Las imposibles segundas oportunidades
Machacada por la mayor¨ªa de la cr¨ªtica en la Berlinale, la pel¨ªcula no es en modo alguno ese desastre
Las segundas oportunidades conllevan arrepentimiento y posibilidad, pero nunca repetici¨®n. Han pasado los a?os, y las vidas han sufrido y disfrutado, han cambiado, han evolucionado, nunca son las mismas. Tambi¨¦n las condiciones. Las redenciones sobre lo hecho en el pasado encierran mucho de falso, de construcci¨®n, de imposibilidad a pesar de la posibilidad. Un pesimista podr¨ªa llegar a decir, incluso, que las segundas oportunidades no existen. Y eso es algo terrible.
REGRESO A MONTAUK
Direcci¨®n: Volker Schl?ndorff.
Int¨¦rpretes: Stellan Skarsgard, Nina Hoss, Niels Arestrup, Susanne Wolff.
G¨¦nero: drama. Alemania, 2017.
Duraci¨®n: 106 minutos
En Regreso a Montauk, ¨²ltimo trabajo del septuagenario Volker Schl?ndorff, el director alem¨¢n vuelve a la prosa del escritor suizo Max Frisch, ¨ªntimo amigo, del que ya adapt¨® su novela Homo faber en El viajero, pel¨ªcula de 1991. Relato de corte autobiogr¨¢fico, Montauk, de Frisch, es una reflexi¨®n sobre el arrepentimiento, sobre su naturaleza y su imposibilidad, sobre su desgracia. La vida de un escritor acostumbrado al control, que se descontrola cuando acude a Nueva York a presentar una novela sobre el fracaso de un amor del pasado, y osa reencontrarse con esa mujer, lejos de ser un producto de la ficci¨®n.
Los proleg¨®menos hasta el nuevo acercamiento entre los antiguos amantes tienen inter¨¦s y trascendencia. Hay oficio en Schl?ndorff, y tambi¨¦n valent¨ªa para componer una pel¨ªcula sobre temas adultos, con pretensiones de complejidad humana, que no teme a la pomposidad. Sin embargo, llegado el instante cumbre, el cl¨ªmax, la pel¨ªcula se resquebraja incomprensiblemente. Pierde fuerza, no hay pasi¨®n, es de una frialdad insuperable, se le ven los hilos de la dramaturgia, incluso a los rasgados violines de la banda sonora del habitualmente impecable Max Richter.
Eso s¨ª, machacada por la mayor¨ªa de la cr¨ªtica en su estreno en el pasado Festival de Berl¨ªn, con acusaciones comunes de grandilocuencia y de excesivamente literaria, Regreso a Montauk no es en modo alguno ese desastre. Sobre todo porque debe llevar al espectador a una segunda reflexi¨®n, aparte de la relativa a las segundas oportunidades: ?por qu¨¦ en cine se soportan menos esas frases elevadas que en los libros incluso llegamos a subrayar, como recuerdo de un punzante e imperecedero pensamiento interior?
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