¡®El amante¡¯ excita todos los sentidos
La obra de Harold Pinter vuelve al Pav¨®n Kamikaze en forma de experiencia teatral multisensorial
Viernes noche. Un grupo de amigos se junta en un bar de una c¨¦ntrica calle de Madrid. Charlan. Unos toman cerveza, otros pasan directamente a las copas. Creen que se conocen. Dos de ellos son pareja desde hace justo 10 a?os. La mayor¨ªa estuvieron en su boda. Todos saben que se quieren¡ Pero, ?se quieren?, ?es amor?, ?es rutina?, ?es cari?o?
Y ellos, ?qu¨¦ saben el uno del otro? ?Todo? Tanto como para que ¨¦l, Richard, le pregunte a ella, Sarah, qu¨¦ planes tiene con su amante. Eso s¨ª, esto ya ocurre en la intimidad del hogar, ya no se comparte con los amigos. En general, lo que se hace p¨²blico de las relaciones sentimentales sigue siendo lo convencional. Este planteamiento es el que se repetir¨¢ desde el 8 de septiembre y hasta el 8 de octubre todos los viernes, s¨¢bados y domingos en el Pav¨®n Teatro Kamikaze de Madrid. La versi¨®n de El amante, de Harold Pinter ¡ªdirigido por un jovenc¨ªsimo Nacho Aldeguer (Madrid, 1985), junto con ?lex Garc¨ªa en la direcci¨®n art¨ªstica¡ª ha crecido. Ya se estren¨® en primavera en el ambig¨² del teatro y ahora pasa a la sala grande, pero tanto director como actores sostienen que es otra pieza, otro montaje. Adem¨¢s del evidente cambio de actriz, a Sarah la interpret¨® Alicia Rubio y ahora es Ver¨®nica Echegui la que se pone en su piel, no transcurre en la Inglaterra de mitad del siglo XX como la obra de Pinter, sino en la actualidad. Los int¨¦rpretes y el dramaturgo se preguntan c¨®mo hubiera reflejado el premio Nobel las relaciones de pareja, ¡°los momentos il¨ªcitos¡±, en este mundo de m¨®viles y redes sociales.
Lo pinteresco
Incide, sobre todo Daniel P¨¦rez de Prada ¡ªque encarna a Richard¡ª en lo ¡°cr¨ªptico y complicado del montaje¡±, en lo ¡°pinteresco¡±, que es el adjetivo que se utilizaba para describir las obras de este autor. Y eso que ¨¦l ya lleva rodaje. Pero confiesa que no tiene nada que ver con su personaje, que esa manera de entender las relaciones de pareja es totalmente opuesta a la suya.
Cada d¨ªa de funci¨®n se repetir¨¢ la escena descrita al principio. En el bar es donde comienza El amante, espectadores y elenco mezclados, intercambiando, bebiendo, comiendo¡ S¨ª, tambi¨¦n comiendo. Las relaciones personales se forjan y crecen en torno a una mesa, y tambi¨¦n participa en este proyecto el cocinero Diego Guerrero, al mando de los fogones de DSTAgE. Pone sus dos estrellas Michelin al servicio del Nobel y ha creado un bocado para que degusten los asistentes. Le ha llamado el beso porque eso es lo que tienen que hacer besar la roca de sal sobre la que se posa el tartar de carabineros. El amante despierta sensaciones en todos los sentidos, tampoco es desde?able el papel que juega el timbal y que el espectador tendr¨¢ que descubrir, todo al servicio de contar una historia. Guerrero no se siente lejos de esta misi¨®n, en realidad es lo que hace todos los d¨ªas en su restaurante: ¡°Dos funciones¡±. Se siente en un escenario, sin tel¨®n, como tampoco lo hay en el Pav¨®n. No solo se rompe la cuarta pared, Aldeguer no quiere que haya pared, ni primera, ni segunda¡ que los actores hablen directamente con el p¨²blico, que se cree un v¨ªnculo con ellos y este se empape de lo que est¨¢ ocurriendo, que no es ajeno a nadie. Porque esa sinceridad entre la pareja, ?es realmente sinceridad absoluta?
?Por qu¨¦ no se normaliza/verbaliza esa sensaci¨®n de sentirse interesado/atra¨ªdo por otra persona aunque se tenga pareja y se la quiera? Quien est¨¦ libre de pecado¡ ?Ay!, el pecado, la culpa¡ Todo esto mezclado con marisco, percusi¨®n, pasi¨®n, lujuria, amor, encuentros, soledad, silencio, miedo, amigos, complicidad, dependencia y la monoton¨ªa que Sarah y Richard intentan romper con ese juego de tratarse a veces como marido y mujer y otras como amantes¡ Elementos de la vida, del teatro y del corto, dirigido por Mar¨ªa Ripoll y ?lex Garc¨ªa, que ¡ªcomo si fuera un recuerdo que comparten los amigos¡ª pone en antecedentes esta historia de amor o de v¨¦rtigo.
Ya lo dijo en 2005 la Academia sueca al otorgarle el Nobel de Literatura a Pinter por ¡°sus obras en las que descubre el precipicio que hay detr¨¢s de los balbuceos cotidianos¡±.
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