundo de su lote oficial, fue un novillo de excelente son. Lo aprovech¨® Isiegas en la muleta y por los dos pitones. Con la presi¨®n ya superada, se entreg¨® de coraz¨®n en la faena de muleta. Fue su faena m¨¢s lograda, con momentos muy interesantes por ambos pitones. Sin dudas. Con ideas claras y resoluci¨®n inmediata. Buen novillo que encontr¨® un torero con confianza plena en s¨ª mismo. Pero esta vez la espada jug¨® a la contra y la cosa se qued¨® a medias.

En su primero, tercero de la tarde, Jorge Isiegas anduvo animoso. Insistente, aunque sin mayores conquistas. Con el novillo ya muy parado al final, la faena acab¨® un tanto deslucida. Luego vino un calvario con la espada y fueron cayendo los tres avisos, uno a uno, aunque el ¨²ltimo con el novillo moribundo.

Jes¨²s Chover, veterano en el escalaf¨®n, aprovech¨® con mucha voluntad y oficio al buen primero. Siempre animoso, tambi¨¦n irregular, fue molestado en alguna ocasi¨®n por un vientecillo que desluc¨ªa cada encuentro. La actitud super¨® con creces cualquier otra virtud. Luego vino el drama en su segundo, que lo cogi¨® nada m¨¢s abrirse de muleta. A sus dos novillos, Chover los recibi¨® valiente, de rodillas y a portayagola. Y en ambos mostr¨® decisi¨®n y soltura en banderillas. Muy variado, tambi¨¦n.

Otro buen novillo fue el segundo. Alegre en el quite que le hizo Isiegas y en banderillas, se rindi¨® a la muleta de ?ngel S¨¢nchez. La brisa se puso en contra en algunos momentos de la faena, pero hubo tiempo para lucir, sobre todo, en el toreo al natural: largos muletazos y muy toreado el novillo. Sobre la derecha hubo menos ajuste, pero el buen concepto de torero qued¨® patente. Despu¨¦s, sobrevino la cornada.

La novillada de Los Ma?os, debutante en Valencia, tuvo inter¨¦s. Hubo novillos para todos los gustos, aunque primero, segundo y sexto fueron con diferencia los de mejor nota para el torero. Excelentes los tres. El tercero tuvo poca entrega; el cuarto sac¨® cierta guasa, mientras que el quinto, que tampoco tuvo gran entrega, fue manejable. Cumplieron en varas, aunque en segundos encuentros con el caballo mansearan. En todo caso, novillada con inter¨¦s.