De pronto, un viol¨ªn
El virtuosismo de Paco Montalvo y la hondura del cantaor Juan Pinilla convencen
Es relativamente normal escuchar el piano flamenco. Y tambi¨¦n resulta ya habitual el caj¨®n y la percusi¨®n en general, la flauta y otros instrumentos como acompa?amiento del cante y del baile. Es cierto, tambi¨¦n, que ocasionalmente el chelo o el viol¨ªn forman parte del coro musical de los espect¨¢culos flamencos, pero lo que hasta ahora resultaba inusual era el viol¨ªn flamenco solista. Justo ese es el papel que ha venido a ocupar el joven cordob¨¦s Paco Montalvo, de formaci¨®n cl¨¢sica, hijo de violinista, pero reconvertido al flamenco o, al menos (por ahora) al acompasamiento flamenco por parte de los m¨²sicos que lo acompa?an, incluido el constante palmeo y, en ocasiones, el taconeo del baile.
Montalvo, que desde muy joven apuntaba una muy prometedora carrera dentro de la interpretaci¨®n cl¨¢sica (a los 18 a?os actu¨® en el Carnegie Hall de Nueva York, con notable ¨¦xito), dio un giro casi radical a su carrera llevado por su pasi¨®n flamenca, sobre todo por su admiraci¨®n hacia Paco de Luc¨ªa y tambi¨¦n hacia su paisano Vicente Amigo.
Sin embargo, al contrario que la guitarra o el piano, que son instrumentos arm¨®nicos, el viol¨ªn es un instrumento mel¨®dico, por lo que el m¨²sico est¨¢ convencido de que este puede hacer de "voz" solista. De hecho, el espect¨¢culo presentado el s¨¢bado por la noche, en la segunda gala de la 57? edici¨®n del Festival del Cante de las Minas de La Uni¨®n, sin una entrada por vender, no cont¨® con el cante, hasta el punto de que quien haya sido educado en el binomio flamenco-voz humana pudo echarla de menos en determinados momentos. Montalvo, transportando entre s¨ª t¨¦cnicas cl¨¢sicas y flamencas, y dado su casi insultante talento, su virtuosismo sin l¨ªmites, hace, efectivamente, que el viol¨ªn hable, aprovechando al l¨ªmite la capacidad mel¨®dica de este instrumento de cuerda, por cierto, el que ¨¦l utiliza es un viol¨ªn del siglo XVII, que recibi¨® como regalo an¨®nimo hace unos a?os.
Todo el espect¨¢culo, que el m¨²sico cordob¨¦s ha llevado ya con creciente ¨¦xito por diversos lugares de Espa?a y de otros pa¨ªses, est¨¢ basado en su ¨²nico disco, que el pasado a?o fue nominado a los premios Grammy: Alma del viol¨ªn flamenco, en el que versiona temas de Paco de Luc¨ªa, as¨ª como m¨²sica cl¨¢sica espa?ola, de Falla a Alb¨¦niz, y diversos temas populares: El Vito, la Tarara o My Way, de Sinatra.
El p¨²blico se situ¨® expectante ante el escenario, sin saber al principio si patear o ponerse en pie, si est¨¢ ante un genio o ante un descarado. Y, desde luego, dosis de ambas cosas se dan en ¨¦l: atrevido hay que ser para presentarse ante p¨²blicos flamencos, como el de La Uni¨®n, con un viol¨ªn solista, pero el talento y la genialidad desbordan cada nota.
Como buen joven, ha ido forjando su ¨¦xito por v¨ªas moderadamente alternativas, como las redes sociales. Al espect¨¢culo le falta quiz¨¢s otra concepci¨®n m¨¢s ¨¢gil, y hay que esperar a que se decida a componer sus propios temas para detectar plenamente su capacidad creadora y, de paso, su flamencura. Pero ha venido para quedarse, es un valor seguro. De momento, el p¨²blico de La Uni¨®n resolvi¨® su dilema: acab¨® aplaudi¨¦ndolo puesto en pie, sobre todo tras la propina en homenaje a su maestro, la universal rumba Entre dos aguas, del desaparecido genio de Algeciras.
La actuaci¨®n de Paco Montalvo vino precedida por la voz jonda y comprometida del cantaor granadino Juan Pinilla, que en 2007 triunf¨® en este mismo escenario obteniendo la L¨¢mpara minera, m¨¢ximo galard¨®n del festival. Es un cantaor cabal, serio, comprometido social y musicalmente, estudioso (de hecho, antes de dedicarse profesionalmente al flamenco fue periodista especializado y traductor). Ha ido, adem¨¢s, con los a?os, dando volumen, matiz, color y profundidad a su voz. Su recital en La Uni¨®n fue variado y propio de alguien que conoce en su intimidad los diversos estilos. Estuvo dicharachero y ocurrente. Un gran recital reconocido calurosamente por el p¨²blico.
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