El anticlim¨¢tico Donald Trump

En Una verdad inc¨®moda (2006), documental de Davis Guggenheim sobre los efectos del calentamiento global del planeta, guiado por el esp¨ªritu reformista del exvicepresidente de Estados Unidos Al Gore, George Bush padre afirmaba en una imagen de archivo de sus tiempos presidenciales: "La radicalizaci¨®n de las ideas en torno a ciertos temas nos pueden llevar al abismo. Tendr¨ªamos un pa¨ªs lleno de b¨²hos, pero cargado de gente sin trabajo".

Diez a?os despu¨¦s de aquella pel¨ªcula, y algo m¨¢s despu¨¦s de aquella afirmaci¨®n, otro presidente, Donald Trump, tambi¨¦n republicano, ha cortado de ra¨ªz las esperanzas ecol¨®gicas, bas¨¢ndose en semejante dicotom¨ªa, naturaleza contra trabajo, y tomando medidas para ello: el pasado 2 de junio Trump sac¨® a su pa¨ªs del Acuerdo de Par¨ªs para el cambio clim¨¢tico, ratificado a finales de 2015 por m¨¢s de 200 naciones. Una decisi¨®n que ejerce de ep¨ªlogo anticlim¨¢tico ¨Dtanto en el sentido del desmantelamiento de medidas contra los efectos de los gases con efectos contaminantes, como en el sentido puramente cinematogr¨¢fico¨D de Una verdad muy inc¨®moda: ahora o nunca, secuela de aquel documental, dirigido esta vez por Bonni Cohen y Jon Shenk, con la sempiterna presencia de Gore en cada plano. Un documental con el valor de la denuncia, con ciertos problemas de ejecuci¨®n audiovisual ¨Dpocas cosas menos cinematogr¨¢ficas que una pantalla llena de gr¨¢ficos y un se?or en un estrado explicando materias en modo PowerPoint¨D, que sin embargo se hace fuerte con la c¨¢mara en medio de la batalla pol¨ªtica.

Con banda sonora de thriller conspiranoico, y en realidad lo es, esta segunda entrega de la lucha de Gore por trasladar al mundo los peligros del efecto invernadero y la necesidad de cambios legales se eleva con esas reuniones de alto nivel, expuestas en vivo y en directo: la de Gore con el ministro de Energ¨ªa de India, en la que este expone sus razones para seguir incidiendo en el carb¨®n; la del propio Gore con Laurent Fabius, ministro franc¨¦s de Asuntos Exteriores en los d¨ªas de la Cumbre de Par¨ªs, o la extraordinaria llamada telef¨®nica al presidente de la mayor empresa de energ¨ªa solar de EE UU, al que Gore ofrecer ser "el campe¨®n pol¨ªtico de la Cumbre del Clima" si se aviene a una jugosa contraprestaci¨®n econ¨®mica.

Es entonces cuando el espectador se adentra en la verdad de la pol¨ªtica, en la batalla de la dial¨¦ctica, y en la certeza de que la realpolitik siempre incluye, adem¨¢s de las ideas, o a pesar de ellas, la acariciadora mano izquierda de la diplomacia y la rotunda mano derecha de los negocios y la concreci¨®n en los avances.