Matrix es un frasco de levadura
El artista franc¨¦s Philippe Parreno presenta por primera vez en M¨¦xico una de sus utop¨ªas cibern¨¦ticas
Matrix es un frasco de levadura conectado a unos ordenadores. M¨¢s bien, es un biorreactor, una m¨¢quina que mantiene las condiciones ambientales necesarias para que haya vida. Y conectados a una computadora, los microbios son la matriz generadora de otro mundo. Un mundo latiendo y brillando por las paredes de un museo.
La levadura y el anfitri¨®n, inaugurada este viernes en el Museo Jumex, es la primera vez que el artista franc¨¦s Philippe Parreno (Or¨¢n, Argelia, 1964) aterriza en M¨¦xico una de sus utop¨ªas cibern¨¦ticas. Hace cinco a?os, por ejemplo, convirti¨® los 22.000 metros cuadrados del Palais de Tokyo de Paris en otro universo aut¨®nomo compuesto por im¨¢genes, sonidos, invenciones tecnol¨®gicas, robots y humanos: la presencia de los espectadores iba modificando la exposici¨®n en cada visita.
Tampoco es todo tecnofilia en la obra del Jumex. El anfitri¨®n del t¨ªtulo se refiere a una interacci¨®n humana con la ciber-levadura. Armada con un iPad, conectado a su vez a Matrix, una persona va pase¨¢ndose por la sala de la exposici¨®n y tiene la capacidad de decidir cu¨¢ndo cambiar el tipo de luz, activar cierto tipo de sonidos o grabar una notas en un piano de cola. Las bacterias terminan aprendiendo la informaci¨®n que les llega en modo de repeticiones c¨ªclicas, activando a su vez una l¨®gica algor¨ªtmica pero aut¨®noma y ¨²nica en cada ciclo.
Las obras aut¨®matas de Parreno son como un Frankenstien hecho de viejos retales
Las manillas del reloj 3D proyectado en una de las paredes nunca marcan igual el tiempo. El orden de los videos cambia. El tel¨¦fono encima del piano no siempre suena a la misma hora, ni las composiciones musicales del piano son iguales. Los peces-globo de colores rellenos de helio se desplazan por la sala seg¨²n la temperatura ambiente. En la sala de abajo, una marquesina forrada con bombillas chisporrotea al ritmo de los sonidos que salen de la sala de arriba.
¡°El mundo de la instalaci¨®n siempre me ha quedado corto¡±, reconoci¨® en una entrevista reciente con un colega. Parreno es uno de los precursores al filo de los 90 del arte multimedia, la remezcla digital, lo participativo, lo coreografiado. Parreno es la exposici¨®n total.
Para la directora art¨ªstica de Jumex, Julieta Gonz¨¢lez, ¡°su obra va m¨¢s all¨¢ de lo art¨ªstico, est¨¢ vinculada con la revoluci¨®n de la informaci¨®n y los avances cibern¨¦ticos. Se trata de un cambio ontol¨®gico que apunta a una experiencia post-exposici¨®n y post-museo¡±.
Las obras aut¨®matas de Parreno son como un Frankenstien hecho de viejos retales. Anlee es un v¨ªdeo de 1999 donde una figura manga repite: ¡°no pertenezco a nadie, s¨®lo a quien pueda imaginarme¡±. En The Crowd (2015) vemos a un grupo de personas deambulando fantasmag¨®ricamente por la sala de una exposici¨®n que nunca comienza. C.H.Z. (2011) es un viaje por un entorno artificial misterioso y oscuro que simula las condiciones de vida fuera de nuestra galaxia. En Anywhen (2016) un cefal¨®podo luminoso bucea por el fondo marino mientras una voz en off recita: Mec¨¢nica universal / cibern¨¦tica y bi¨®nica / ?Qui¨¦n es el amo? ?Qui¨¦n es el esclavo? / ?sta no es una grabaci¨®n / Hay razones sin rima para creer.
Parreno trabaj¨® durante a?os con un equipo de la Organizaci¨®n Europea para la Investigaci¨®n Nuclear (CERN) en el desarrollo de la computadora bacteriol¨®gica, el interfaz, el Matrix que manda desde el centro de la sala. El artista explicaba as¨ª en una entrevista c¨®mo funciona ese cerebro cibern¨¦tico:
¡°Posiblemente exista una memoria que no es gen¨¦tica. En tres o cuatro semanas, estas bacterias aprenden el ritmo de la exposici¨®n (se apagan las luces, comienza la pel¨ªcula, y, al final, se vuelven a prender la luces). Les ense?¨¦ ese mundo a las bacterias. Viven en un mundo que no es solar ni celestial; es un mundo temporal de 25 minutos, el mundo de la exposici¨®n. No conocen nada m¨¢s. Son bacterias y no podemos pedirles demasiado. Viven y vivir¨¢n enteramente, siempre y cuando se las alimente. Porque una bacteria nunca muere¡±.
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