Retrato del artista infantil

Pocas veces las vidas art¨ªsticas ofrecen realidades tan apasionantes como la de David Lowery, director estadounidense que, siendo un cr¨ªo, a la edad de 7 a?os, realiz¨® con su c¨¢mara casera de v¨ªdeo el corto de dos minutos de duraci¨®n Poltergeist (my first ghost story), apenas un juego, y que ahora, a los 37, ha compuesto la pel¨ªcula A ghost story, de intrincado sentido y complej¨ªsimas interpretaciones, ambos relatos de terror, y amparados en una misma imagen: la de un fantasma de simpl¨ªsima apariencia, tan solo una s¨¢bana blanca por encima del cuerpo con dos recortes circulares para los ojos, que acude a un hogar con intenciones poco claras para perturbaci¨®n de sus inquilinos, y que acaba desintegr¨¢ndose en su interior. La austeridad visual de ambas obras queda confrontada as¨ª, para fascinaci¨®n del espectador, entre la (aparente) falta de pretensiones del corto de un ni?o y la subyugante pretenciosidad de la pel¨ªcula de un profesional.

Lowery, director de la muy solemne pel¨ªcula infantil Peter y el drag¨®n (2016), ha reunido de nuevo a Rooney Mara y Casey Affleck, protagonistas de su anterior En un lugar sin ley (2013), para componer una relectura del cine de terror con unas caracter¨ªsticas tan ins¨®litas en su tratamiento del sonido y la imagen como en aquella mutaci¨®n del western. A ghost story es un relato de terror c¨®smico, de enormes ambiciones, que aspira nada menos que a abrazar el sentido de la existencia y de la p¨¦rdida, en una l¨ªnea en cierto modo semejante a la de Terrence Malick en El ¨¢rbol de la vida. Aunque, record¨¦moslo, todo ello con la imagen impagable de ese fantasma simpl¨®n de s¨¢bana blanca instalado en la quietud.

Rodada en un a?ejo y hermoso formato 4:3 con las cuatro esquinas redondeadas, la pel¨ªcula de Lowery muestra un exquisito gusto para el encuadre, para el montaje iluminador de los grandes instantes de una vida, y para el tratamiento musical. Pero, por momentos, tambi¨¦n parece innecesariamente alargada desde su atractiva idea, e incluso m¨¢s indescifrable que misteriosa. Aun as¨ª, sus im¨¢genes, y ese discursazo sobre lo que lo que permanece y lo que se va, sobre la grandeza de la inspiraci¨®n y las verdaderas obras de arte, quedar¨¢n en la memoria.