Pablo Atienza y Jorge Isiegas destacan en la final de novilladas de Las Ventas

Pablo Atienza o Jorge Isiegas, entre uno de estos dos nombres estar¨¢ el triunfador del Certamen Internacional de Novilladas Nocturnas celebrado estas ¨²ltimas semanas en la plaza de Las Ventas. Ambos novilleros, que alternaron tambi¨¦n juntos el pasado 22 de julio en una de las novilladas clasificatorias, dejaron buenas sensaciones en la final celebrada este s¨¢bado. Pero el festejo tuvo otro nombre propio: el de Ana Romero, ganader¨ªa de sangre Santa Coloma que tom¨® antig¨¹edad y lidi¨® un encierro de impecable presentaci¨®n e interesante juego.

Bonitos y muy en tipo de su procedencia, cinco de los seis ejemplares de la divisa gaditana sorteados y enchiquerados -el sexto fue devuelto tras lesionarse durante la lidia- mantuvieron el inter¨¦s y derrocharon nobleza y movilidad. Destacaron primero, segundo y cuarto, los dos primeros m¨¢s nobles y claros, y el cuarto m¨¢s encastado y dif¨ªcil. Los corridos en tercer y quinto lugar, mansitos, resultaron sosos. En el caballo dieron un juego dispar, acudiendo de lejos y apretando bajo el peto segundo, tercero y cuarto.

Poseedor de un buen concepto del toreo, el segoviano Pablo Atienza cort¨® una oreja excesiva tras torear con mucho temple al buen primero, un astado al que no le sobraban las fuerzas, pero que sac¨® fondo, aguant¨®, y fue a mejor durante el ¨²ltimo tercio. A veces despegado, el joven diestro se acopl¨® r¨¢pido a la bondadosa embestida de su oponente y logr¨® un par de tandas de exquisita templanza y buen trazo, especialmente sobre el pit¨®n derecho. A media altura siempre, sin exigir demasiado, el trasteo fue medido y tras dejar una estocada al primer intento, el ap¨¦ndice cay¨® en sus manos. El cuarto, de mayor casta pero menor recorrido, exigi¨® y el novillero no se acopl¨®. De uno en uno, la falta de ligaz¨®n imposibilit¨® la conexi¨®n con los tendidos y, tras un bajonazo, todo qued¨® en una ovaci¨®n.

Sin ser tampoco la suya una actuaci¨®n sobresaliente ni rotunda, lo realizado por el zaragozano Jorge Isiegas invita a la esperanza. La ilusi¨®n de un novillero distinto y con personalidad que, adem¨¢s, tiene valor. Una pintura era el segundo. Negro entrepelado salpicado calcetero y coletero, el de Ana Romero luc¨ªa unas astifinas defensas que impon¨ªan. Los pitones muy blancos, las puntas muy negras. Sin exageraci¨®n alguna, su trap¨ªo -como el de toda la novillada- era irreprochable. Alegre y pronto acudi¨® al segundo encuentro con el picador, pero como a su hermano primero, lo sacaron r¨¢pido, midi¨¦ndolo en exceso. Despu¨¦s, en la faena de muleta, tuvo movilidad y nobleza, aunque siempre embisti¨® a media altura, sin terminar de humillar.

Empez¨® bien Isiegas, toreando con templanza y cierto gusto. Al contrario que la mayor¨ªa, que da pases sin alma ni sentido, este torero hace las cosas desde una personal concepci¨®n est¨¦tica. Adem¨¢s, borda los pases de pecho, sobresalientes, de pit¨®n a rabo. Eso s¨ª, como al parecer no le faltan arrestos, debe ce?irse m¨¢s con el toro. As¨ª todo tendr¨¢ m¨¢s verdad, y la emoci¨®n ser¨¢ mayor. M¨¢s perdido en la segunda fase del trasteo, la intensidad del mismo fue decayendo y aunque hubo petici¨®n tras un espadazo algo delantero, el presidente no concedi¨® el trofeo. Vuelta al ruedo. Muy por encima estuvo del mansito y soso quinto, un animal que iba y ven¨ªa sin clase ni gracia y al que lidi¨® de forma magistral Ra¨²l Ruiz. Gan¨¢ndole siempre la acci¨®n, firme en los toques, logr¨® algunos redondos meritorios. Sin embargo, cuando se pas¨® la muleta a la mano izquierda, el novillo se le col¨® y qued¨® in¨¦dito en el toreo al natural.

El tercer finalista era el franc¨¦s Adrien Salenc, antiguo alumno de la Escuela de Tauromaquia de El Juli. En tercer lugar se encontr¨® Salenc con un utrero escaso de fortaleza y casta. Lo recibi¨® con un notable saludo a la ver¨®nica, meciendo los brazos, toreando. Ese buen y seguro manejo del capote fue lo mejor de su actuaci¨®n. Sin duda. Lo demostr¨® tambi¨¦n en un breve, pero templado quite en el segundo y en una torera media a pies juntos en el sexto. Con la muleta, por el contrario, no dijo nada. Frente a su primero y tambi¨¦n frente al sexto bis, un feo y manso sobrero de Dolores Rufino, dio muchos pases que carecieron de pureza y sabor.