?Y si el esp¨ªa fuera Javier Mar¨ªas?
El autor de 'Berta Isla' se enfrenta al reto de guardar sus propios secretos
A Javier Mar¨ªas le aturden las presentaciones de sus libros. Y ha escrito quince novelas, y otras tantas recopilaciones de sus textos period¨ªsticos, ensayos literarios, traducciones, entre ellas la de la c¨¦lebre?Tristram Shandy de Laurence Sterne.
Pero este libro, Berta Isla, que acaba de sacar Alfaguara, contiene varios secretos que ni siquiera conoce Berta Isla, la protagonista. Y aunque su libro no va ¡°de esp¨ªas ni de aventurillas¡± a ¨¦l no le gusta que le levanten la falda a la escritura y nos lancemos los periodistas a destripar lo que hay dentro.
Pues es una novela ¡°de espera y de incertidumbre¡±, como le dijo a Antonio Lucas, poeta y periodista, que le entrevist¨® anoche en el C¨ªrculo de Bellas Artes para celebrar lo que su editora, Pilar Reyes, llam¨® ¡°el bautismo en Madrid¡± de la novela m¨¢s secreta (¡°y m¨¢s desolada¡±, ha dicho la cr¨ªtica) de Javier Mar¨ªas.
Acaso por eso, por la desolaci¨®n y por la espera, ¡°y por la incertidumbre que contiene¡±, Mar¨ªas hac¨ªa tiempo fumando por fuera del C¨ªrculo. Fumando uno, dos, tres cigarrillos. Es un hombre de esperas fumando; all¨ª estaba con su terno negro, su camisa blanca, bien afeitado. Y en el terno negro el pin de siempre, William Shakespeare, su santo patr¨®n brit¨¢nico, de la misma nacionalidad que el personaje ausente de la novela, el esp¨ªa que guarda el secreto, y los secretos, que Berta Isla nunca (quiz¨¢, no hagan spoiler, pide el autor) llegar¨¢ a saber.
En esa espera con tabaco a Mar¨ªas le pregunta un contertulio:
--?Y si el esp¨ªa fuera Javier Mar¨ªas?
--A eso no te voy a contestar. ?Quiz¨¢ lo sea!
No quiere que empiece el acto, aunque luego le dir¨¢ a Lucas:
--Empecemos cuanto antes, que as¨ª terminamos pronto, que de eso se trata.
Empezaron puntual, como acuciados por la nacionalidad del esp¨ªa, a pesar de que antes hab¨ªa dicho, con la voz esa que tiene para susurrar en los libros: ¡°No tengo ganas de que empiece ni de que se celebre ni de que se haya celebrado ni de nada, no tengo ganas de nada de esto, vamos¡±. Acaso la clave de esa desgana se la dijo tambi¨¦n a Lucas, en medio de la conversaci¨®n que tuvieron luego:
--Haber escrito 544 p¨¢ginas para que luego tenga que resumirlas y abaratarlas diciendo una frase cualquiera o cualquier bobada...
Porque ¨¦l no puede decir en qu¨¦ consiste esta novela ¡°porque trata de la vida misma¡±. Es decir, de la necesidad que el hombre tiene ¡°de espera y de incertidumbre¡±. Si el hombre no tiene que esperar ni se siente concernido por la dificultad de averiguar qu¨¦ es lo que viene con la vida ¡°todo ser¨ªa desgarrador e insoportable¡±.
As¨ª que si bien la novela trata de un esp¨ªa y de su decisi¨®n de aceptar la llamada de la Patria y de abandonar as¨ª, tan pronto, una vida marital normal que se hubiera iniciado en 1969 y resulta, y esto podr¨ªa ser tenido como un fracaso, en 1996 sin que el secreto del hombre no sea compartido (ni eso parece que han compartido) por Berta Isla, la que espera¡ As¨ª que siendo todo eso la novela no es eso. L¨¦anla.
En ese tiempo de su propia espera antes de que empezara el acto, Javier Mar¨ªas se fum¨® exactamente cuatro cigarrillos; y no se los fuma como quien tiene prisa (va a empezar el acto, no puede empezar sin m¨ª), sino como si estuviera interpretando parte de su novela. Los que le rodean ante el C¨ªrculo se fijan en que este Javier Mar¨ªas melanc¨®lico, ¡°de precisi¨®n relojera¡±, como le ha dicho Lucas, podr¨ªa ser tambi¨¦n el esp¨ªa que hace esperar, el que crea la pena de incertidumbre.
--?Y si usted fuera el esp¨ªa, y si en ese pin de Shakespeare ocultara usted el micr¨®fono?
--S¨ª, que ahora te lo voy a revelar¡ Anda, vamos, debemos ser puntuales. Por Shakespeare al menos.
Babelia
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