Bernard Haitink: ¡°Si quiere una vida tranquila, no dirija ¨®pera¡±
El legendario director de orquesta holand¨¦s, de 88 a?os, repasa su trayectoria antes de inaugurar la temporada de Iberm¨²sica al frente de la Sinf¨®nica de Londres
Uno recuerda los versos de Borges sobre la vejez cuando se encuentra con el director de orquesta Bernard Haitink (?msterdam, 1929) en el vest¨ªbulo del hotel Ritz, de Madrid: ¡°El animal ha muerto o casi ha muerto / queda el hombre y su alma¡±. Su aspecto denota fragilidad hasta que empieza a conversar, lo mismo que antes de levantar su batuta en cada concierto. Visita Madrid para inaugurar al frente de la Sinf¨®nica de Londres la temporada de Iberm¨²sica. Tiene 88 a?os, aunque recuerda perfectamente el joven que era, en 1956, cuando debut¨® al frente de la holandesa Orquesta del Royal Concertgebouw (RCO), en sustituci¨®n de Carlo Maria Giulini. ¡°Debutar con 27 a?os con una gran orquesta era dif¨ªcil entonces, pero ahora es m¨¢s complicado, pues se ha convertido en algo habitual¡±, reconoce.
Su oficio necesita tiempo y experiencias que ¨¦l recibi¨® en su ciudad natal en tiempos dif¨ªciles. ¡°Mi primera impresi¨®n musical fue, en 1938, con la RCO y Willem Mengelberg dirigiendo Chaikovski¡±. No guarda un buen recuerdo de este maestro y ensalza la labor de su sucesor. ¡°Eduard van Beinum tuvo una labor crucial para restaurar el sonido de la RCO despu¨¦s de la guerra¡±, dice. E incluso esboza un s¨ªmil pict¨®rico para explicarlo: ¡°Con Mengelberg, la orquesta ten¨ªa ese tono oscuro de Rembrandt y Van Beinum le devolvi¨® la luz de Vermeer¡±.
En 1961, se convirti¨® precisamente en el sucesor de Van Beinum en compa?¨ªa de Eugen Jochum. Era ¡°demasiado joven y demasiado pronto¡±, tal como relata a Niek Nelissen en su excelente libro de conversaciones (editorial Uitgeverij Thoth, 2014). Pero cont¨® con el apoyo de un brillante director art¨ªstico, el music¨®logo y compositor Marius Flothuis. ¡°Fue crucial su colaboraci¨®n para construir mi repertorio y me mostr¨® obras poco conocidas de Debussy o Stravinski¡±. Los programas de Haitink poco ten¨ªan que ver con los ciclos de grabaciones que realiz¨® con Philips. Recuerda quejas, como la famosa ¡°acci¨®n cascanueces¡±, de 1969, en favor de una mayor presencia de m¨²sica contempor¨¢nea: ¡°Llegaron a boicotear mi interpretaci¨®n de un concierto para flauta, de Quantz. Fue algo est¨²pido, aunque eran los a?os sesenta¡±. Y tambi¨¦n rememora la llegada de un especialista como Nikolaus Harnoncourt en 1975: ¡°Marc¨® un antes y un despu¨¦s, y ya no pude dirigir la m¨²sica de Bach con mi orquesta, aunque sea un compositor que adoro y cuya Pasi¨®n seg¨²n san Mateo he dirigido en 2008 con la Boston Symphony¡±, subraya.
En 1967, inici¨® una vinculaci¨®n con la Filarm¨®nica de Londres (LPO). ¡°Londres fue muy saludable para m¨ª, pues Holanda era, por entonces, un pa¨ªs bastante aislado. Encontr¨¦ un ambiente mucho m¨¢s corporativo y profesional, pero tambi¨¦n comenc¨¦ a dirigir mucha ¨®pera¡±, recuerda. A partir de 1977, comparti¨® la titularidad de la LPO con la direcci¨®n del Festival de Glyndebourne (¡°un lugar maravilloso donde fui muy feliz trabajando con gente talentosa¡±) y despu¨¦s con la Royal Opera House, desde 1987 hasta 2002. ¡°Le puedo asegurar que si quiere tener una vida tranquila no debe dirigir ¨®pera, aunque tambi¨¦n reconozco que mis ¨¦xitos oper¨ªsticos han sido m¨¢s satisfactorios que los sinf¨®nicos¡±, confiesa. Desde 2007 ya no dirige m¨¢s ¨®pera por la nociva influencia de los directores de escena, ¡°que no saben ni quieren saber nada de m¨²sica¡±.
Su trayectoria despu¨¦s de 2002 ha combinado titularidades ocasionales de orquestas americanas y alemanas. Pero en la actualidad colabora con varias, como la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, la Radio de Baviera y la Sinf¨®nica de Londres, con la que actu¨® ayer, domingo, en el Auditorio Nacional de Madrid. ¡°Adoro esta orquesta, pues trabaja de forma diab¨®lica¡±, dice. Pero la orquesta que ha cambiado su madurez es la Orquesta de C¨¢mara de Europa, tambi¨¦n de Londres. ¡°Volver a dirigir los ciclos sinf¨®nicos de Beethoven, Brahms o Schumann con esta orquesta tan motivada y din¨¢mica ha sido revelador para m¨ª. Hoy comprendo esta m¨²sica con mayor claridad, casi como si fuera m¨²sica de c¨¢mara¡±, asegura. No le interesa su fonograf¨ªa, plagada de ciclos sinf¨®nicos de Beethoven, Brahms, Mahler o Bruckner, aunque prefiere la tranquilidad del estudio de anta?o al directo retocado de hoy.
Y terminamos hablando de su relaci¨®n con la nueva generaci¨®n de directores, algunos de ellos espa?oles. "Gustavo Gimeno y Antonio M¨¦ndez me han pedido consejo y se lo he dado". Pero destaca la figura del titular de la Orquesta y Coro Nacionales de Espa?a (OCNE), David Afkham, a quien confiesa admirar: ¡°A veces me parece que sabe m¨¢s que yo mismo¡±. Quiz¨¢ sea, para ¨¦l, lo m¨¢s parecido a un heredero.
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