Triunfo incontestable de Rom¨¢n
Encomiable entrega de la terna, por encima de la blanda y descastada corrida
No fue un triunfo de clamor, pero s¨ª incontestable. Rom¨¢n, ese sonriente torero valenciano, ha dado un paso de gigante en Bilbao ante los dos primeros toros de Miura de su vida, con los que ha demostrado que tiene madera de torero serio, muy serio, valiente, bien plantado, con las ideas claras y la cabeza amueblada.
Pero no fue el ¨²nico. Juan Leal dio una vuelta en cada toro despu¨¦s de derrochar valor y entrega a borbotones. Tambi¨¦n se estrenaba con el hierro legendario, se le not¨® que torea poco, pero se jug¨® la vida de verdad, sin cuento, y el p¨²blico supo agradec¨¦rselo.
Y Fortes, sereno y seguro, m¨¢s hecho ya como torero, estuvo muy encima de su desclasado lote, especialmente con la mano zurda.
Los que no estuvieron a la altura deseada fueron los toros de Miura.
Seamos claros: hablar mal de Miura no es pol¨ªticamente correcto. Este hierro es una leyenda, dirigida con acierto por una respetable familia durante 175 a?os, que se dice pronto. Miura es una marca. Miura es un referente del toro. Miura tiene un histori¨®n¡
MIURA / FORTES, LEAL, ROM?N
Toros de Miura, bien presentados, blandos, sosos, descastados y nobles.
Fortes: pinchazo y estocada baja (ovaci¨®n); dos pinchazos, estocada baja ¡ªaviso¡ª y un descabello (silencio).
Juan Leal: media estocada (petici¨®n y vuelta); pinchazo y estocada ¡ªaviso¡ª (vuelta).
Rom¨¢n: pinchazo y estocada baja (ovaci¨®n); estocada (oreja).
Plaza de Bilbao. Novena y ¨²ltima corrida de feria, 27 de agosto. Casi media entrada.
Pero no estar¨ªa mal que embistiera un toro de Miura de vez en cuando; solo de vez en cuando, pero que embistiera alguno como dios manda.
En el cierre de Bilbao, sin ir m¨¢s lejos, no hubo un solo toro para el m¨¢s m¨ªnimo recuerdo. Grandes, pesados y largos, s¨ª, pero eso es de familia. Pero los seis, mansones, blandos, muy blandos, sosos, sin recorrido y sin casta. Por no tener, no tuvieron ni peligro. Bueno, algunos recortaron con descaro en banderillas, y ah¨ª qued¨® todo. Es decir, una birria. De Miura, pero una birria.
Y con ese nombre tan sonoro y con esos toros tan largos e inciertos se enfrentaron tres j¨®venes con perentoria necesidad de abrirse paso. Bilbao era una gran oportunidad, y a fe que ninguno de los tres la desperdici¨®.
Rom¨¢n fue el ¨²nico que paseo una oreja, y lo hizo con todo merecimiento. Sus dos faenas de muletas sobresalieron por su seriedad y buenas maneras, por su perfecta colocaci¨®n y seguridad. Valeroso en todo momento, y asentadas las zapatillas en la negra arena, Rom¨¢n tore¨® con verdad, sobre todo con la mano derecha, a su primero, que no ces¨® de mirarlo de arriba abajo en cada muletazo. El fallo con la espada le priv¨® de un merecido premio.
Y no se arredr¨® ante el sexto, el toro de m¨¢s peso de la feria, 657 kilos, blando y noble, al que mulete¨® con temple, serenidad y largura por ambas manos en una demostraci¨®n de que su reciente triunfo en Las Ventas le ha otorgado una confianza ilimitada.
Leal recibi¨® a su primero con dos muletazos cambiados por la espalda en el centro del ruedo, y al quinto de rodillas en el mismo sitio. De ambos trances sali¨® bien, y no as¨ª de un desplante al inicio de la faena al segundo que lo vio desarmado y lo volte¨® con sa?a por los aires. No fueron toros los suyos para el lucimiento, pero s¨ª para demostrar, como hizo, que quiere ser torero, para lo que se jug¨® el tipo sin trampa. Tore¨® poco y expuso mucho.
Tres tandas con la zurda, suaves y la mano baja, dibuj¨® Fortes al esabor¨ªo primero, y solo pudo justificarse sobradamente ante el descastado cuarto.
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