Riendo ante el abismo
Randy Newman trata con mordacidad el tema de la muerte en 'Dark Matter', disco desigual que evidencia su genialidad
Rompamos una lanza por las multinacionales: la carrera de Randy Newman obedece a la cuota de caprichos. Cuando la rama discogr¨¢fica de Warner Bros decidi¨® pelear en la primera divisi¨®n, se permiti¨® el lujo de fichar a geniecillos locales, artistas at¨ªpicos de Los ?ngeles que adoptaba como propios. Individuos como Van Dyke Parks, Ry Cooder y¡ Randy Newman.
Newman era un exitoso compositor para otros, aunque sus interpretaciones lac¨®nicas, cercanas al esp¨ªritu de Nueva Orleans, no conectaban con la tropa melenuda del rock. Pero se le manten¨ªa como parte de la peculiaridad californiana de Warner, el somos-diferentes-y-as¨ª-se-lo-hacemos-saber. Con el tiempo, Randy consigui¨® ¨¦xitos menores ¡ª¡®Short People¡¯, ¡®I Love L.?A.¡¯¡ª que allanaron las reticencias del departamento de contabilidad de Warner. Sin embargo, en los ochenta acept¨® volver al negocio familiar, la m¨²sica cinematogr¨¢fica. Y le ha ido bien, aunque siempre recuerde que ha sido 20 veces candidato al Oscar y solo volvi¨® a casa con la estatua en dos ocasiones (a ver: miles de compositores de cine se hubieran conformado con la mitad de esa cosecha).
Esa dedicaci¨®n tan bien pagada explica que los discos de canciones de Newman se hayan ido espaciando, al ritmo de una entrega cada nueve a?os. Ocurre que muchas de estas nuevas canciones de Randy parecen compuestas para musicales de Broadway. Un Broadway hipot¨¦tico, donde los espectadores ser¨ªan lectores de The New Yorker y oyentes de la National Public Radio. Vean el tema que abre el disco, ¡®The Great Debate¡¯. En p¨²blico, se enfrentan cient¨ªficos y creyentes. Discuten sobre la materia oscura y las leyes de la evoluci¨®n seg¨²n Darwin. Aviso que es una canci¨®n de Randy Newman: ganan los fan¨¢ticos religiosos, que demuestran que cuentan con mejor m¨²sica (el g¨®spel). En una pirueta extraordinaria, uno de los espectadores impugna el evento ya que sabe que Mr. Newman ¡°es un ateo declarado y un comonista (sic)¡±.
La rica imaginaci¨®n del autor tambi¨¦n se manifiesta en ¡®Brothers¡¯, situada en la Casa Blanca de 1961: John F. Kennedy aprueba la invasi¨®n de Bah¨ªa de Cochinos con el deseo de rescatar a Celia Cruz, ¡°la mejor cantante del mundo¡±. Se cierra con una r¨¢faga de m¨²sica latina que es m¨¢s Las Vegas que La Habana. No es el ¨²nico chiste musical. Con relajo dixie de Luisiana, ¡®Sonny Boy¡¯ presenta el lamento de Sonny Boy Williamson, el original, que muri¨® en 1948, con 34 a?os; ¡°resulta que soy el ¨²nico bluesman en el cielo?/ eso me entristece?/ soy el ¨²nico que muri¨® tan joven?/ no me dio tiempo de hacer algo malo¡±. Lleva mal que un disc¨ªpulo se apoderara de su nombre y alcanzara fama ¡°intentando ense?ar blues a esos chicos ingleses¡±. El tipo no aspira a ser reivindicado: se conforma con llegar a tener un compa?ero que le ayude a tocar blues en las praderas celestiales.
No siempre se mantiene ese nivel. ¡®Putin¡¯ regurgita nuestra visi¨®n del actual zar de Rusia sin pasar de ser un eficiente n¨²mero de musical, un showstopper. El centro emocional de Dark Matter est¨¢ a mitad y a final del disco. Con 73 a?os, Newman sabe que el gran tema es la muerte. Aqu¨ª es tratada con mordacidad (¡®Lost Without You¡¯) o de forma devastadora (¡®Wandering Boy¡¯). No contar¨¦ m¨¢s: ofrecen argumentos convincentes a favor de la genialidad de Randy Newman.
Randy Newman. 'Dark Matter'. Nonesuch / Warner Music
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