En la tierra fecunda de T. S. Eliot
La editorial Visor publica por primera vez en espa?ol y con un centenar de textos in¨¦ditos toda la obra del escritor anglosaj¨®n que marc¨® a generaciones de poetas
Lo mismo que en sus magistrales Cuartetos escribi¨® que a un pueblo sin Historia, no lo perdonar¨ªa jam¨¢s el tiempo, T. S. Eliot estaba convencido de que un poeta sin conciencia de palabra, no contar¨ªa con el respeto de la posteridad. La obra de este norteamericano enraizado en Inglaterra ¨Ces decir, anglosaj¨®n de pura cepa- nace y muere al tiempo en la defensa cabal y heterodoxa del lenguaje. Eliot lo engendra, lo libera y siembra con ¨¦l. Es principio y fin. Primog¨¦nito de la idea y proxeneta de sus m¨²ltiples formas para arrancarle todos los beneficios al alcance de su mano.
As¨ª es como se nos presenta en las Poes¨ªas Completas. Acaba de publicarlas Visor con una edici¨®n especial de Christopher Ricks y Jim McCue, que ha sido traducida por el poeta cordob¨¦s Jos¨¦ Luis Rey. Aparece de manera muy cuidada, con el formato que la firma ha dedicado antes solo a unos pocos elegidos, como Juan Ram¨®n Jim¨¦nez o Walt Whitman. Tres a?os de duro trabajo para lograr que vea la luz por primera vez en espa?ol todo el legado literario, la enjundia y la vigencia de Eliot. Ser¨¢ en dos vol¨²menes con novedades, adem¨¢s: ¡°Contiene casi un centenar de in¨¦ditos¡±, asegura Rey. ¡°Esta es una edici¨®n can¨®nica y definitiva donde el lector descubrir¨¢ a un autor m¨¢s amplio del que ten¨ªamos noticia¡±.
?Y qu¨¦ sab¨ªamos? Que naci¨® en Saint Louis (Missouri, EE UU) en 1888. Ingres¨® en Harvard y bebi¨® del antirromanticismo en boga entonces. Que fue editor en Faber and Faber, trabaj¨® en la banca Lloyd¡¯s bastantes a?os y pas¨® por Oxford pero no se quiso quedar: ¡°Es bell¨ªsima pero no me gusta estar muerto¡±, dijo. Que irrumpi¨® en el panorama po¨¦tico con Prufrock y otras observaciones, entre ellas la llamativa utilizaci¨®n del mon¨®logo interior. Que alcanz¨® la nacionalidad brit¨¢nica en 1927, el Nobel en 1948 y muri¨® de enfisema en 1965, ahogado a partes iguales por su h¨¢bito de fumador compulsivo y por la contaminaci¨®n londinense. Que frecuent¨® al grupo de Bloomsbury, fue amigo de Joyce y Bertrand Russell, adoraba el Renacimiento, al Dante, a Shakespeare, la poes¨ªa isabelina y la m¨ªstica india en conexi¨®n con sus creencias cristianas y su desconexi¨®n antisemita¡ ¡°Que en el siglo XX est¨¢ a la altura de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez en espa?ol o Rilke en alem¨¢n¡±, comenta Rey.
No s¨®lo poemas aporta este compendio. Tambi¨¦n destaca su valor documental, como las versiones previas a la correcci¨®n que su amigo Ezra Pound hizo sobre esa obra fundamental que es La tierra bald¨ªa. ¡°Aparece aqu¨ª dos veces: tal como la dej¨® Pound al corregirla y c¨®mo era antes de esa revisi¨®n. Creo que su colega hizo un gran trabajo. Podemos considerarlo casi coautor del libro. Pero la versi¨®n original tambi¨¦n resulta muy interesante. Muestra a un Eliot m¨¢s realista, ir¨®nico, burl¨®n y realmente jocoso¡±, opina Rey.
