Mozart, magia y control
Con 20 temporadas a sus espaldas, Juan Diego Fl¨®rez vuelve al compositor austriaco, su primer amor oper¨ªstico, en un nuevo disco
Dice Juan Diego Fl¨®rez que Mozart fue su primer amor oper¨ªstico. Ahora que ha vuelto a ¨¦l, le ayuda a superar miedos de juventud. El tenor peruano se encuentra en medio de todo a sus 44 a?os. Contempla 20 temporadas de carrera atr¨¢s e intuye otras 20 por delante: ¡°Esperemos¡¡±, conf¨ªa.
Seguro que ser¨¢n m¨¢s. Pero la suya es una respuesta propia de quien aborda un mundo de excesos con mesura. Vendr¨¢n etapas m¨¢s calmadas, pese a que una de las cosas que le mantiene como el n¨²mero uno en sus especialidades, precisamente, es haber ido a tientas, sin meterse en locuras cuando no tocaban con su voz.
El futuro quedar¨¢ para ¨¦l muy centrado en Viena, donde vive con su familia, sin dejar el compromiso con su pa¨ªs: sobre todo mediante la fundaci¨®n Sinfon¨ªa por el Per¨², encargada de ense?ar m¨²sica a ni?os y j¨®venes de capas desfavorecidas. Entornos que ¨¦l conoce por haber salido de ah¨ª. ¡°Mis hermanos y yo crecimos con mi madre y sin un padre cerca, eso determin¨® mi vida. Antes de tener hijos, yo ya hab¨ªa decidido que no pod¨ªa andar lejos mucho tiempo, as¨ª que las nuevas producciones que haga de ¨®pera las centrar¨¦ all¨ª a partir de 2020, sobre todo¡±.
Y estas incluir¨¢n t¨ªtulos del repertorio que hace unos a?os negaba. Nunca pudo escapar a una profec¨ªa de Luciano Pavarotti. Cuando le preguntaron por ¨¦l, el maestro afirm¨® que Fl¨®rez representaba el futuro y augur¨® que acabar¨ªa cantando a Verdi y a Puccini, que no ser¨ªa un tenor especializado ni entregado a un ¨²nico campo.
Cuando el gran divo avis¨®, Juan Diego lo negaba. Se re¨ªa. Agradec¨ªa el halago, pero pensaba que se equivocaba: ¡°Me negu¨¦ a aceptarlo durante a?os¡±. Ahora sabe que no. Entonces andaba centrado en el bel canto, sin pensar mucho m¨¢s all¨¢ de Rossini, Bellini, Donizetti¡ De hecho, cuando todo estaba preparado para su debut como duque de Mantua en el Rigoletto, de Verdi, para el Teatro Real en ¨¦poca de Antonio Moral como director art¨ªstico, se ech¨® atr¨¢s. ¡°Ahora me encuentro en el camino que Pavarotti se?al¨®. No dejo de pensar en ello. Hoy, por ejemplo, Rigoletto es una ¨®pera que he incorporado con toda la naturalidad. Como vendr¨¢ en 2018 La traviata, en el Metropolitan de Nueva York, que yo considero belcantista, o como abordo ahora La boh¨¨me, de Puccini, y el repertorio franc¨¦s¡±.
Tambi¨¦n Mozart, de nuevo. Si Juan Diego Fl¨®rez se decidi¨® por la ¨®pera es, en parte, ante la fascinaci¨®n que sinti¨® al entrar a un coro de La flauta m¨¢gica. Ten¨ªa 18 a?os, viv¨ªa en Lima. ¡°Aquello me deslumbr¨®, estar ah¨ª metido, dentro¡±, comenta. ¡°Con Mozart empec¨¦ y a Mozart regreso ahora. Pero con mucho cuidado. Lo he cantado en concierto, he abordado casi todas las arias que me gustan. ¡®Se all¡¯ impero¡¯, de La clemenza di Tito, la cantaba con 17 a?os. Pero despu¨¦s mi voz se fue desarrollando hacia el bel canto, a lo virtuoso, y Mozart no lo es, generalmente, en las arias de tenor¡±. Debes situarte en el centro de la garganta. ¡°Es algo que vengo haciendo con frecuencia ¨²ltimamente. Tengo un instrumento m¨¢s ancho y eso siempre representa un desaf¨ªo. En la tesitura central, la voz no debe despegar. Pero la m¨ªa, por formaci¨®n, me lo pide y entonces debo controlarla. Esa es la clave para Mozart porque, adem¨¢s, debes mostrarte muy expresivo y trasladar una sensaci¨®n de magia al oyente. ?l es magia y se impone luchar por transmitirla en la expresi¨®n. Debes dibujar un halo con su m¨²sica¡±.
