El alma de la viola
De entre la pl¨¦yade de maestros de este instrumento, la alemana Tebea Zimmermann ocupa lugar de privilegio
Parece mentira que, hasta hace poco, la viola fuera considerada como un instrumento de segundo rango, pero lo era y los innumerables chistes que provoc¨® a¨²n se pueden rastrear all¨¢ donde permanezca la memoria de estas cosas. De entre la pl¨¦yade de grandes instrumentistas que se han echado a la espalda restaurar el honor perdido de la viola, la alemana Tabea Zimmermann ocupa lugar de privilegio. Entender la viola significa comprender ese instrumento que no es ni chelo ni viol¨ªn, que hace de la discreci¨®n y las medias tintas su raz¨®n de ser y es el hogar de los sentimientos m¨¢s profundos.
Liceo de c¨¢mara XXI. Tabea Zimmermann, viola, Javier Perianes, piano. Obras de Schumann, Ligeti, Debussy y Brahms. Auditorio Nacional de M¨²sica. 7 de noviembre, 2017.
El repertorio que ha elegido Zimmermann y su excepcional socio de concierto, el pianista onubense Javier Perianes, era una declaraci¨®n de intenciones: dos grandes del romanticismo ¨ªntimo, Schumann y Brahms, cuatro n¨²meros del Primer Cuaderno de Preludios de Debussy, a cargo de Perianes a solo, y como contrapartida, la monumental Sonata de Gy?rgy Ligeti para viola sola.
Los dos instrumentistas de esta sesi¨®n han mostrado generosidad y compromiso a partes iguales. Las dos obras a d¨²o, Schumann y Brahms, han mostrado compenetraci¨®n, pero, sobre todo, una forma de construir el sonido de la viola prodigioso a cargo de una de las leyendas vivas de un instrumento que ya no le tienen miedo a nada. El Debussy de Perianes ha sido tocado con un pulso y una personalidad encomiables, nada raro para los que le conocen y saben de su enorme categor¨ªa.
Pero el plato fuerte para muchos, entre los que me encuentro, era escuchar esa Sonata de Ligeti que naci¨® cuando el maestro h¨²ngaro conoci¨® a la joven de veinticinco a?os que era entonces Tabea Zimmermann y qued¨® subyugado por su t¨¦cnica y sensibilidad. Se trata de una serie de seis piezas que fueron naciendo a lo largo de cuatro a?os, 1991-1994, dos de ellas, la primera y la ¨²ltima, dedicadas especialmente a Zimmermann. El conjunto es un asombroso abanico de t¨¦cnicas, colores y registros expresivos que evocan las grandes series de piezas de un Bart¨®k, aunque solo sea por el fuerte color local, por m¨¢s que las diferencias sean considerables. Este documento musical precioso se ha convertido en las manos de Tabea en una obra de referencia absoluta. T¨¦cnicamente abarca casi todos los problemas que duermen en el venerable instrumento, pero su excepcional rango expresivo hace de esta Sonata una pieza de escucha f¨¢cil si se da el caso de escuch¨¢rsela a la protagonista de la obra, una excepcional Tabea Zimmermann que la luce como su joya personal.
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