Muere Charles Bradley, aclamada voz del soul
El m¨²sico estadounidense, que grab¨® su primer disco a los 63 a?os, fue uno de los grandes embajadores del g¨¦nero en el ¨²ltimo lustro
Se pas¨® toda su vida siendo un imitador de James Brown, hasta que todos le admiraron por su nombre: Charles Bradley. El cantante, fallecido ayer, s¨¢bado, a los 68 a?os a causa de un c¨¢ncer de est¨®mago en el barrio neoyorquino de Brooklyn, simboliz¨® un logro dif¨ªcil de encontrar. En el mundo de la m¨²sica suele medirse el ¨¦xito por el n¨²mero de ventas y, en el mejor de los casos, por el impacto art¨ªstico o social de una carrera, pero muy pocas veces por el simple hecho de llegar a cumplir un sue?o, aunque esto suceda cuando uno tenga edad de jubilarse. Bradley grab¨® su primer disco a los 63 a?os y lo que para ¨¦l fue una meta personal que llevarse a la tumba se convirti¨® en un alegato pasional de soul que le dio a conocer en medio planeta.
Nacido en Gainesville, Florida, este m¨²sico de garganta desgarradora qued¨® en 1962 impactado a los ocho a?os al ver por primera vez en directo a James Brown en una de sus incendiarias actuaciones del Apollo Theater de Harlem. Fue de la mano de su hermana mayor a ese concierto, pero desde entonces aquel chaval crecer¨ªa frente al espejo de su habitaci¨®n, imitando al que luego ser¨ªa el rey del funk, al hombre que hizo avanzar como un torbellino la m¨²sica negra y revolucion¨® a la sociedad afroamericana con sus bailes y pildorazos infectados de ritmo. Todo el universo musical de Bradley se rigi¨® bajo las reglas sonoras y est¨¦ticas que impuso Brown al rhythm and blues.
Sin apenas estudios y dentro de una familia sin recursos, Bradley tuvo que trabajar de todo, sin poder dedicarse profesionalmente a la m¨²sica. Fueron muchos a?os pasando por cocinas, oficinas de mensajer¨ªa y cualquier cosa que le saliera para ganarse unos d¨®lares. Incluso durante una temporada lleg¨® a dormir en la calle. Finalmente, cercano al medio siglo de vida y tras una llamada de su madre para que se fuera a vivir con ella a Nueva York, consigui¨® un trabajo como imitador de James Brown en un garito de Brooklyn.
Parec¨ªa que acabar¨ªa sus d¨ªas as¨ª, pero un amigo le convenci¨® para que se dejase caer por Daptone Records, el sello de Brooklyn, erigido en este siglo XXI como una gran casa de la m¨²sica negra de tintes cl¨¢sicos. Bradley dej¨® una cinta de VHS con una de sus actuaciones y, poco despu¨¦s, le contrataron. Empez¨® como corista, hasta que en 2011, a la edad de 63 a?os, hizo su debut con No Time for Dreaming, un ¨¢lbum que, pese a los tics que evidenciaban su deuda con su h¨¦roe Brown, fue recibido en el circuito del rhythm and blues norteamericano con los brazos abiertos. El vocalista de Florida se benefici¨® en parte del revival soul que imperaba en aquellos a?os.
En 2013, public¨® Victim of Love, un notabil¨ªsimo tratado de sentimentalismo soul, apoyado en su vozarr¨®n. Bradley romp¨ªa su propio molde de imitador de James Brown y daba rienda suelta a su latido incontrolable de R&B con impulso funky. Reforzado por la poderosa secci¨®n instrumental de Daptone, el m¨²sico estuvo de gira por Estados Unidos y salt¨® a los circuitos internacionales. ?l y Sharon Jones, otra voz negra visceral que tambi¨¦n vivi¨® sus d¨ªas de gloria en el oto?o de su vida, se convirtieron en los nuevos embajadores del soul con esencias cl¨¢sicas. Ninguno hab¨ªa inventado nada y ninguno mostraba inter¨¦s por explorar en el R&B como hac¨ªan otras luminarias coet¨¢neos imbatibles como Frank Ocean o D¡¯Angelo, pero ambos eran pasi¨®n desbordante. Resultaba casi imposible alcanzar su c¨¦nit emocional encarando las canciones, resquebrajando al oyente con su fuerza innata, con su hambre insaciable al micr¨®fono.
Todo qued¨® perfectamente constatado en Changes, su tercer disco, publicado el a?o pasado. La defensa de las viejas formas pero con envoltorio contempor¨¢neo, nada retro, tuvo en esta obra una peque?a cumbre. Inspirado por la muerte de su madre y sustentado en la visi¨®n que ya el propio m¨²sico ten¨ªa asumida de guardi¨¢n de un g¨¦nero en v¨ªas de extinci¨®n, el ¨¢lbum reivindicaba su identidad de superviviente afroamericano en un pa¨ªs que volv¨ªa a plantearse el dilema racial ante los disturbios de distintas ciudades. Con reminiscencias a Otis Redding o Solomon Burke, Changes enlazaba de alguna manera con las preocupaciones actuales del? guetto.
Hace unas semanas, Daptone Records anunci¨® que Bradley suspend¨ªa su gira por culpa del c¨¢ncer. En Espa?a, se le pudo ver acompa?ado de Lee Fields, otro representante del sonido Daptone, y tambi¨¦n en solitario en el festival Black is Black de Madrid. Bradley sal¨ªa con la capa a lo James Brown, mov¨ªa el esqueleto como su ¨ªdolo y le rend¨ªa pleites¨ªa mientras se derret¨ªa sobre el escenario en un aut¨¦ntico acto de redenci¨®n con la vida. Lo hab¨ªa conseguido. Apenas ha tenido cinco a?os para disfrutarlo. Pero el eco de su logro y de su m¨²sica perdurar¨¢ mucho tiempo m¨¢s.
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