Operaci¨®n ?triunfo?
Los 'talent-shows' descubren cantantes de los que nos olvidar¨ªamos en un par de meses
En Espa?a sobra talento. Eso al menos parecen creer los programadores televisivos. Desde que Operaci¨®n triunfo se convirti¨® en un fen¨®meno hace 16 a?os, las cadenas se encapricharon con el mismo formato de b¨²squeda de talento y lo copiaron una y otra vez, con peque?as variaciones. Los espacios musicales cl¨¢sicos desaparecieron y llegaron La voz, El n¨²mero uno, T¨² s¨ª que vales, Got Talent, Factor X... Todos repet¨ªan una f¨®rmula de ¨¦xito: descubrir cantantes de quienes olvidarse en un par de meses, sin dar oportunidades reales a ninguno.
Este oto?o se cierra el ciclo. Rodeado por la nostalgia de la reuni¨®n de su primera edici¨®n, Operaci¨®n Triunfo regresa al ente p¨²blico en un panorama muy distinto del de anta?o, tanto en lo musical como en lo televisivo. Hoy la industria discogr¨¢fica es un espejismo, los beneficios no est¨¢n en el CD y el espectador ¡ªas¨ª como el concursante, antes inocente e ilusionado¡ª se conoce cada trampa del formato.?Como muchos otros espacios de TVE, este OT tiene cierto toque a?ejo y tambi¨¦n desesperado.
Piense: ?Cu¨¢ntos participantes de La Voz recuerda? ?Cu¨¢ntos sobrevivieron su segundo telediario? En realidad, el talent show de Telecinco sirve m¨¢s para hinchar la carrera de sus c¨¦lebres coach que la de los concursantes.?Quiz¨¢s a la televisi¨®n no le quede m¨¢s talento por descubrir.
Porque desde que Risto Mejide aterriz¨® en OT, el "talento" que da audiencia es el del jurado. Esta nueva versi¨®n, al contrario que la original, tambi¨¦n tendr¨¢ su dosis de famoseo a la mesa. All¨ª estar¨¢n M¨®nica Naranjo, m¨¢s conocida en el ¨²ltimo lustro por su faceta de jurado que por sus actuaciones, un experto en m¨¢rketing y un productor musical que resulta ser hijo de Raphael. Todo da sensaci¨®n de repetido, innecesario y poco novedoso.
La industria ha perdido varias vidas desde la emisi¨®n original. Entonces, la audiencia todav¨ªa compraba discos de galas semanales y los cantantes ve¨ªan como sue?o final aquel contrato discogr¨¢fico, pese al incipiente pirateo. Los m¨¢s j¨®venes de la Academia se han criado ahora con Spotify y Youtube, donde precisamente buscan hoy suerte las promesas de la m¨²sica, no necesitadas de pasar por complicados procesos televisados. Sin castings, galas en directo ni obligaci¨®n de cubrir un repetido patr¨®n musical. Si quieren talento, no busquen en un talent show.
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