¡®Sherlock¡¯: Una vuelta de tuerca nada elemental
Los guionistas Steven Moffat y Mark Gatiss crearon una versi¨®n contempor¨¢nea del m¨ªtico detective que encontr¨® en Benedict Cumberbatch su encarnaci¨®n definitiva
Todo empieza con un tren camino de Cardiff y dos amigos de charla. Son guionistas de la BBC y escriben para la misma serie, Doctor Who. En esto, la charla deriva del buen doctor a un d¨²o bipolar y fascinante. Un tal Holmes y un tal Watson. Uno de ellos dice: ¡°Ten¨ªan que hacerlo en plan contempor¨¢neo. Dejarse del atrezo de la ¨¦poca. Contar las historias, no la pantomima. Alguien tendr¨ªa que hacerlo¡±. El otro, asiente. Un a?o despu¨¦s, Benedict Cumberbatch dice su primera frase como Sherlock Holmes: ¡°?C¨®mo est¨¢ de fresco?¡±, en referencia a un cad¨¢ver. Tres temporadas y 180 pa¨ªses despu¨¦s, su Sherlock es como Sean Connery a James Bond.
Los amigos que iban en el tren se llaman Steven Moffat y Mark Gatiss. El primero es el pope de la ficci¨®n brit¨¢nica contempor¨¢nea. Y eso que lo ten¨ªa dif¨ªcil. Le cay¨® el muerto de continuar Doctor Who despu¨¦s de que lo dejaran su encarnaci¨®n m¨¢s amada, la de David Tennant, y su productor m¨¢s venerado, Russell T. Davies. A Moffat le dio igual. Cogi¨® a Matt Smith y acab¨® clavando en el coraz¨®n su Doctor Who a un p¨²blico hechizado. A Moffat no le bastaba. Quer¨ªa m¨¢s. Su colega de travesuras, Gatiss, interpretar¨ªa al hermano insensible de Holmes. Como se dice ahora, un win-win.
Todo se puede reducir a una sentencia universal (y Holmes siempre estar¨ªa de acuerdo con esta afirmaci¨®n, independientemente del contexto): la culpa la tiene el maldito Watson. ¡°La primera historia original empieza con un Watson tullido tras la guerra de Afganist¨¢n. La misma guerra imposible de ganar. Una vez empezabas a pensar as¨ª, toda la serie cobraba sentido¡±, explic¨® Gatiss sobre la g¨¦nesis del serial en una entrevista de la web Dean of the Geek. Dicho y hecho. Holmes habitaba el siglo XXI, el de las telecomunicaciones, los ciberesp¨ªas y el terrorismo a gran escala.
La transici¨®n no resultaba nada evidente. Preocupaba. Holmes ha sido, por alg¨²n motivo extra?o, ligado de manera casi inquebrantable al comienzo del siglo XX, tal vez porque nadie puede rechazar una Londres victoriana envuelta en la neblina, los carruajes y los relojes de bolsillo con leontina. Esa incapacidad para imaginar el texto fuera de su contexto sacaba de quicio a ambos creadores. ¡°Se hab¨ªa convertido en una especie de fervor. Algunas de las adaptaciones de Sherlock Holmes lo trataban como si adaptaran a Jane Austen, de forma muy aburrida y lenta. Y Sherlock Holmes no es eso. Es algo que un ni?o disfrutar¨ªa¡±, a?ad¨ªa vehemente Moffat en la misma entrevista.
Su versi¨®n no ser¨ªa ni la mitad de lo que es sin los int¨¦rpretes. La regla de la televisi¨®n serializada dice que uno convierte a actores desconocidos en famosos, y no al rev¨¦s. Con Sherlock se rompi¨® la norma. Benedict Cumberbatch y Martin Freeman ya eran sobradamente conocidos antes de afrontarla. Durante la emisi¨®n, creci¨® su fama, tanto por la serie como por otras muchas cosas, como el villano de Cumberbatch en Star Trek. La ira de Kahn o el Bilbo Bols¨®n de Freeman en El hobbit.
Cuando Moffat recuerda c¨®mo ficharon a Cumberbatch, solo puede decir: ¡°?M¨ªralo! Hay muy poca gente que pueda interpretar y parecer Sherlock Holmes en una generaci¨®n¡±. Freeman apareci¨® como su pareja perfecta. ¡°Simplemente, hicieron clic juntos¡±, resume el guionista. Aunque estuvo a punto de no pasar. Freeman perdi¨® la cartera justo antes de su primera audici¨®n. Ten¨ªa tal cabreo en la prueba que los productores pensaron que no le interesaba el papel. A la segunda intentona, el actor y su billetera estaban en paz.
La actitud soci¨®pata del Sherlock de Cumberbatch se gan¨® el coraz¨®n del p¨²blico tanto en la comedia como en el drama. Quer¨ªa encarnar exactamente as¨ª al personaje, porque lo entend¨ªa en todas sus m¨²ltiples facetas: ¡°Tiene una relaci¨®n compleja con el mundo. Necesita ser as¨ª para brillar pero, al mismo tiempo, la forma en la que se relaciona lo hace ciego a lo m¨¢s obvio. No es inhumano; es humano y es falible¡±, explic¨® durante la promoci¨®n de la BBC, cadena productora del programa. Uno de esos momentos en los que Sherlock muestra una sorprendente humanidad es su improvisado, hilarante y finalmente conmovedor discurso durante la boda de Watson, en el segundo episodio de la tercera entrega, El signo de los tres.
El objetivo final de toda serie son sus seguidores. Los locos que llenan las enciclopedias digitales. Los que queman los foros con mil y una teor¨ªas disparatadas. De ellos, Gatiss recuerda una: ¡°Lo m¨¢s conmovedor que me ocurri¨® fue recibir la carta de una mujer. Padec¨ªa una dislexia tan profunda que no hab¨ªa le¨ªdo un libro en su vida. Ahora, ha le¨ªdo todos los de Conan Doyle¡±.
Dos frases para la historia de la serie
¡°Siempre he sido capaz de distanciarme. De divorciarme de los sentimientos. Pero mira, ?lo ves? Mi cuerpo me traiciona. Interesante, s¨ª. Emociones. La mota en la lente, la mosca en la sopa¡±.
¡°Londres: esa gran cloaca donde todos los holgazanes y vagos acaban¡±.
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Destacamos: incluye 6 discos con las tres temporadas de la serie. Duraci¨®n total de 801 minutos.
Formato: Blu-ray y DVD.
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