Por qu¨¦ ¡®El Ministerio del Tiempo¡¯ ha sido y ser¨¢ importante
La serie de La 1 cierra su tercera temporada sin tener asegurada su continuidad
Si nada ni nadie lo remedia, El Ministerio del Tiempo llegar¨¢ a su fin esta noche. En una serie llena de gui?os, la emisi¨®n de este 1 de noviembre, a juzgar por el avance, ser¨¢ un ejercicio de metatelevisi¨®n lleno de autorreferencias, con el mundo de la televisi¨®n (espa?ola) como gran protagonista. Un homenaje extensible tambi¨¦n a los minist¨¦ricos que han estado al lado de la serie en las duras y las maduras.?
No todo ha sido positivo en el recorrido de El Ministerio del Tiempo. Ya hace tiempo que muestra signos de desgaste. Un final a tiempo, como solemos pedir para las series que de verdad nos gustan, no es nunca una mala noticia. O, al menos, El Ministerio necesita un descanso largo y repensarse. Y volar fuera de TVE.
A la televisi¨®n p¨²blica hay que reconocerle el m¨¦rito de haber apostado por una serie que solo pod¨ªa haber existido ah¨ª. Era un riesgo porque no era una historia pensada para todos los p¨²blicos y porque era m¨¢s ambiciosa de lo normal. Pero si bien TVE le dio la vida, tambi¨¦n la ha llevado poco a poco a la muerte con un maltrato nada digno de una serie que ayud¨® a devolver cierto lustre a la cadena cuando pasaba por sus horas m¨¢s bajas. No todo son los datos de audiencia, que con El Ministerio nunca fueron para tirar cohetes; tambi¨¦n hay otros factores como el reconocimiento cr¨ªtico y social y el valor que ha tenido m¨¢s all¨¢ de la ficci¨®n. De hecho, son factores que en una cadena p¨²blica que no depende de los anunciantes deber¨ªan pesar m¨¢s que las cifras de audiencia.
En esta tercera temporada, las afrentas contra la serie se han acumulado. Empezando por el retraso a la hora de confirmar la nueva entrega mientras esperaban a que entrara un nuevo jugador en la ecuaci¨®n (finalmente fue Netflix), siguiendo por un estreno tard¨ªo con el verano encima, un regreso oto?al que no se anunci¨® con tiempo suficiente y un cambio de d¨ªa para sus ¨²ltimos dos cap¨ªtulos que ha dejado a la serie herida de muerte. Ni El Ministerio ni los minist¨¦ricos se merec¨ªan tal maltrato (al que, por otra parte, ya estaban acostumbrados porque en anteriores temporadas las cosas no fueron mucho m¨¢s dignas en lo que a la programaci¨®n se refiere). Ha dado la sensaci¨®n de que TVE se la quer¨ªa quitar de encima. Una l¨¢stima.
El Ministerio del Tiempo es una serie que mira la historia de Espa?a y los espa?oles desde un punto de vista cr¨ªtico, devolviendo protagonismo a nombres que no fueron suficientemente reconocidos por los libros de Historia. Con un grupo de personajes centrales cuya din¨¢mica ha funcionado, en general, bien. En esta ¨²ltima temporada, junto a algunos cap¨ªtulos que no cuajaron en la primera tanda y salidas de actores que se han notado m¨¢s de lo que cab¨ªa esperar, se han podido disfrutar de muchos momentos entretenidos y bien hilados sobre todo en la segunda mitad. En la recta final se notaba tambi¨¦n que la serie empezaba a despedirse, sobre todo con ese pen¨²ltimo episodio que cerraba tramas para dejar todo listo para la traca final. Por si las moscas.
Pero el valor de El Ministerio no solo se mide en su contenido, que ha ayudado a profesores de colegios e institutos a explicar la Historia de Espa?a y de la Literatura a sus alumnos y llev¨® al p¨²blico joven a interesarse por temas y personajes que quiz¨¢ solo hab¨ªan o¨ªdo nombrar de pasada, o ni eso. La importancia de El Ministerio tambi¨¦n radica en el fen¨®meno fan que ha movido a su alrededor, muy ruidoso y activo en redes sociales, un p¨²blico que, en muchos casos, ha seguido la serie fuera de su emisi¨®n tradicional precisamente por esas dificultades que dec¨ªamos antes. Su p¨²blico ve la televisi¨®n de otra forma, y por eso los datos de audiencia hay que mirarlos de otro modo. Tambi¨¦n ha sido una serie innovadora en cuanto a su estrategia transmedia, con episodios en realidad virtual, c¨®mic y libros varios, juego de mesa... y todo lo que los seguidores han aportado de su propia cosecha.
Cuando termin¨® la primera parte de la tercera temporada defend¨ª, con todo el dolor de mi coraz¨®n, que quiz¨¢ era el momento de que El Ministerio del Tiempo se despidiera lo m¨¢s dignamente posible. Sigo pensando lo mismo. Duele, pero puede que haya llegado el momento de asumir que la cosa no puede seguir as¨ª. Ha sido bonito mientras dur¨®. Bonito, divertido y esperanzador. Eso s¨ª, si alguien (s¨ª, Netflix, estoy mir¨¢ndote a ti) se anima a apostar en condiciones por la serie, dando el tiempo y el presupuesto necesario, a todo s¨ª, por supuesto. Ser¨ªa una grand¨ªsima noticia. Pero en las circunstancias actuales, mejor no.
Pase lo que pase, que nos quiten lo bailao. Y gracias a El Ministerio por el viaje. Honor y reputaci¨®n.
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