"Sal¨ª del bel canto hacia otros lugares en 2012. D¨ª el paso en contra de mi mentor, Ernesto Palacio. ?l dec¨ªa que no deb¨ªa hacerlo. Lo afront¨¦ solo"
Algunas leyendas, como Alfredo Kraus, no quisieron entrar ah¨ª. El ejemplo vale para alguien que ha seguido una carrera similar en t¨¦rminos de repertorio y cautela. Fl¨®rez entiende por qu¨¦ Mozart enciende alarmas y reservas: ¡°Es dif¨ªcil. Cuando quieres ir arriba, resulta inc¨®modo. Debes aprender a hacerlo. En eso juega a favor la experiencia. La clave es aportar t¨¦cnica y autocontrol, algo complicado para m¨ª, que vengo de una tradici¨®n belcantista, voy hacia una rom¨¢ntica y quiero buscar lo dem¨¢s. El reto en nuestro caso es la contenci¨®n¡±. Y otras cosas: ¡°En la grabaci¨®n del disco, por ejemplo, ha jugado un papel clave la palabra. Lo hemos hecho con estilo e instrumentos de ¨¦poca. Hemos logrado, creo, darle impronta¡±.
Le han acompa?ado en ello una orquesta especialista, La Scintilla, y un maestro curtido en lo mozartiano: Riccardo Minasi. ¡°Hemos mezclado arias delicadas como ¡®Un aura amorosa¡¯, de Cos¨¬ fan tutte, con otras m¨¢s dadas al show, como ¡®Si spande al sole in faccia¡¯, de Il re pastore, o ¡®Four del mar¡¯ (La clemenza di Tito)¡±, comenta. ¡°Piezas en las que se ve su fascinaci¨®n por lo italiano, pero ya muy joven, sin dejar de ser esencialmente Mozart¡±.
No quedar¨¢ ah¨ª su aventura junto al genio de Salzburgo. La trasladar¨¢ a escena. ¡°Voy a hacer algunas ¨®peras de Mozart: Idomeneo, La flauta m¨¢gica¡, las m¨¢s l¨ªricas¡±, afirma. Sin bajarse de los dem¨¢s campos en los que ya ha triunfado. Como transici¨®n hacia otros lugares en los que cree poder expandir su voz. ¡°Mezclar¨¦ el bel canto con ¨®peras nuevas. Adem¨¢s de La traviata, en el Met, Lucrecia Borgia, Norma, La boh¨¨me¡¡±. Una de las razones para el salto est¨¢ en el d¨ªa en que perdi¨® el miedo. Durante mucho tiempo, le pudo. ¡°Sal¨ª del bel canto hacia otros lugares en 2012. Di el paso en contra de mi mentor, Ernesto Palacio. ?l dec¨ªa que no deb¨ªa hacerlo. Lo afront¨¦ solo. Yo mismo llam¨¦ al Festival de Pesaro y llegu¨¦ al trato. Fui a tientas, el p¨²blico no me ve¨ªa capaz de meterme en papeles como Werther o Romeo. Tuve buenas cr¨ªticas. Ahora me siento con mucha confianza¡±.
Una sensaci¨®n que ha ido sumando paso a paso. Seg¨²n los escenarios. ¡°Cuando lo hice en Italia, sent¨ª m¨¢s nervios que en Par¨ªs, aunque fuera repertorio franc¨¦s. Los italianos son m¨¢s duros con lo que se supone que no puedes cantar. Que lo aceptaran fue un alivio. Ahora s¨¦ cantarlo y me entrego. He aprendido a hacerlo sin forzar porque este repertorio puede acabar contigo tambi¨¦n, eh. Hay mucha orquesta y debes terminar fresco, no ronco, sabiendo que puedes volver a empezar. Me gustaron esas sensaciones y Mozart, en este aspecto, le dar¨¢ un equilibrio a esta transici¨®n en la que me encuentro¡±.
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