La ley de la desobediencia

El pulso entre el deseo y la ley define la esencia del melodrama contempor¨¢neo, cuyos personajes centrales encuentran en la desobediencia el impulso para desencadenar el conflicto y, as¨ª, acceder al gesto heroico. Ya lejos de las claves del melodrama ejemplarizante, al otro lado del conflicto no aguarda necesariamente la tragedia, sino, en ocasiones, la emancipaci¨®n y la conquista de una identidad. No debe de ser casual que el chileno Sebasti¨¢n Lelio haya escogido el concepto de desobediencia para titular su primera incursi¨®n en el cine de habla inglesa: Disobedience, presentada en la ¨²ltima edici¨®n del festival de Toronto. Un t¨ªtulo que le pod¨ªa haber sentado tan bien a Gloria (2013) ¨Csu cuarto largometraje y su gran revelaci¨®n internacional- como a esta Una mujer fant¨¢stica que, merecedora del premio al mejor guion en la Berlinale, llega ahora a nuestras pantallas.

En los tres casos, una misma constante: mujeres que desobedecen, que se rebelan contra el determinismo del rol social, los lenguajes impuestos y la tradici¨®n. En Gloria, Lelio mostraba a su protagonista en soledad, escuchando baladas rom¨¢nticas que esculp¨ªan la subjetividad femenina en modo de perpetua espera. Lo que le interesaba era el desajuste entre esos discursos sentimentales y la capacidad de su personaje para conjurarlos: Gloria acababa contando la historia de una mujer que se negaba a acomodarse al constructo social que dessexualiza y niega la gesti¨®n del placer a toda mujer (sola) de mediana edad. En Una mujer fant¨¢stica, Marina ¨Cuna Daniela Vega que hace m¨¢s que honor al t¨ªtulo- es una transexual que, tras la muerte de su amado, emprender¨¢ una batalla insistente y solitaria contra el entorno familiar de este para reclamar su derecho al duelo.

Lelio aborda su relato como un problema de lenguaje que se despliega en un doble nivel: por un lado, subraya que, para sus antagonistas y seg¨²n determina el prejuicio, Marina forma parte del campo sem¨¢ntico de la marginalidad ¨Cnadie le hablar¨¢ de afecto, pero la sospecha de, entre otras cosas, el consumo t¨®xico no tardar¨¢ en manifestarse-; por otro, deja que la propia pel¨ªcula se transexualice constantemente, oscilando entre el melodrama y el thriller, el realismo y el desv¨ªo on¨ªrico o la extravagancia musical, las arias y la m¨²sica disco, Lavoe y Aretha Franklin. Una mujer fant¨¢stica prolonga con coherencia el discurso de Gloria, pero tambi¨¦n es una pel¨ªcula m¨¢s imprevisible y desconcertante, aunque, sobre todo, libre y felizmente abrumadora.