Una novela maldita, una obra de arte del gran ¡®outsider¡¯ de la novela negra
Ignorado por el gran p¨²blico, Marc Behm cre¨® en 'La mirada del observador' una obra ¨²nica
La novela negra es un territorio perfecto para malditismoas y leyendas. En una sociedad en la que se mata por un ratito de fama, estas historias no dejan de sorprender. Francia tiene que ver con dos de los mejores ejemplos. Jean Claude Izzo, a quien ya rendimos homenaje en este blog, es uno de ellos.
El otro es un actor estadounidense que tras participar en el desembarco de Normand¨ªa se enamora de una enfermera francesa, se casa con ella, abandona su carrera interpretativa y tiene siete hijos. Guionista de prestigio, vive de colaborar en producciones de la talla de Charada o Help y no publica su primera novela hasta los 52 a?os. Un hombre que cuando era ignorado en Estados Unidos e Inglaterra no paraba de ganar adeptos en Francia gracias a la S¨¦rie Noire de Gallimard.
Hablamos de Marc Behm (Trenton, New Jersey, 1925 ¨C Fort-Mahon-Plage, Francia, 2007). Creador de un buen pu?ado de cuentos desasosegantes de los luego hablaremos o de la extra?a Of The Wall, Behm es sobre todo conocido por la novela The Eye of the Beholder. Publicada por primera vez en Espa?a en la colecci¨®n Etiqueta Negra en 1987, ahora se puede encontrar con el t¨ªtulo La mirada del observador en la edici¨®n con la que la Serie Negra de RBA tuvo el acierto de rescatarla en 2011 (traducci¨®n de Beatriz Pottecher).
Hay que dar las gracias a Charlon Heston, para qui¨¦n Behm escribi¨® esta historia. El actor no la quiso y termin¨® convertida en esta gran novela. El argumento es sencillo, con aroma cl¨¢sico. Todo lo dem¨¢s no. Publicada en los inicios de la d¨¦cada de los ochenta del siglo XX, La mirada del observador hubiera sido una revoluci¨®n en el g¨¦nero negro si alguien m¨¢s all¨¢ de Francia la hubiera hecho caso. Menos mal que el tiempo se toma su revanchas.
El Ojo, de quien no conocemos ni el nombre, languidece en una oficina de una gran agencia de detectives cuando le encargan lo que parece un trabajo sencillo: que investigue a la prometida del ¨²nico hijo de una familia adinerada. As¨ª conoce a Luci Brentano, uno de los cientos de alias que usa est¨¢ asesina pulcra y eficaz, obsesionada con Shakespeare y que vive de casarse con hombres adinerados y vaciar sus cuentas para despu¨¦s matarlos.
En la novela vemos como el Ojo deja todo para perseguir a esta asesina que le recuerda a aquella hija a la que perdi¨® hace tiempo. A trav¨¦s de una carrera sin fin, la historia dibuja una turbia relaci¨®n filial de la que uno no sabe qu¨¦ pensar. Individuo roto, obseso realizador de crucigramas, el Ojo solo est¨¢ tranquilo cuando se confunde con la masa. De lo poco que podemos intuir de su vida antes del cataclismo se deduce que se apa?ar¨ªa bien si se limitara a seguir las normas y llevar su existencia por un camino convencional. Pero el Ojo, personaje superlativo, antih¨¦roe sin quererlo, no quiere atrapar a la asesina, no necesita que se haga justicia, solo desea estar cerca de ella.
Ah¨ª encontramos al otro personaje brutal de esta novela. Dafne Henry, Chatlotte Vincent o cualquiera de los nombres que usa en sus fechor¨ªas. Qu¨¦ m¨¢s da. Detr¨¢s tenemos a una mujer desesperada, una psic¨®pata h¨¢bil, una excelente jugadora, una amante bisexual, un personaje trist¨ªsimo. Es decir, uno de los mejores perfiles femeninos de la historia del g¨¦nero negro.
Las sensaciones al leer este relato que tambi¨¦n est¨¢ lleno de violencia son extra?as. Dice Paco Camarasa al respecto en el pr¨®logo de la edici¨®n de RBA: ¡°Le acompa?amos, seducidos y fascinados, sin ninguna consideraci¨®n ni juicio moral o ¨¦tico. El Ojo es tambi¨¦n nuestra mirada que lee, pero que, mediante la magia de la palabra, nos transmuta en el observador¡±.
¡°Escribir no es doloroso, es suficiente creer contar una historia. Lo importante es que el lector no se llene de mierda. Es por eso que decid¨ª acabar de una vez por todas con el personaje detective, que era totalmente la basura¡±, aseguraba el autor en el documental Chasing Marc Behm, del franc¨¦s Olivier Bourbeillon, una de las pocas ocasiones de escuchar a un hombre que despreciaba el mundo literario y la exposici¨®n p¨²blica.
Behm escribi¨® tambi¨¦n cuentos, breves variaciones de los mismos temas, de las mismas obsesiones. Algunos de ellos fueron recogidos en la colecci¨®n Hermosos y malditos publicada por la Semana Negra de Gij¨®n y en ellos podemos disfrutar de hombres y mujeres con furia asesina, de perseguidores solitarios, de una prosa que ataca sin piedad las debilidades de sus personajes y de una incorrecci¨®n pol¨ªtica que a¨²n hoy sorprende.
Behm muri¨® en un pueblo de Francia en 2007. Vivi¨® la vida que quiso, escribi¨® obras por las que se gan¨® el respeto de los cr¨ªticos primero y del p¨²blico mucho despu¨¦s y, sobre todo, se mantuvo fiel a s¨ª mismo. Qu¨¦ pocos pueden decir todo esto.
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