Sin Dios ni Stanislavski
Daniel Veronese estrena una r¨¦plica espa?ola de su personal¨ªsima versi¨®n argentina de ¡®T¨ªo Vania¡¯
Un tranquilo ecosistema del distrito central ruso, devastado por la llegada de una vis¨®n (Elena) y un mejill¨®n tigre (Serebriakov). En T¨ªo Vania, Ch¨¦jov vuelca su experiencia como propietario de una finca en M¨¦lijovo, a 70 kil¨®metros de Mosc¨². Sus personajes est¨¢n tomados del natural: el doctor Astrov, est¨¢ inspirado en Kurkin, m¨¦dico ecologista avant-la-lettre, y Teleguin, en Alexander Ivanenko, prizhivashlchik (amigo gorr¨®n) instalado en su casa a cama y mantel.
ESP?A A UNA MUJER QUE SE MATA
A partir de ¡®T¨ªo Vania¡¯, de Ch¨¦jov. Versi¨®n y direcci¨®n: Daniel Veronese. Int¨¦rpretes: Natalia Verbeke, Jorge Bosch, Susi S¨¢nchez, Pedro G. de las Heras, Marina Salas, Gin¨¦s Garc¨ªa Mill¨¢n, Malena Guti¨¦rrez. Madrid.Teatro Valle-Incl¨¢n, hasta el 10 de diciembre.
Daniel Veronese irrumpi¨® en Espa?a har¨¢ una d¨¦cada, con una serie de versiones libres de obras de Ibsen y de Ch¨¦jov, entre ellas Esp¨ªa a una mujer que se mata (inspirada en T¨ªo Vania), que dejaron huella y le abrieron la puerta para remontarlas aqu¨ª, con actores nacionales.
Si Vania es el hombre apacible, expuesto de s¨²bito a una situaci¨®n l¨ªmite, Elena, su antagonista, ociosidad hecha carne, es trampa de feromonas en la que quedan atrapados sus anfitriones y el bueno de Astrov: Odile y Odette a la vez, cuando habla la joven esposa de Serebriakov produce el mismo efecto que las sirenas con su canto, pero sus silencios han de turbar no menos que el de Margaret Livingston en Amanecer, film mudo de Murnau.
En la versi¨®n espa?ola de Esp¨ªa a una mujer que se mata, Veronese ha escogido para este papel a Natalia Verbeke, cuya presencia a¨²na belleza y un enigma que queda despejado en cuanto habla: su impacto inicial no perdura. En el montaje argentino, Mara Bestelli ten¨ªa un halo que enajenaba los corazones.
Por m¨¢s que encorve su ¨¢nimo, a Gin¨¦s Garc¨ªa Mill¨¢n se le ve muy gal¨¢n para interpretar a Vania. Tiene dedos de pianista, m¨¢s que de campesino, hablando figuradamente. Tambi¨¦n el Astrov de Jorge Bosch resulta m¨¢s joven y atractivo de lo que el personaje dice de s¨ª mismo.
El empe?o constante que Marina Salas pone en ani?arse, siguiendo, imagino, una pauta del director, aplana su interpretaci¨®n de la jovenc¨ªsima Sonia. Pedro G. de las Heras (Serebriakov) es quien por f¨ªsico, edad y t¨¦cnica encarna con mayor propiedad el alma de su personaje. Susi S¨¢nchez y Malena Guti¨¦rrez resuelven con eficacia dos papeles dif¨ªciles.
Porque el montaje espa?ol es r¨¦plica del argentino pero los actores son de caracter¨ªsticas muy diferentes a las de quienes lo estrenaron, cabe que el p¨²blico acostumbrado a ver veroneses originales eche de menos en este la velocidad de reacci¨®n, la pegada y la m¨²sica genuina de aquellos. Si la escenograf¨ªa es la misma en ambas producciones (y la misma usada tambi¨¦n en Mujeres so?aron caballos y, si no me equivoco, en Los corderos), perm¨ªtanme que a?ore el ¨ªmpetu y la envergadura de Osmar N¨²?ez, que a cada revuelta del cuerno de rinoceronte con el que su Vania embiste remov¨ªa al resto del reparto como a los peces el giro del tibur¨®n.
Babelia
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