La m¨¢quina de la felicidad
'La dama duende', un Calder¨®n felic¨ªsimo, triunfa en Madrid con soberbios trabajos de la Compa?¨ªa de Teatro Cl¨¢sico, a las ¨®rdenes de Helena Pimenta
La Compa?¨ªa de Teatro Cl¨¢sico es una m¨¢quina cada vez mejor engrasada. La m¨¢quina de la comedia, la m¨¢quina de la felicidad. He visto, alelado de gusto, La dama duende. Todos bordan sus trabajos. Exhalan alegr¨ªa, ritmo a toda mecha, intenci¨®n, densidad y ligereza. El verso, complejo y a ratos endiablado, fluye como agua clara. Musicalidad y naturalidad riman m¨¢s y mejor que nunca. Tendr¨ªa que mencionar al equipo completo, encabezado por la direcci¨®n de Helena Pimenta y las estupendas versiones de ?lvaro Tato. Y la escenograf¨ªa de Esmeralda D¨ªaz, ba?ada por los admirables claroscuros del gran G¨®mez Cornejo. Dos interiores burgueses, comunicados por un misterioso pasadizo. Salida al jard¨ªn, siempre nocturno y propicio a los encuentros ocultos. Y una calle madrile?a donde se desata, al principio, todo el enredo.
La directora del Cl¨¢sico lo ha llevado al diecinueve. Lo que entonces se llamaba ¡°comedia de magia¡±. Y le ha inyectado una pulsi¨®n rom¨¢ntica, muy bien vestida por Gabriela Salaverri. El a?o pasado, cuando vi El perro del hortelano, de Lope, montado por Pimenta, no pude dejar de pensar en Preston Sturges. Aqu¨ª, la siembra de gags f¨ªsicos, la opulencia verbal, y el muy vodevilesco vaiv¨¦n de la alacena giratoria, me llevaron a Francia. Ante esta pieza maestra del joven Calder¨®n (la escribi¨® hacia 1629) fantaseo con una singular l¨ªnea din¨¢stica que enlaza sus grandes comedias con los mejores humores de Moli¨¨re, Marivaux y Feydeau, posibles descendientes. Y tampoco estar¨ªa lejos, verso aparte, un parentesco italiano: el caballero Goldoni.
Todos bordan sus trabajos. Exhalan alegr¨ªa, ritmo a toda mecha, intenci¨®n, densidad y ligereza. El verso, complejo, fluye como agua
En La dama duende las mujeres llevan la voz cantante. La maestra de ceremonias es ?ngela de Toledo (Marta Poveda), joven viuda custodiada hasta el encierro por sus hermanos, don Juan (Joaqu¨ªn Notario) y don Luis (David Boceta). Como dice ?lvaro Tato, es una gran dramaturga, pues en busca del amor urde una intriga tan arriesgada como juguetona, y hace bailar a todos en su danza. Tato lo clava en una frase: ¡°de viuda endeudada a vida enduendada¡±. Marta Poveda encarna a una ?ngela deliciosa, apasionada y divertid¨ªsima, ¨®ptimamente secundada en todas sus aventuras por su prima do?a Beatriz (Nuria Gallardo) y la criada Isabel (Cecilia Solaguren), que detona la v¨ªa de escape. En la cr¨ªtica de El perro del hortelano escrib¨ª: ¡°Poveda y Castej¨®n sirven aqu¨ª sus mejores trabajos¡±. Era cierto entonces, pero aqu¨ª han ido a m¨¢s: siguen siendo reyes de la comedia y al mismo tiempo arden a fuego lento, con gran delicadeza. Ambos se enamoran a la rom¨¢ntica usanza, por puro flechazo. Y nada mejor, parece decirnos Calder¨®n, que jugar a dama fantasma (ya ver¨¢n c¨®mo) para conocer al gal¨¢n entrevisto. Fascinante do?a ?ngela y conmovedor don Manuel, a quien su extrema racionalidad le despista de ver lo palmario, y el subconsciente le gu¨ªa con m¨¢s fuerza hacia el torbellino. Jugando a esos puentes que tanto me gustan, el don Manuel de Rafa Castej¨®n, casi brit¨¢nico, t¨ªmido y flem¨¢tico, pero capaz de lanzarse y batirse cuando el empe?o lo exige, me hace pensar en el suave humor, la mezcla de fragilidad e hidalgu¨ªa del joven Jaime Blanch. Y contemplo, genuflexo, a Marta Poveda (no puedes dejar de mirarla, incluso cuando va afantasmada de blanco o encapuchada de rojo) y me vuelve la sandunguera inteligencia y el arte de la r¨¦plica de la joven Amparo Bar¨®.
Me pido verles alg¨²n d¨ªa como Benedict y Beatrice en Mucho ruido y pocas nueces, aunque ?ngela a quien recuerda es a la Rosalinda de Como gusteis. Volviendo a la pulsi¨®n rom¨¢ntica: hay dos duos suntuosos. El ¨²ltimo, en el que la joven tapada declara su amor al visitante, y antes la no menos preciosa escena en el jard¨ªn entre Joaqu¨ªn Notario y Nuria Gallardo, soberbia ¡°segunda pareja¡±, donde alcanzan sus respectivas cotas, que ya han sido muy altas a lo largo de la funci¨®n. Don Juan (Notario) y don Luis (David Boceta), los hermanos guardianes, no son celadores de manual obsesionados por el honor: de acuerdo que quieren tener a do?a ?ngela a cal y canto, pero de poco les sirve ante su ingenio. A don Juan acaba redimi¨¦ndole su ingenuidad y su pasi¨®n, y Boceta dibuja con todas sus capas al hermano menor, solitario, noble, impetuoso y atormentado.
?lvaro de Juan es un desbordante Cosme, el gracioso tr¨¦mulo y supersticios¨ªsimo, un patr¨®n de c¨®mico al que resucitar¨ªa Jardiel en Los habitantes de la casa deshabitada. Muy bien, en sus breves papeles, Rosa Zaragoza (Clara) y Paco Rojas (Rodrigo). Y la bella selecci¨®n musical de Ignacio Garc¨ªa, entre el minu¨¦ y el belcanto, y las coreograf¨ªas, leves e ir¨®nicas, de Nuria Castej¨®n. Horacio Ortheguy vinculaba el montaje de Helena Pimenta con el arte sutil y refinado del gran Jos¨¦ Luis Alonso: me parece acertad¨ªsimo.
La dama duende, estrenada el pasado festival de Almagro, est¨¢ triunfando en la Comedia, y luego girar¨¢ por media Espa?a. No se la pierdan.
(Por cierto: ?para cuando en Catalu?a?).
La dama duende, de Calder¨®n de la Barca. Teatro de la Comedia (Madrid). Direcci¨®n: Helena Pimenta. Int¨¦rpretes: Marta Poveda, Rafa Castej¨®n, Joaqu¨ªn Notario, Nuria Gallardo y otros. Hasta el 10 de diciembre.
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