Mi plaza, a?os ochenta
El dibujante Carmelo Manresa debuta en la novela gr¨¢fica con una cr¨®nica sentimental de su adolescencia
"Mi juventud son los recuerdos de mi pueblo", con esta frase machadiana explica el dibujante Carmelo Manresa por qu¨¦ decidi¨® servirse de sus vivencias adolescentes en su Callosa de Segura (Alicante, 1965) para debutar en la novela gr¨¢fica con Plaza de La Bacal¨¢, de Desfiladero Ediciones. El kiosquero, el cine con su taquillera lenta y su proyeccionista de sesiones dobles; lugares donde se echaban horas como "los recreativos", en los que se jugaba al billar y al futbol¨ªn mientras algunos daban las primeras caladas a un pitillo; los coches de choque en las verbenas, la tienda de fotograf¨ªa con los retratos familiares, los tebeos y las revistas con desplegables que los adolescentes le¨ªan con una sola mano¡ son algunas de las referencias que recoge Manresa y que sonar¨¢n muy familiares para los que crecieron en plazas y barrios de pueblos y ciudades espa?oles a finales de los setenta o comienzos de los ochenta.
Profesor de dibujo en un instituto de Secundaria, colaborador en revistas de humor como El Jueves o TMEO, donde public¨® las historias de Sarmiento, empleado del ayuntamiento, a Manresa le ha llevado tres a?os su primera obra, de vi?etas en blanco y negro "porque se desarrolla en el pasado", y tambi¨¦n porque le recordaba "a la televisi¨®n en blanco y negro", dice por tel¨¦fono. Sin embargo, Manresa ha huido de una visi¨®n sentimentaloide ya que no considera "que aquella ¨¦poca fuera mejor que esta". "No he querido escribir con ese tono de ay, qu¨¦ bonito era todo¡ lo que s¨ª es cierto es que creo que antes la gente hac¨ªa m¨¢s vida en la calle, en las plazas. El ocio era m¨¢s de hablar con los amigos, ahora quiz¨¢s por tener tantos aparatos estamos m¨¢s pendientes de una pantalla", a?ade el vi?etista.
En lo personal, el autor recuerda esos a?os "con menos comodidades". "En casa ¨¦ramos cinco hermanos y hab¨ªa solo un sueldo, viv¨ªamos con estrecheces". Plaza de La Bacal¨¢, ambientada en un imaginario pueblo llamado Villacil (aunque existe uno llamado as¨ª en la provincia de Le¨®n) destila m¨¢s nostalgia en las p¨¢ginas dedicadas a aquellos cines de barrio que se llenaban los domingos de chavales que iban a ver pel¨ªculas del oeste y de k¨¢rate, salas que "hoy por desgracia est¨¢n desapareciendo". Manresa se divierte dibujando a un p¨²blico que aplaude al bueno de la pel¨ªcula cuando le da lo suyo al malo mientras algunos espectadores j¨®venes comen bocadillos que rebosan chistorra o ensaladilla rusa.
El volumen incluye un pr¨®logo de Javier Ikaz, el autor del superventas Yo fui a EGB, libro que recorri¨® las costumbres, programas de televisi¨®n, canciones y comidas de esos a?os. "Todos? tenemos una plaza de La Bacal¨¢ a la que volver", se?ala Ikaz, que describe esta novela gr¨¢fica como "un fresco a base de brochazos certeros que nos dejan con ganas de saber m¨¢s de los personajes".
A pesar del tono de humor que recorre las p¨¢ginas, Manresa no ha eludido situaciones m¨¢s serias, como la crueldad hacia algunas personas por su f¨ªsico, las bromas pesadas a mayores o la solitaria vida del loco que ha habido en todo barrio. Al autor le gustar¨ªa que con su Plaza de La Bacal¨¢ "la memoria de aquellos lugares y personajes no se pierda del todo" y porque "de vez en cuando hay que mirar hacia atr¨¢s para no olvidar qui¨¦nes somos".
Babelia
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