Agatha Christie sigue dando juego
Es un trabajo digno por parte de Kenneth Branagh, arropado por una n¨®mina de estrellas
Tengo un recuerdo antiguo y muy grato de las novelas de Agatha Christie. Ocurri¨® hace m¨¢s de cincuenta a?os, y las localic¨¦ con ansia progresiva en la muy heterodoxa biblioteca de mis abuelos, en una lluviosa y brumosa aldea gallega en la que ambos ejerc¨ªan de maestros. No creo que esos libros me provocaran sensaciones grandiosas, pero s¨ª algo tan agradecible como el entretenimiento, para ir devorando p¨¢ginas y haciendo casi siempre in¨²tiles c¨¢balas sobre la identidad del asesino en intrigas tan bien construidas como similares.
ASESINATO EN EL ORIENT EXPRESS
Direcci¨®n: Kenneth Branagh.
Int¨¦rpretes: Kenneth Branagh, Johnny Depp, Michelle Pfeiffer.
G¨¦nero: thriller.EE UU, 2017.
Duraci¨®n: 114 minutos.
Ignoro si continua reedit¨¢ndose la obra de esta se?ora a la que durante muchas d¨¦cadas ley¨® con deleite todo cristo. Nunca retorn¨¦ a esas p¨¢ginas, aunque me aparece una sonrisa c¨¢lida cada vez que la memoria cumple su misi¨®n. Y esta me asegura que lo pas¨¦ muy bien en compa?¨ªa de Diez negritos, Cinco cerditos, El asesinato de Roger Ackroyd (su mejor novela, y a ver qui¨¦n era el listo capaz de intuir que el asesino era el narrador), tantos misterios sanguinolentos que deb¨ªan resolver el atildado y cerebral detective belga Hercules Poirot y la deliciosa viejecita Miss Marple. No son esos detectives los que me enamoraron a perpetuidad, como s¨ª lo hicieron los fascinantes Sherlock Holmes y Philip Marlowe, aunque alguna huella me dejaron.
El cine y la televisi¨®n han adaptado hasta la extenuaci¨®n (y sospecho que lo seguir¨¢n haciendo, que la moda ser¨¢ eterna) la obra de Agatha Christie. Con resultados irregulares, l¨®gicamente. Y recurriendo en bastante casos casos al remake, con la certeza de que la audiencia siempre va a interesarse por las tramas que imagin¨® escritora tan f¨¦rtil. Asesinato en el Orient Express, rodada en 1974, llevaba la firma de Sidney Lumet, ancestral autor de un cine personal, complejo y sombr¨ªo. En ese caso, se limit¨® a hacer un trabajo muy profesional que imagino agradecer¨ªa su cuenta corriente, sin introducir sus obsesiones. Kenneth Branagh, alguien cuya vocaci¨®n se centr¨® en algo tan trascendente y peligroso como adaptar Shakespeare al cine, dirige y protagoniza este remake. Y lo hace con voluntad de estilo, de encontrar una narrativa visual que se aparte de las normas b¨¢sicas del blockbuster. Y su c¨¢mara se mueve en¨¦rgicamente en medio de ese tren m¨ªtico atrapado por un alud de nieve en las monta?as de Yugoslavia. All¨ª, el engominado, pulcro y met¨®dico Poirot se propone averiguar entre un ex¨®tico grupo de pasajeros qui¨¦n se ha cargado a un personaje muy turbio, alguien cuya vileza hace cre¨ªble que sus antiguas y numerosas v¨ªctimas deseen su muerte.
Aunque los lectores y los espectadores de la primera versi¨®n no podamos sorprendernos con la aclaraci¨®n del enigma, tampoco te asalta la intolerable sensaci¨®n de haber perdido el tiempo. Es un trabajo digno por parte de Kenneth Branagh, arropado por una n¨®mina de estrellas en la que lo ¨²nico que me resulta estridente es el cada vez m¨¢s histri¨®nico Johnny Depp, un buen actor que me empieza a agotar, que me pone nervioso y al que se le est¨¢ poniendo un careto muy crispado, muy raro. Y celebro reencontrarme con esa preciosa mujer y actriz hipn¨®tica llamada Michelle Pfeiffer, desterrada desde hace tiempo de un mezquino Hollywood que no perdona a sus antiguas diosas que envejezcan. Y, por supuesto, te entran irresistibles ganas de viajar alguna vez en el Orient Express, de hacer la ruta completa.
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