Un castillo digno de ¡®Juego de Tronos¡¯ para ¡®I Puritani¡¯ del Real
La grandiosa fortaleza finlandesa de Savonlinna acoge la primera gira de un montaje del teatro madrile?o con un ¨¦xito clamoroso
Fue fundada hace m¨¢s de 400 a?os para frenar las invasiones rusas. Pero nada pudo evitar que la pasada semana, el peque?o aeropuerto de Savonlinna (Finlandia) cerrara el espacio a¨¦reo porque iba a aterrizar en su pista para aviones de h¨¦lice un vecino con cierto predicamento: Vladimir Putin. El presidente ruso se dirigi¨® desde all¨ª al castillo de la ciudad para disfrutar con honores y sacando pecho de la Iolanta (Chaikovski) que estrenaba una de las joyas moscovitas de la cultura: el teatro Bolshoi. Era el otro gran centro internacional invitado al festival de ¨®pera finland¨¦s de este a?o. Junto a ellos ha desembarcado tambi¨¦n el Real de Madrid, con un montaje de I Puritani (Bellini) que arranc¨® inmensas ovaciones este lunes en un escenario propio de Juego de Tronos.
No porque el s¨¦quito y los m¨¦todos de Putin se asemejen m¨¢s a las ma?as de los Lannister que a las de los Stark. Tampoco porque los suaves 22 grados que envuelven el ambiente de bosques agujereados por el agua anuncien que llega el invierno. Sino porque las murallas que ensalzan la fortaleza desde la laguna; sus mazmorras, torres y pasadizos, envuelven al p¨²blico en un ambiente de ¨¦poca y anhelos ajenos al presente.
El cuerpo de voces del Real ha alcanzado nivel de maestr¨ªa a las ¨®rdenes de Andr¨¦s M¨¢spero. Es un coro para presumir"
Tambi¨¦n porque es el ¨²ltimo castillo al norte del planeta. Sirve por tanto como frontera de una Invernalia real. Y si en el pasado dio de s¨ª para detener el paso de invasiones hacia Suecia, hoy es sede de uno de los festivales de ¨®pera m¨¢s ins¨®litos del mundo. Sus paredes dan cobijo a montajes adaptados a la propia arquitectura p¨¦trea del lugar. En el aforo principal caben 2.300 personas. Todos llegan peregrinando desde la ciudad, cruzan los puentes que la separan y quedan a resguardo de sus murallas, bajo una lona. La edici¨®n de este a?o es especial. No s¨®lo celebran en Savonlinna los 50 a?os de la actual etapa del festival de ¨®pera. Conmemoran el centenario de la creaci¨®n de la rep¨²blica, fundada entre la vor¨¢gine de la revoluci¨®n rusa y milagrosamente ajena al tormentoso im¨¢n de su din¨¢mica. En medio de este contexto, la visita de Putin ha sido para los finlandeses, cuando menos, inquietante.
No as¨ª la del Real. Emilio Sagi, responsable esc¨¦nico del montaje de I Puritani, conoce bien Savonlinna. Por eso ha adaptado a sus condiciones la versi¨®n que la temporada pasada puso en pie en Madrid de la ¨®pera de Bellini. El desembarco ha sido planificado en poco tiempo. Pero la excitaci¨®n de salir por primera vez de gira ha merecido la pena a los casi 200 implicados en el proyecto, entre orquesta, coro, cantantes y personal t¨¦cnico del Real. El ¨¦xito en el estreno ha borrado las escasas horas de sue?o.
Este Puritani de l¨¢mparas hu¨¦rfanas y espectros en blanco y negro convenci¨® al p¨²blico finland¨¦s. Seg¨²n los responsables del teatro, con Joan Matabosch, director art¨ªstico, a la cabeza, ¡°para empezar a salir, conviene exportar belcanto¡±. Se trata de un g¨¦nero muy demandado desde el norte de Europa a los del sur, ha comentado tambi¨¦n Sagi.
Pero no siempre el resultado acompa?a de una manera redonda. Esc¨¦nicamente, el meollo planteado por ¨¦l y Daniel Bianco en la escenograf¨ªa funciona con escasos elementos simb¨®licos perdidos en la niebla de una iluminaci¨®n tenebrosa. La lucha entre los Estuardo y los Ironsides de Cromwell sirve de coartada a los elementos propios del drama rom¨¢ntico y belcantista, con su raci¨®n de locura, venganza y amores contrariados.
A eso hay que ponerle voz. Y fueron las voces lo m¨¢s flojo de la noche. Si hablamos de belcanto, nos comprometemos con un estilo. Este implica destreza, gusto y belleza m¨¢s que potencia o exceso. Con la salvedad del bajo bar¨ªtono coreano Jongmin Park, que mantuvo en su interpretaci¨®n de sir Giorgio una l¨ªnea de pureza en los c¨¢nones, las aportaciones de Jessica Pratt (do?a Elvira) y Celso Albelo (Arturo) pecaron, en este sentido, de rasgos antibelcantistas.
Puede que el entorno les descolocara y elevaran por ello el tono en una primera representaci¨®n. Pero, a no ser que el delirio lun¨¢tico de do?a Elvira llevara a pensar que deb¨ªa suplantar su personaje por una valquiria, no se sosten¨ªa en el desmesurado vigor que imprimi¨® a las notas m¨¢s altas.
Por separado funcionaron mejor. Pero en los d¨²os, tanto Pratt como Albelo, se contagiaban de un ardor t¨®xico m¨¢s wagneriano que belcantista, despistados quiz¨¢s, por la presencia entre el p¨²blico del gran Matti Salminen ¨Cleyenda del g¨¦nero alem¨¢n-, con su oronda figura de casi dos metros, entre los presentes. Aun as¨ª, convencieron al p¨²blico, que les brind¨® sus buenas ovaciones.
Cosa distinta fue el papel de la orquesta y el coro. El cuerpo de voces del Real ha alcanzado nivel de maestr¨ªa a las ¨®rdenes de Andr¨¦s M¨¢spero. Es un coro para presumir. D¨²ctil, flexible y audaz, como han demostrado en las dos ¨²ltimas temporadas en sus exhibiciones de t¨ªtulos como Mois¨¦s y Aaron (Shoenberg), Billy Budd (Britten) o Macbeth (Verdi). Encaja perfectamente en el desarrollo dram¨¢tico de cada propuesta y saltan de uno a otro registro con una magistral naturalidad que les fue absolutamente reconocida en Finlandia.
Lo mismo que la orquesta. Los oficios de Ivor Bolton como titular han causado grandes efectos en los ¨²ltimos tiempos. La situaci¨®n asilvestrada en que qued¨® tras la falta de un responsable en la ¨¦poca de Gerard Mortier, ha quedado definitivamente atr¨¢s gracias a una buena gu¨ªa repartida entre Bolton y Pablo Heras-Casado, principal invitado.
Han ganado en autoestima y eficiencia. Y as¨ª lo demostraron junto a Evelino Pid¨°, un maestro experto en el repertorio belcantista que ha viajado con ellos en esta ocasi¨®n. Le ha faltado quiz¨¢s se?alar el camino propicio a los roles principales, pero ha echado el resto con la orquesta. No es la ¨²nica prueba que la orquesta pasa en Savonlinna. El mi¨¦rcoles afrontan otra m¨¢s comprometida. Bajo las ¨®rdenes de Leif Segerstam interpretan la sinfon¨ªa Kullervo, de Sibelius. Es decir, repertorio genuinamente finland¨¦s, como agradecimiento a los anfitriones. Buenos bemoles.
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