¡®Perdidos¡¯, la madre de la edad de oro
La serie tuvo su orgien en Haw¨¢i y all¨ª se rod¨®. Lo que en principio iba a ser una historia a lo Robinson Crusoe acab¨® convirti¨¦ndose en un fen¨®meno con millones de fans
Antes de que la khaleesi fuera jinete de dragones. Antes de que Rust Cohle descubriera al Rey Amarillo. Antes de que Walter White fuera el cocinillas Heissenberg. Antes de que McNulty fingiera su funeral sobre una mesa de billar. Antes de todos ellos estuvo la escotilla. El humo negro. El oso polar. El 4, 8, 15, 16, 23, 42.
Perdidos es la madre de la edad de oro que vivimos de las series de televisi¨®n. Fue la ficci¨®n que ofreci¨® por primera vez un espect¨¢culo que se cre¨ªa solo posible en el cine. Y fue la historia que comenz¨® la cultura del hype ¡ªla hiperb¨®lica expectaci¨®n por una obra de cultura pop alimentada por las redes sociales¡ª por Internet, los hilos interminables de Reddit e IRC con teor¨ªas y teor¨ªas sobre sus misterios, la recopilaci¨®n enciclop¨¦dica y minuciosa en la Wikia de la serie (la Lostpedia, con el lema: ¡°un lugar que hicimos juntos¡±), y la rabia planetaria final ante el desenlace elegido por sus art¨ªfices.
Pero, ?c¨®mo empez¨® todo? ?Fue un flechazo creativo de Damon Lindelof o J.J. Abrams, un momento m¨¢gico en el que las piezas del puzle que enganchar¨ªa al planeta encajaron m¨¢gicamente? En absoluto. La paternidad de Lost se le debe a algo tan mundano como unas vacaciones. En concreto, las de Lloyd Braum, ejecutivo de la cadena ABC.
Braum se encontraba en Haw¨¢i y dio la casualidad de que pasaron la pel¨ªcula N¨¢ufrago, con Tom Hanks hablando con un coco en una isla perdida. Se le ocurri¨® que igual era interesante mezclar esa premisa y el reality de Supervivientes. Se la pens¨® un par de semanas y se le ocurri¨® cont¨¢rsela a sus colegas productores durante una reuni¨®n. ¡°La respuesta fue un silencio ensordecedor. Me sent¨ªa como el ¨²nico jud¨ªo en una reuni¨®n del Ku Klux Klan¡±, confes¨® Braum en una entrevista de Entertaiment Weekly. Pero la hostilidad del silencio era solo aparente. A los otros hombres trajeados del estudio les gustaba la idea. As¨ª que Braum se vio con la patata caliente entre las manos. Prob¨® con el guionista Jeffrey Lieber y la cosa no cuaj¨®. ?Soluci¨®n? Llamar al hijo no oficial de Spielberg: J.J. Abrams.
A Abrams, que por aquel entonces ya hab¨ªa firmado un gran ¨¦xito televisivo, Alias, el encargo le cay¨® como ¡°un grano en el culo¡±, seg¨²n confes¨® a Entertaiment Weekly. Pero se puso a pensar en los n¨¢ufragos en la isla tropical y algo ocurri¨®. Ten¨ªa entre manos la idea de un episodio piloto que le emocionaba, pero sospechaba que Braum iba a pensar que esa versi¨®n de la historia iba a ser un desastre. Se la jug¨® y lo llam¨®: ¡°Tengo una versi¨®n, pero no te va a gustar. Es m¨¢s Michael Crichton [el novelista de Parque Jur¨¢sico, cuya pel¨ªcula fue rodada tambi¨¦n en Haw¨¢i] que N¨¢ufrago. Habr¨¢ una escotilla en la isla. El espectador descubrir¨¢ secretos sobre esta gente que no son inmediatamente evidentes. Es mucho m¨¢s rara de lo que quieres¡±. Pero, milagrosamente, a Braum esto le sonaba a bombazo. Compr¨® la versi¨®n de Abrams y le busc¨® un socio, Damon Lindelof. Adem¨¢s, le dio el mayor presupuesto de la historia de ABC para un episodio piloto: cerca de 12 millones de euros, casi cuatro veces m¨¢s de la media de la cadena.
La historia se escribi¨® durante seis temporadas que hechizaron al planeta durante seis a?os. Lindelof, Abrams y Braum hab¨ªan creado un Star Wars. La obsesi¨®n encontr¨® su p¨®lvora perfecta en Internet. Se crearon hilos e hilos de opini¨®n para debatir desde los misterios m¨¢s inquietantes de la isla ¡ª?qu¨¦ era ese humo negro? ?qu¨¦ era esa escotilla? ?por qu¨¦ hab¨ªa osos polares en el tr¨®pico?¡ª a los datos m¨¢s inanes. Una furiosa e hilarante discusi¨®n entre fans se origin¨® para discutir si el personaje de N¨¦stor Carbonell (Richard Alpert) usaba o no eye-liner en sus pesta?as (no lo usaba). Las historias entre bambalinas del reparto tambi¨¦n se hicieron legendarias. Por ejemplo la de Josh Holloway, el inolvidable Sawyer, que pate¨® una silla de rabia durante su casting porque se hab¨ªa olvidado una l¨ªnea de di¨¢logo. A los productores les gust¨® tanto esta reacci¨®n, que decidieron rehacer al personaje en funci¨®n de un car¨¢cter volc¨¢nico. Su audiencia planetaria superaba los 110 millones de espectadores, solo por detr¨¢s de CSI.
Perdidos, eso s¨ª, qued¨® marcada para siempre por la reacci¨®n hacia su final. A toro pasado, Lindelof, que este a?o volvi¨® a cerrar otro show con muchos seguidores incondicionales, The Leftovers, confes¨® que se equivocaron en c¨®mo lidiar con la reacci¨®n airada de los fans: ¡°Hab¨ªamos sido tremendamente accesibles y de pronto no lo fuimos. Si hubi¨¦ramos estado ah¨ª justo cuando emitimos el final, no s¨¦ si hubi¨¦ramos cambiado la percepci¨®n del mismo. Pero tal y como lo hicimos, parec¨ªa que nos escond¨ªamos. No lo hicimos, pero lo parec¨ªa¡±.
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Destacamos: incluye 38 discos con las seis temporadas de la serie. Duraci¨®n total de 4.696 minutos.
Formato: DVD
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