El exilio del impresionismo
Una muestra en la Tate Modern re¨²ne las obras que maestros como Monet o Pisarro realizaron en su estancia en Gran Breta?a
Las casas del Parlamento de Westminster, imponente sede del poder en el Reino Unido, deben su imagen probablemente m¨¢s famosa a la visi¨®n de un extranjero con pasaporte franc¨¦s. Claude Monet convirti¨® ese palacio a orillas del r¨ªo T¨¢mesis en un obsesivo y multicolor objeto art¨ªstico que encabeza una exposici¨®n de la Tate Britain londinense dedicada a los trabajos de un grupo de artistas galos exiliados temporalmente en la capital brit¨¢nica. Hoy reconocemos en sus nombres como integrantes del movimiento impresionista precursores del arte moderno.
¡°Cualquiera pensar¨ªa que nunca ha habido pintores en Par¨ªs¡±, escribi¨® el cr¨ªtico de arte Th¨¦odore Duret en 1871, a ra¨ªz de la huida masiva de miles de nacionales, entre ellos muchos artistas, de los estragos de la guerra franco-prusiana que hab¨ªa arrancado un a?o antes. En aquella ¨¦poca ninguno tuvo que afrontar las restricciones que hoy en d¨ªa se temen tantos ciudadanos europeos en la era del Brexit: todos fueron acogidos sin m¨¢s por los pr¨®speros brit¨¢nicos, dispuestos a abrazar las influencias externas que sumaban enteros. En su desembarco buscaron el amparo de las redes establecidas por otros expatriados, al tiempo que comenzaban a tantear un paisaje urbano y social muy distinto del propio y acabaron explor¨¢ndolo en una variedad de trabajos.
Un centenar de obras conforma el relato que la Tate Britain traza sobre esos artistas refugiados bajo el t¨ªtulo Impresionistas en Londres, hasta el 7 de mayo de 2018. De la fijaci¨®n de Camille Pissarro por el perfil rural de los suburbios de la capital o el trazado urban¨ªstico de casitas pareadas a los cuadros en los que James Jacques Joseph Tissot retrata los juegos sociales de las clases brit¨¢nicas m¨¢s pudiente, pasando por la fascinaci¨®n com¨²n del mismo Pissarro, de Alfred Sisley y sobre todo de Monet por lo que acontec¨ªa en la ribera del T¨¢mesis y su envoltura nebulosa.
Los deportes
La muestra pone el acento en la originalidad con la que los impresionistas y sus colegas ejecutaron las representaciones de Londres, eligiendo unas tem¨¢ticas que los artistas victorianos consideraban demasiado prosaicas. El entusiasmo de los reci¨¦n llegados franceses por los deportes brit¨¢nicos se refleja en escenas de partidas de cr¨ªquet, en regatas y eventos del mundo del remo donde las costumbres y c¨®digos dejan muy clara adem¨¢s la divisi¨®n de clases.
Los inmensos parques londinenses son otro sujeto recurrente de esas pinturas como espacios sociales de interacci¨®n y libertad, en contraste con sus m¨¢s peque?as y restrictivas r¨¦plicas francesas (en muchas plazas de Par¨ªs estaba prohibido pisar el c¨¦sped).
Eludir el frente
La mayor¨ªa de esos autores se llevaron sus pinceles a la capital brit¨¢nica en calidad de exiliados de las miserias de la guerra, para eludir ser reclutados frente al poderoso ej¨¦rcito prusiano o en la categor¨ªa tan actual de emigrantes econ¨®micos. Monet no ten¨ªa un duro cuando recal¨® en una modesta pensi¨®n londinense con su mujer, retratada en 1871, con pose melanc¨®lica, en uno de los cuadros que exhibe la Tate. Mecenas como el cantante de ¨®pera y coleccionista Jean-Baptiste Faure o el marchante Paul Durand-Ruel (considerado el padrino de los impresionistas, de los que compr¨® y vendi¨® millares de cuadros) auspiciaron y financiaron sus trabajos. En palabras de Monet, ¡°Durand-Ruel nos salv¨® a todos¡±.
Lejos de la luz que tanto inspir¨® a los impresionistas en su Francia natal, Claude Monet se dej¨® seducir en su corto exilio por la perenne niebla londinense de entonces y los efectos atmosf¨¦ricos en el T¨¢mesis. Muchos a?os m¨¢s tarde, el casi sexagenario y ya reconocido artista, quiso regresar de nuevo a esas ¡°impresiones del pasado¡±.
Durante tres inviernos consecutivos (1899-1901) se instal¨® en el hotel Savoy para consagrarse a un recorrido por aquel r¨ªo a trav¨¦s de una serie de lienzos en los que trabaj¨® simult¨¢neamente, y entre los que sobresale la colecci¨®n centrada en las casas del Parlamento de Westminster. El despliegue de la Tate Britain ha conseguido reunir seis de los cuadros de ese grupo, hoy dispersos por Estados Unidos, Francia y Alemania, en el que es el punto m¨¢s fuerte de la exposici¨®n. Su autor eligi¨® para concluirlos el a?o 1904 en que Gran Breta?a y Francia firmaban el fin de sus escaramuzas y conflictos con la Entente Cordiale. Todo un simbolismo.
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