La Rampling

Lo de que "segundas partes nunca fueron buenas" es una demostraci¨®n de lo irrelevantes que pueden ser las frases hechas o los refranes. La segunda temporada de Broadchurch, la excelente serie de la cadena brit¨¢nica ITV, lo demuestra. Y en esa secuela de las pesquisas de los detectives Alec Hardy y Ellie Miller por resolver definitivamente el asesinato del ni?o de 11 a?os Danny Latimer, el juicio al presunto asesino se convierte en el eje central de la trama, un juicio que contar¨¢ con dos actrices veteranas: Marianne Jean Baptiste, una fija de la serie Sin rastro, y una extraordinaria Charlotte Rampling que con su sola presencia anula al resto del reparto.

La Rampling es un ejemplo de que la veteran¨ªa es un grado, dicho sea conscientemente de que tambi¨¦n es una frase hecha. Si deslumbr¨® al mundo en Portero de noche, sigue conservando 43 a?os despu¨¦s una indudable capacidad de atracci¨®n para la c¨¢mara y, consiguientemente, para el espectador. Con un a?adido: su rostro contiene todas las arrugas propias de los 71 a?os de quien ha optado por dejar que la naturaleza dibuje su rostro.

Chris Chibnall, el creador de la serie, consigui¨® un gran ¨¦xito lo que le anim¨® a producir una segunda y tercera temporadas. Su olfato televisivo le indujo a integrar en la trama un caso irresuelto por el detective Alec Hardy que le atormentaba desde que el presunto asesino se libr¨® de la condena por un fallo en la investigaci¨®n policial. Ese caso le permit¨ªa al productor mostrar nuevos personajes y situaciones que le liberaran de considerar la segunda temporada como una serie estrictamente judicial. Los Latimer, los inspectores locales y las abogadas de la defensa y la acusaci¨®n segu¨ªan siendo los protagonistas de un drama coral enmarcado en los impactantes acantilados de Dorset. Menos comprensible es que Antena 3, que program¨® la primera temporada en septiembre de 2014, no emitiera la segunda dej¨¢ndola en manos de Netflix.