La risa universal
No importa que se trate del ministro corrupto, el ladino o el violador: casi todos sonr¨ªen cuando llegan las c¨¢maras
Hace apenas 50 a?os, m¨¢s o menos, las gentes que sal¨ªan en los peri¨®dicos lo hac¨ªan, en general, con porte serio. Se encuadraban as¨ª en su circunstancial condici¨®n p¨²blica con su eventual carga de autoridad.
Quienes se mostraba risue?os en la foto pertenec¨ªan casi siempre al grupo de campeones deportivos, actrices sexies o humoristas de profesi¨®n. El resto de los se?ores y se?oras con oficios de mayor peso llegaban coronados de severidad.
No cabe duda de que el selfie ha contribuido mucho a masificar las fotos en que se r¨ªe y que la misma fotograf¨ªa invit¨® desde sus comienzos a exponerse con muestras de boba felicidad. Cumplea?os, bodas, bautizos, primeras comuniones, excursiones, merendolas, romances, visitas tur¨ªsticas daban en fotos laxas y jubilosas.
Por el contrario la tristeza y la c¨¢mara solo se asociaban a destacados profesionales realistas que desde la guerra a la miseria se empe?aban en ofrecer testimonios que, por contraste, se marcaban con patetismo: impresionaban.
As¨ª, la mayor¨ªa de los excepcionales fot¨®grafos de la historia siguieron el camino inverso al optimismo: no enfocaban lo bueno sino lo malo. No escog¨ªan los alborozos sino la miseria, la guerra o la enfermedad.
Es decir, una cosa ser¨ªa el ¨¢lbum familiar con sus recuerdos afortunados y otra la prensa con sus noticias sin cribar. Lo cabal en el peri¨®dico se apoyaba en personajes cabales y esto les imped¨ªa sonre¨ªr demasiado; en buena medida algo muy diferente de lo que sucede ahora.
Porque no importa que se trate del ministro corrupto, el ladino o el violador. Casi todos sonr¨ªen cuando llegan las c¨¢maras. Acusados que r¨ªen de su acusaci¨®n, delincuentes que toman a broma salir esposados. Los estafadores, los magistrados, los papas, los sepultureros, la Guardia civil, los jefes de la UCI, los tiranos parecen, en ocasiones, que vengan de una farra. Y su risa es como el hilv¨¢n que cose sin dolorosas apreturas la actualidad.
El entretenimiento es la base del consentimiento y el optimismo la preferencia del fin. Al cabo, en los media, la mayor parte de los personajes, por maduros que sean, deben parecer inmaduros, propensos a refrescar el jugo del porvenir. Hasta Kim Jong-un, que podr¨ªa desencadenar la Tercera guerra mundial, es un gran reidor y la falsa dicha aparentemente extendida en los labios de medio mundo se ha convertido en el dicho de una nueva trivialidad universal. Todos encantadores, todos encantados, todos embebecidos ante el objetivo despojado de su mirada moral.
Babelia
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