De 'La tierra bald¨ªa' a 'Cats'
La obra de T. S. Eliot se centra en una exquisita b¨²squeda po¨¦tica que sin embargo ha marcado la cultura popular. Los niveles de lectura de los grandes no tienen frontera. Y si La tierra bald¨ªa o los Cuatro Cuartetos marcaron a generaciones de poetas en todo el mundo, El libro de los gatos habilidosos sirvi¨® de inspiraci¨®n a un musical como Cats, de Andrew Lloyd Weber. Eliot saluda al mundo con Prufrock y otras observaciones. Aparte de los poemarios citados, destacan tambi¨¦n Los hombres huecos, Mi¨¦rcoles de Ceniza, Coriolano, Poemas de Ariel¡ Tambi¨¦n explora el teatro y el ensayo. En el primer g¨¦nero lleg¨® a ser muy popular, con obras incluidas en planes de estudios como Asesinato en la catedral a las que hay que a?adir Reuni¨®n familiar o The cocktail party. En el ensayo, El bosque sagrado, El arte de la poes¨ªa y el arte de la cr¨ªtica o Criticar al cr¨ªtico.
Se trata de una obra que aparece en 1922: a?o de conjunci¨®n planetaria en literatura, cuando al tiempo Joyce publica el Ulises, Wittgenstein su Tractatus, Proust anda a fondo inmerso En busca del tiempo perdido o C¨¦sar Vallejo se la juega con Trilce. En ese magma de rupturas, Eliot creaba tambi¨¦n escuela y tend¨ªa puentes a la modernidad. Le¨ªdo hoy, conserva esa fuerza, ese magnetismo ajeno al viento sin rumbo del espacio-tiempo, propio de la gran poes¨ªa.
Por eso ha estado siempre presente en la esfera espa?ola a lo largo de las sucesivas hornadas, por ejemplo. Marc¨® contempor¨¢neamente, para empezar, a la Generaci¨®n del 50. A figuras como Caballero Bonald, Garc¨ªa Baena, a Claudio Rodr¨ªguez y muy especialmente a Gil de Biedma. ¡°Pero tambi¨¦n a los nov¨ªsimos, a los que militan en la poes¨ªa de la experiencia, a mi propia generaci¨®n. Unos toman de ¨¦l la t¨¦cnica de montaje; otros su atm¨®sfera urbana... Hay Eliot para todos los gustos¡±, afirma Rey.
Es dif¨ªcil no vibrar con su visi¨®n transversal del pasado, presente y futuro, con su reivindicaci¨®n de la quietud en los Cuatro Cuartetos, con su descaro en tono b¨ªblico y a la vez tabernario. Nadie puede negar que creo un nuevo tr¨¢nsito y reflexion¨® con una clarividente profundidad sobre el hecho po¨¦tico. Tambi¨¦n en este volumen, el primero de dos, esgrime consejos a j¨®venes aspirantes. El respeto al idioma de partida, no buscar la novedad porque si hay algo distinto que decir, forzosamente, nos saldr¨¢ al paso. ¡°La imitaci¨®n es servidumbre, la influencia puede significar liberaci¨®n¡±, aseguraba.
Lo supo y se arriesg¨® en una traves¨ªa permanente en busca de la autenticidad. Aunque certific¨® en vida que la poes¨ªa era un camino sembrado de naufragios cuando, simplemente, sufr¨ªa tentativas de parecerse a alguien. La originalidad fue su puerto y la poes¨ªa pura -en quien como Pound sosten¨ªa que lo importante no era el poeta, sino el poema en s¨ª-, su quimera. Pero ojo, avisaba, dicho sue?o no debe alcanzarse. De ser as¨ª, aniquilar¨ªa para siempre el arte.
'Nocturno'
Nocturno es uno de los poemas in¨¦ditos, entre el centenar de textos incluidos en la nueva edici¨®n de la obra completa de T. S. Eliot, publicada en Espa?a por Visor:
Romeo, el Grand serieux, sombrero en mano, / la importuna guitarra oye en la puerta, / con Julieta, en la charla de amor, / bajo la luna amable y aburrida; / se apaga el habla y suenan melod¨ªas / banales, sin piedad por su destino, / tras el muro he dispuesto a un buen sirviente: / pu?alada y la dama se desmaya. / La sangre es eficaz en el claro de luna- / el h¨¦roe nos sonr¨ªe; de una manera oblicua/ hacia la luna se alza la mirada fren¨¦tica, / (ya no hay ¡°amor eterno¡± ni ¡°amor en siete d¨ªas¡±). / Las lectoras no paran de llorar:- / ¡°?He aqu¨ª el perfecto cl¨ªmax que buscan los amantes!¡±.
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